13.
EL GRAN ASALTO
No
es posible entender el pontificado de Wojtyla
sin tener en cuenta el papel que tiene el Opus
Dei dentro del mismo. Frente a la oposición de muchos obispos y de
muchos creyentes, Juan Pablo II
convierte en prelatura al Opus y, con rapidez
inusual, beatifica y canoniza a su fundador. Es preciso preguntarse:
¿a cambio de qué? Además ¿se está haciendo el Opus con el control
de la Iglesia?
El Opus Dei
El
Opus Dei, conocido también como la Obra, fue fundado por el sacerdote
aragonés José María Escriba Albás (1902-1975), nacido en Barbastro
(Huesca). Uno de sus biógrafos
afirma que su origen es de “antigua y limpia
estirpe por ambas ramas del árbol genealógico”
[1]
. En realidad, su padre poseía un pequeño comercio,
que en 1915 tuvo que cerrar. Arruinado, se trasladó a Logroño, donde
trabajó como dependiente de una tienda de ultramarinos. El
Opus, fundado (según fecha oficial) en 1928,
es un
movimiento preconciliar, que se inspira en diversos modelos. Uno es
la Liga de San Pío V (en latín, Sodalitium pianum)
, “una especie de policía secreta eclesiástica”,
de carácter integrista, fundada en 1909 por monseñor Umberto Benigni
con el fin de
denunciar a católicos progresistas: “Benigni
y sus colaboradores acechaban y calumniaban a sus adversarios dentro
de la Iglesia”
[2]
. Escrivá quería constituir
un movimiento de jóvenes intelectuales católicos
que pudiera oponerse a la enseñanza laica de la Institución Libre
de Enseñanza
[3]
. Como
observa en su momento el teólogo suizo Von Balthasar, el Opus se inspira
también en la masonería: “Tomando ejemplo de la eficaz labor secreta
de la masonería quiso organizar también en secreto su obra para combatir
a los enemigos con sus propias armas”
[4]
. En efecto, se dice en Camino, el manual de la
Obra: “¿No ves cómo proceden las malditas sociedades secretas?” (n.
833). Influye
también el modelo ignaciano: la Compañía de Jesús como milicia disciplinada
y a las órdenes de un general. Se dice en el manual: “¿Que otros han
levantado y levantan ahora maravillas de organización, de prensa,
de propaganda? ¿Que tienen todos los medios, mientras tú no tienes
ninguno?... Bien: acuérdate de Ignacio” (n. 474). El Opus pretende
buscar a Dios en
el trabajo cotidiano. El problema está en si los medios se corresponden
con ese fin.
·
Con fecha 6 de octubre de 2002 se celebra la canonización.
Uno de los supuestos milagros es el caso de un niño de seis años,
que padecía una alta tensión arterial debido a un estrechamiento
de la arteria renal derecha. El jefe de nefrología infantil del hospital donde fue tratado atribuye
la curación a los efectos de un acertado tratamiento farmacológico.
Otro pretendido milagro es el caso de un cirujano de Extremadura,
Manuel Nevado Rey, afectado de “radiodermitis crónica grave”, ya jubilado,
no ha vuelto a tener problemas de piel “desde que dejó de operar y
de usar sin guantes los rayos X”. Hay
otros datos preocupantes. Un estudiante de la residencia de Escrivá
participó en el intento de asesinato de Jiménez de Asúa, abogado socialista,
vicepresidente del parlamento de la República y uno de los autores
de la Constitución. Posteriormente, en las semanas anteriores al 18
de julio de 1936 cayó asesinado el juez que había condenado a 25 años
de cárcel a uno de los autores del atentado, mientras que uno de sus
cómplices, el estudiante de la residencia de Escrivá, logró esconderse
de la policía. Por lo demás, Escrivá entró en el recién conquistado
Madrid el 28 de marzo de 1939, a bordo de un camión militar con la
primera columna de avituallamiento de las tropas de Franco
[5]
.
El
fundador del Opus cambió el apellido paterno Escriba por Escrivá,
al que añadió el gentilicio de Balaguer
[6]
. Con el reconocimiento del Opus como primer Instituto
secular, en febrero de 1947, tras
dar una fuerte suma de dinero como limosna para obras pontificias,
fue nombrado prelado doméstico de su Santidad, cargo honorífico que
le daba derecho al título de monseñor. En
1968 solicitó la rehabilitación del título de marqués de Peralta.
El título se hallaba abandonado y el solicitante no tenía que ser
descendiente directo del noble que lo tuvo. Eso sí, debía “hallarse
adornado de méritos”. Escrivá
obtuvo el título y, al parecer, años después
lo cedió a su hermano Santiago
[7]
. En
España, todo esto dio mucho que hablar. Contrastaba claramente con
lo que Escrivá
decía en su libro Camino: “Honores, distinciones, títulos... hinchazones de soberbia,
mentiras, nada”
[8]
.
Beneficiario de la guerra civil
En
los años 30 el grupo no llegaba a 20 miembros. Escrivá
pasó en Burgos los últimos meses de la guerra
civil española, de la que se siente beneficiario. Dice en su libro Camino, que terminó de escribir en
Burgos, en el Hotel Sabadell, donde se había instalado el estado mayor
de las tropas franquistas
: “La guerra tiene
una finalidad sobrenatural ... Es el obstáculo máximo del camino fácil.
Pero tendremos, al final, que amarla, como el religioso debe amar
sus disciplinas”
[9]
. Sin
embargo, dice el historiador Tuñón de Lara:
“Comenzó la sublevación por el procedimiento
de liquidar físicamente a los enemigos. Y la respuesta fue del mismo
género”
[10]
. Se habló de un millón de muertos
[11]
. Entre
otros indicadores, la guerra manifiesta el déficit de evangelización
de nuestro país, que - aun siendo de vieja tradición católica – es,
sin embargo, país de misión. El déficit se manifiesta también en la
actitud que, contra la paz y la justicia, se adopta ante semejante
locura. Se dice en el salmo 85: Dios anuncia la paz, con tal de que a su locura
no retornen. Durante
la posguerra (también actualmente) los obispos españoles recuerdan
a las víctimas propias asesinadas en la España republicana (6.832)
[12]
, pero (al parecer) olvidan a los quince sacerdotes
vascos y a los dos franciscanos asesinados en la España franquista,
y a más de 50.000 españoles fusilados después de la guerra
[13]
. El
1 de julio de 1937 los obispos españoles tomaron posición en su pastoral
colectiva: justificaron el
alzamiento pues se preparaba una “revolución comunista” y calificaron
el conflicto de “plebiscito armado”. El cardenal Vidal y Barraquer
se negó a firmar la pastoral, salió de Cataluña
bajo la protección de la Generalidad y se instaló en Suiza, donde
guardó la más estricta neutralidad
[14]
. Es
la época del nacional-catolicismo, que fue confirmado en el Concordato
de España con la Santa Sede (1953). En este contexto religioso y político,
se desarrolla la Obra
[15]
. El
fundador del Opus no esconde su opción. Adjudica a la derecha la presunción
de hacer el bien y a la izquierda la de hacer el mal: “No tengas enemigos.
Ten solamente amigos: amigos... de la derecha, si te hicieron o quisieron
hacerte bien, y... de la izquierda, si te han perjudicado o intentaron
perjudicarte”
[16]
. Los primeros extranjeros que formaron parte del
Opus fueron croatas refugiados en España, perseguidos en su país por
colaborar con los nazis
[17]
. El asalto a las cátedras
En
1940 Escrivá
forma parte del Consejo Nacional de Educación
y utiliza el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),
donde trabajan miembros de la Obra, como plataforma de lanzamiento.
Pero no sólo esto. La Obra penetró en la enseñanza superior principalmente
a través de lo que se ha llamado “el asalto a las cátedras universitarias”. El
ministro de Educación, Ibáñez Martín
, lo vio como un
“abrir de par en par las puertas a una generación no contaminada de
pasados errores”: “Los
fusilamientos, la cárcel, la depuración, fue el precio que pagaron
en España quienes habían luchado contra todo lo que Franco
representaba. El panorama de las cátedras era
desolador, principalmente en Madrid y Barcelona, donde enseñaban los
hombres más valiosos, y sus cátedras eran las más preciadas”
[18]
. Sostén de la dictadura franquista
A
finales de los años 50, Franco
nombra ministros a dos miembros del Opus: Mariano
Navarro en Hacienda y Alberto Ullastres
en Comercio. Entonces Escrivá
estudia en Roma la manera de conseguir beneficios
para la Obra. En la llamada Instrucción de San Gabriel diseña una
gran movilización de personas que se dedican a la industria y al comercio
y que, mediante empresas familiares o de pura asociación civil, consiguen
dinero para la Obra. A
finales de los años 60, casi todas las carteras ministeriales del
Gobierno están en manos del Opus: “Fue el almirante Carrero, hombre
fuerte del régimen, quien les permitió buscar la santidad desde sus
gobiernos, en los que no sólo podían firmar penas de muerte y dar
sustento espiritual al régimen: también contribuyeron a su modernización”
[19]
. A
partir de 1962, con la ascensión al poder de Laureano López Rodó
y de sus colaboradores en el Plan de desarrollo, se insiste en la libertad
profesional de los miembros de la Obra y se niegan las acusaciones
de auto-ayuda, de asalto al poder, de capitalismo despiadado, de usar
el poder y el dinero para conseguir adeptos. Lo
que en principio parecía una obra cristiana se convirtió en “una estructura
de poder contraria al espíritu evangélico”, dice Miguel Fisac
, uno de los primeros
socios de la obra en la que permaneció durante veinte años. En vano
Fisac intentó testificar en el proceso: “Creí que podría aportar bastantes
datos de primerísima mano, pero no lo conseguí”. Los
que a sí mismos se denominan “nuevos intelectuales católicos” quieren
“fundamentar la España de Franco
en los mismos ideales colectivos que tuvo en
su Siglo de Oro”. Pretenden hacerlo con una antigualla: el viejo sistema
aristotélico-tomista. Sin
embargo, el nacional-catolicismo será desbancado por el Concilio Vaticano
II. Lo definió certeramente el jesuita Alfonso Alvarez Bolado: “Frente
al culto cuasi religioso a la patria católica y tradicional, se insiste
en el concepto de pueblo de Dios en marcha y en diáspora. Ese pueblo
ha de encontrar la voluntad de Dios en un discernimiento ininterrumpido,
y frecuentemente discontinuo, de los signos de los tiempos”
[20]
.
Contra la renovación del Concilio
Apenas
elegido Juan XXIII
, se vislumbró que
el nuevo papa tenía en su mente reformas importantes. Iniciaba una
apertura que finalmente se tradujo en la convocatoria del Concilio:
“Aquello puso nervioso a Escrivá
, quien no se recataba
de decir en privado y de insinuar en público que la Iglesia estaba
entrando en una peligrosa vía, llegando a confiar a alguno de sus
hijos que él pensaba que el mismo diablo se había instalado en la
cabeza de la Iglesia”, dice Alberto Moncada
, conocido sociólogo
y escritor que durante cierto tiempo estuvo afiliado al Opus Dei
[21]
. La
confrontación entre los nuevos vientos eclesiales y la fundación de
Escrivá
se puso de manifiesto durante todo el Concilio,
también después. “La principal consecuencia, dice Moncada
, fue la paulatina
insistencia de Escrivá en negar vigencia a la doctrina del Concilio
dentro de la Obra. No sólo se prohibía internamente la lectura y el
comentario de los documentos conciliares, sino que se tomaron disposiciones
en su contra”
[22]
. El
teólogo suizo Von Balthasar, que al final de su vida fue nombrado
cardenal, publicó en 1963 dos artículos sobre el integrismo, en los
que dijo: “La más fuerte manifestación integrista de poder en la Iglesia
es, sin duda, el Opus Dei”, “tiene gran número de cátedras universitarias
en España y recientemente ha abierto una universidad propia en Pamplona;
está íntimamente ligado con el régimen de Franco, posee altos puestos
en el gobierno, bancos, editoriales, revistas, periódicos”
[23]
.
Rosario
Bardules
, que perteneció
al Opus durante muchos años, atestigua que Escrivá
estaba (escandalosamente) en contra del Concilio
. Al terminar el
mismo, dijo en una reunión de la sección femenina de la Obra: “Hijas
mías, vengo a deciros que la Iglesia va muy mal, va al desastre, lo
que os digo es que pidáis por la Iglesia, porque está muy mal, este
concilio es el concilio del diablo”. La elección de Pablo VI
“fue algo que le sacó de quicio”
[24]
. Antonio
Pérez
, que fue secretario
general del Opus, amplía lo anterior: “Recuerdo lo que pasó el día
de la elección del que luego sería Pablo VI
. Yo
estaba en Roma porque me había invitado Antoniutti
a acompañarle. Incluso me había invitado a entrar
con él en el cónclave, lo que no le gustó demasiado al padre Escrivá
. Se hablaba de Antoniutti
como uno de los papables y eso nos confortaba porque él era cardenal
protector de la Obra y uno de los eclesiásticos más cercanos a nosotros.
Yo, que por fin no entré en el cónclave, volvi a casa después de ver
la fumata en San Pedro y al entrar, el Padre, en presencia de chicos
jóvenes de la Obra, me echó una gran bronca, como si yo hubiera sido
el culpable de que fuera elegido Montini
. En el fondo se
desahogó conmigo de su frustración y puso verde a Montini, acusándole
de masón y otras lindezas. Estaba muy excitado y previno que todos
los que habían cooperado en esa elección se iban a condenar al infierno”.
[25]
Delante
de Carmen Tapia
, que fue su secretaria
personal durante cinco años en Roma, Escrivá
dijo de Pablo VI
. “Dios
en su infinita sabiduría debía haberse llevado a este hombre”. Carmen,
que estuvo 18 años en el Opus, fue expulsada “después de ocho meses
de virtual arresto en la casa central de Roma y de total incomunicación
con el exterior”
[26]
. La propia afectada lo narra detenidamente en su
libro titulado Tras el umbral. Según Carmen, Escrivá había
hecho que se instalaran micrófonos en varios lugares de la casa: “Uno
de ellos en el cuarto de estar, otro en el oratorio, otro en el planchero
y otro en las camarillas de las sirvientas”
[27]
. Antonio
Pérez también lo pasó muy mal: “Nunca me encontré a gusto en el Opus
Dei... Siempre me quise marchar; lo saben ellos. Me opuse a la ordenación
hasta donde pude (le consta a Pedro Casciaro
, que era entonces
secretario general), pero todo fue inútil. Salirse de la Obra era
poco menos que imposible y no me parecía correcto hacerlo, mientras
ocupaba puestos de dirección. Cuando ya no los tuve, me fui, de mala
manera, huyendo como un malhechor, con lo que llevaba puesto. Pero
no había otra salida. Yo sabía la triste suerte que me esperaba en
Roma si me hubiera retrasado 24 horas en escapar. Cuando me vi libre,
respiré, empecé a sentirme persona, di gracias a Dios y se
las sigo dando”
[28]
. María
Angustias Moreno, que fue numeraria del Opus, habla del culto que
ya en vida se le tributaba al fundador y que fue promovido por él
mismo: “El y sólo él decidió que le deberíamos llamar Padre, escribiéndolo
siempre con mayúsculas. El fue quien promovió que para saludarle lo
hiciéramos arrodillándonos con la rodilla izquierda”
[29]
. Todo esto a despecho de lo que dice el Evangelio:
No llaméis a nadie padre en la tierra
[30]
. Si
algo había que sacase de quicio a los de la Obra era nombrar la Conferencia
de Medellín (1968), donde los obispos latinoamericanos habían cuestionado
la posición de la Iglesia ante la opresión y la injusticia social.
En 1974 Escrivá
visitó Chile. La represión de Pinochet
estaba en su apogeo. En una conferencia donde
se habló de la sangre esparcida por el país, Escrivá afirmó: “Yo os
digo que aquella sangre es necesaria”.
[31]
Juan
de Dios Martín Velasco
, que fue rector
del Seminario de Madrid, denuncia otros aspectos del Opus que no tienen
nada que ver con la renovación de la Iglesia: “Es una obra que ha
recurrido a medios verdaderamente ilegítimos para su causa, hasta
la delación, la denuncia de personas”, “en el tiempo en que era rector
del seminario de Madrid sé que daban informaciones distorsionadas
y falsas a mi arzobispo Suquía
sobre lo que se hacía y se decía”
[32]
.
Prelatura personal
Con
Wojtyla
como papa, el Opus empezó pronto a preparar
documentos con el fin de convertirse en prelatura personal. El diario
El País publicó, el 11 de noviembre de
1979, el informe calificado
como secreto papal que el entonces presidente
general del Opus Dei, Alvaro del Portillo, había enviado al cardenal
Baggio
, prefecto de la
congregación de obispos y gran simpatizante del Opus Dei, para que
se lo entregara a Juan Pablo II
[33]
. El
14 de noviembre del 81, Baggio
envió a los obispos una nota en la que se les informaba de la transformación del Opus Dei
en prelatura personal. Las
negativas de Pablo VI
habían sido frecuentes.
Con
Wojtyla
todo había cambiado. El nuevo papa había conocido
el Opus cuando era arzobispo de Cracovia. En Roma había sido huésped
del Centro Romano de Encuentros Sacerdotales, una institución cultural
del Opus, donde había dado en ocasiones distintas dos conferencias.
No habían pasado muchos meses desde la elección de Wojtyla y ya se
habían acelerado con sorprendente rapidez los trámites canónicos para
la beatificación de Escrivá y se había desbloqueado el
proyecto de transformación del Opus en “prelatura personal
con propio pueblo”, dotada de amplia autonomía con relación a los
obispos. El
cardenal Pironio
, prefecto de la
congregación para los religiosos y los institutos seculares, que debía
ocuparse de esta cuestión, no vio claro el asunto. Se dio cuenta de
que la nota informativa, en papel timbrado de la congregación de los
obispos, no tenía el número de protocolo ni la firma de un responsable,
ambos requisitos de rigor en todo documento curial, sobre todo si
va destinado a los nuncios y a los obispos. Por tanto, Pironio se
negó a autorizar que se archivara el documento, respondiendo a los
obispos que le preguntaban: “No hay hasta el momento ningún decreto”
[34]
. La
reacción fue clamorosa. Un alto número de obispos españoles, en su
visita al papa entre enero y febrero de 1982, le manifiestan su desacuerdo.
Algunos, ante la proximidad de su viaje a España, le dicen que su
imagen quedaría empañada
. Le recuerdan la
época en que numerosos miembros del Opus han ocupado puestos de primera
línea en el régimen de Franco
, y la sombra que
envuelve a miembros del Opus a causa de antiguos y recientes escándalos
financieros estallados en España. El proyecto del Opus tampoco es
apoyado por el cardenal Felici
: “La institución
de una prelatura personal es considerada por él, canonista conservador,
peligrosa para el ordenamiento jerárquico y para la unidad misma de
la Iglesia católica”
[35]
. El
2 de diciembre de 1981, el cardenal Basil Hume
, arzobispo de Westminster,
hace públicas las cuatro recomendaciones hechas por él a los responsables
del Opus Dei en Gran Bretaña: responsabilidad del obispo sobre la
iglesia local, obediencia a sus directrices, respeto a la libertad
del individuo para ingresar en la organización o para dejarla, así
como para elegir a su director espiritual, sea o no miembro del Opus. El
papa suspende por el momento la decisión, pero nadie duda que volverá
sobre el asunto.
La quiebra del Ambrosiano, ocasión para el
Opus
Al
revuelo por el nuevo estatuto del Opus, se añade otro. El presidente
del Ambrosiano, Roberto Calvi
, busca ayuda para
salvar la quiebra del Banco Ambrosiano: “El presidente del Banco Vaticano,
el arzobispo americano Paul Marcinkus
, se niega desde
hace meses a recibir al banquero milanés, aunque haya sido su socio
de negocios y haya recibido su ayuda para organizar la financiación,
según se dice, del orden de 50.000 millones de pesetas a favor del
sindicato Solidaridad, a través de bancos panameños”. Al
cerrársele las puertas del IOR, Calvi
decide rodear el obstáculo y se dirige al Opus
Dei. Según declaraciones de Carlo Calvi
, el plan de su padre
era “vender a los del Opus Dei el 16 por 100 del Ambrosiano, en manos
del IOR”. Esto habría supuesto “un cambio de guardia en el sistema
financiero vaticano, con la pérdida de poder total por parte de Marcinkus
, pero también un
giro en la misma política vaticana”. Los
canales útiles en el Vaticano para pasar por encima del IOR son dos
personas: el cardenal Pietro Palazzini, punta de diamante del Opus
en el Vaticano, y
Hilary Franco
, funcionario de
la congregación para el clero, muy ligado a Palazzini.
Con
toda la prudencia que se quiera, dice el vaticanista Giancarlo Zizola,
no se puede olvidar un dato: “Hay una coincidencia objetiva de tiempos
entre la agitación de Calvi
para conseguir apoyos en el Vaticano y la tentativa
de Baggio
de arrancar lo antes posible el consenso de
los obispos del mundo sobre la elevación del perfil jurídico del Opus
Dei. Y es también este el tiempo en que los cardenales del Opus presionan
a Wojtyla
para que aleje a Marcinkus
”. Los
que se movilizan son tres poderosos cardenales de la curia: Baggio
, Palazzini y Rossi
. Quieren que el
papa confíe al Opus el control de la radio, el periódico diario y,
sobre todo, el IOR: “el realismo aconseja utilizar la crisis de Calvi
para el interés supremo de la Iglesia”, “su
opinión es que lo antes posible, y sin vacilación, se llame al Opus
para que acabe con el enredo entre el IOR y el Ambrosiano, deponiendo
a Marcinkus
del vértice del banco a cambio del saneamiento
del grupo financiero”, el estatuto autónomo e internacional del Opus
es “el instrumento jurídico indispensable para las operaciones urgentes
que es preciso llevar a cabo en el frente del Ambrosiano”. Los
cardenales tropiezan con la barrera levantada por el mismo papa, que
protege a Marcinkus
. Desafiando a los
críticos, Wojtyla
exige pruebas ciertas de la responsabilidad
del arzobispo en la quiebra de Calvi
. Por su parte, sólo
tiene argumentos a favor de él: “hay que creer a Marcinkus cuando
dice que ha sido engañado por Calvi”. Pero
en Italia la tensión sigue creciendo,
la figura de Marcinkus
está siendo acosada y la imagen del papa queda
afectada. El secretario de Estado, Casaroli
, opina que hay que
ser prudentes en la defensa de Marcinkus. Hay que actuar de manera
que se eviten a la Santa Sede daños materiales, pero también daños
de imagen mayores que los que ya está sufriendo. La Santa Sede tiene
interés en reducir al mínimo, e incluso evitar completamente si es
posible, cualquier motivo de conflicto con Italia. Hay que buscar
un acuerdo que satisfaga a las dos partes. Los
amigos del Opus no abandonan su tentativa. Según Carboni
, protector de Calvi
, Hilary Franco
les convocó a ambos en el Vaticano el 21 de
mayo de 1982 por la mañana y les dijo que por la tarde, a las 15’30,
“una comisión de cardenales estaba dispuesta a escuchar las razones
de Calvi”. Cuando salió de hablar con Hilary, Calvi se sentía feliz.
Sin embargo, volvió a entrar en el Vaticano, fue a hablar con Mennini
y éste le echó del despacho. Todo se vino abajo
y el banquero ya no acudió a la cita cardenalicia. A
finales de mayo llegó al IOR, procedente de la Banca del Gotardo,
la petición de 300 millones de dólares por una operación hecha por
Calvi
: “Mennini
convocó a Calvi y lo intimó a responder inmediatamente
al compromiso”, dijo Carboni
. El banquero decidió
marchar al extranjero: “Quería buscar el dinero para contentar a Mennini
y compañía”
[36]
. El
18 de junio de 1982 el banquero milanés aparece muerto, colgado del
puente de los Hermanos Negros de Londres. La tempestad por el asesinato
de Calvi
descarga con violencia sobre el Vaticano, azotando
la figura de Marcinkus
y también la del papa. El
19 de octubre el papa Wojtyla
se encuentra con el presidente italiano, Sandro
Pertini
, en Castelporziano.
El 23 de noviembre, ante el pleno de los cardenales, da carta blanca
a Casaroli
para negociar con Italia el fin del litigio
sobre el IOR-Ambrosiano. Asimismo el papa encarga organizar sus viajes
a un jesuita de prestigio, Roberto Tucci
, director de Radio
Vaticana, desbancando a Marcinkus
de dicha función. El 28 de noviembre de 1982, Juan Pablo II
concede al Opus el estatuto de prelatura personal.
Pasan dos años y el poder del Opus se extiende a otras palancas vaticanas.
El 9 de abril de 1984 el papa quita a Casaroli
la presidencia del gobierno vaticano y la pasa
al cardenal Baggio
, hombre del Opus.
El puesto no es meramente decorativo: permite controlar comercios,
correos, museos, radio, diario del pequeño Estado y los balances correspondientes.
Marcinkus queda como
pro-presidente del gobierno vaticano, por debajo
de Baggio. Casaroli cede también otro cargo estratégico, la presidencia
de la Administración del patrimonio de
la Sede Apostólica (APSA), que pasa al cardenal Rossi
, otro hombre del
Opus. A finales de 1984, Joaquín Navarro Valls
, numerario del Opus
Dei, es nombrado portavoz del Vaticano. El
25 de mayo de 1984, en Ginebra, el IOR firma un cheque de 240 millones
de dólares a favor de los acreedores del Ambrosiano. Un comunicado
vaticano asegura que “la contribución es voluntaria”, porque el IOR
“confirma no tener responsabilidad respecto a la quiebra del Banco
Ambrosiano”, pero ha decidido pagar “con el fin de facilitar una solución
global para la consolidación incluso de las relaciones de orden internacional,
con espíritu de recíproca conciliación y colaboración”
[37]
. Según
afirma Ernesto Ekaizer
en su libro sobre José María Ruiz Mateos
, el Instituto de
Educación e Investigación, entidad vinculada al Opus Dei, “aparecía
en la contabilidad de Rumasa como beneficiario de un donativo de 1.500
millones de pesetas, concedidos a través de un paquete de letras aplazadas”,
“en 1981, la mencionada cuenta registraba una cifra de 661’6 millones
y en 1982 otra de 1.586’5 millones de pesetas. Y en uno y otro año,
el Instituto recibía dos donaciones de 300 millones de pesetas en
cada ejercicio”. Por primera vez se podía ver el apoyo financiero
que Ruiz Mateos daba a una institución vinculada a la Obra. En el
Instituto, Ruiz Mateos tenía un amigo de confianza: Gregorio López
Bravo
[38]
. El
20 de junio de 1986 Ruiz Mateos exhibió 15 fotocopias de transferencias
efectuadas a dos bancos suizos, en los años 1979, 1980, 1981 y 1982
a dos sociedades supuestamente vinculadas al Opus Dei, por un total
de 6.411.157 dólares, unos 910 millones de pesetas. El empresario
había denunciado dos días antes haber efectuado donaciones a la Obra,
vía Suiza, por importe de 1000 millones de pesetas
[39]
.
Ruiz Mateos, dice
Moncada, “no tenía un no para las continuas demandas de ayuda de los
superiores internos, a los que llegó a entregar, en el pináculo de
su carrera, más de cuatro mil millones de pesetas”
[40]
. Quizá
ahora se entienda mejor qué motivos tenía el fundador del Opus para
cambiar su apellido: Escriba. Le venía de nacimiento
, pero deslucía su
imagen. Además, dejaba fatalmente al descubierto la gran operación,
el gran asalto del Opus: hacerse por todos los medios (jurídicos,
económicos, políticos...) con el control de la Iglesia. No se trata
ya de las cátedras universitarias españolas, ahora es la cátedra de
Pedro, vieja operación conocida y denunciada en el Evangelio: En
la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos
[41]
. En
el siglo XIV Santa Catalina de Siena denuncia a quienes prestan “con
usura, aunque no tengan tienda como los públicos usureros”. Denuncia
también: “De mi Iglesia, que es lugar de oración, se ha hecho cueva
de ladrones. Venden y compran, y han hecho mercadería de la gracia
del Espíritu Santo”. Y finalmente: “Los que quieren prelacías y beneficios
de la Santa Iglesia las compran con muchos regalos a los que son ricos
en dinero y posesiones”
[42]
.
Beatificación y canonización
En
el otoño de 1972, siendo secretario de la congregación del clero,
Pietro Palazzini preparó con Alvaro del Portillo (entonces secretario
general del Opus Dei) un documento sobre el antifranquismo de algunos
obispos españoles. Pablo VI
rechazó el documento y Palazzini, aunque hecho
cardenal, quedó sin cargo alguno, hasta que Juan Pablo II
le encomendó la congregación para las causas
de los santos. El secretario de la congregación fue sustituido por
el polaco Edward Nowak
. El abogado opositor
de la causa de Escrivá
también fue sustituido por Antonio Petti
. Con estos cambios,
la beatificación de Escrivá ha salido adelante
[43]
. La
congregación dio como bueno el siguiente “milagro” que se le atribuye.
La monja carmelita Concepción Boullón
Rubio
, prima de Mariano
Navarro Rubio
(ex ministro de Franco
y socio del Opus), acudió en 1976 a la consulta
del doctor Wan Güemert
, médico traumatólogo
del Insalud. Un familiar muy próximo de la monja comenta: “El doctor
Wan Güemert, que ahora se ha vuelto mudo sobre el caso, miró unos
bultos que habían salido en la espalda de Concha, y lo vio tan claro
que lo consideró cáncer. ¿Dónde estaban las biopsias pertinentes?
Brillaron por su ausencia. Los bultos desaparecieron y Concha murió
años después de otra cosa”
[44]
. Al parecer, el análisis con microscopio mostró
que no era un tumor sino una calcificación consistente en la infiltración
o depósito de sales cálcicas en zonas del tejido conjuntivo subcutáneo.
Además, resulta que Rafael Cortesini
, el médico encargado
de certificar el milagro, es numerario del Opus
[45]
. El
cardenal Tarancón
, arzobispo de Madrid,
reconoce a María Angustias Moreno en carta de 1 de noviembre de 1981:
“Efectivamente, yo he abierto ese proceso por
mandato de la Santa Sede”, “se explica que se haya hecho, con
una rapidez realmente inusitada, por razones que no son del caso”
[46]
. En
su momento, con Diaz Merchán como presidente, la Conferencia Episcopal
Española dio su voto negativo a la beatificación, pero “no fue tenido
en cuenta por Roma”. Después, muchos obispos, “visitados por miembros
importantes del Opus”, la terminaron pidiendo. En total 59, de 64
diócesis
[47]
. Kenneth
L. Woodward
, autor del libro
La fabricación de santos, preguntó al padre
Eszer, relator de la causa, si había habido adversarios, visto el
carácter sumamente controvertido del hombre y de su movimiento. La
respuesta fue: “Las únicas críticas al Opus Dei que he leído venían
de antiguos miembros, de gente que lo dejó”. Con eso daba a entender
que esas personas no le parecían unos testigos dignos de crédito
[48]
. “La
beatificación de Escrivá
de Balaguer, comentó el teólogo suizo Hans Küng
, me parece simplemente
un acto político, que además hace un daño especial puesto que desprestigia
a todos los procesos de beatificación”
[49]
. ¿Es
la figura de Escrivá
modelo para los creyentes de hoy? Responde el
teólogo Olegario González de Cardedal: “Muchos creen que no. Porque
es el exponente máximo de una fase del catolicismo español, gracias
a Dios, superado por impulso del Concilio, porque él siguió pensando
la afirmación del evangelio mediante el poder y la extensión de la
Iglesia por los caminos del Estado”
[50]
. El
teólogo español explica la distinción entre beatificación y canonización:
“La beatificación originariamente confirmaba el culto local otorgado
a un cristiano muerto en olor de santidad y dependía del obispo del
lugar. Ni la santidad del santo ni la autoridad implicada se extendían
más allá de la región o del grupo al que el santo pertenecía. Si bien
hoy día la beatificación es también llevada a cabo por el papa, el
compromiso de autoridad no es mayor... La canonización significa,
en cambio, la declaración de una figura como santa y salvada, e implica
la autoridad suprema del papa. Aquí es donde debe verificarse si una
persona posee la universalidad cristiana objetiva. El paso de la beatificación
a la canonización no es un mero trámite. Ante ella, el pueblo de Dios
deberá manifestar su aceptación o rechazo de una figura como exponente
universal de la vida cristiana”. De
todos modos, “en la Iglesia un santo no lo es todo, ni está nadie
obligado a venerarlo”
[51]
. Ahí está el refrán que dice: Ese santo no es de
mi devoción. Con
fecha 6 de octubre de 2002 se celebra la canonización. Uno de los
supuestos milagros es el caso de un niño de seis años,
que padecía una alta tensión arterial debido a un estrechamiento
de la arteria renal derecha. El jefe de nefrología
infantil del hospital donde fue tratado atribuye la curación
a los efectos de un acertado tratamiento farmacológico. Otro pretendido
milagro es el caso de un cirujano de Extremadura, Manuel Nevado Rey,
afectado de “radiodermitis crónica grave”, ya jubilado, no ha vuelto
a tener problemas de piel “desde que dejó de operar y de usar sin
guantes los rayos X”. Flavio
Capucci, uno de los postuladores de la causa, dice que ahora no se
puede hablar de “precipitación”, puesto que el milagro sometido al
análisis de la Congregación se produjo en 1992 y, desde entonces,
disponen de, al menos, dos docenas de “prodigios”
[52]
. Hay
otros datos preocupantes. Un estudiante de la residencia de Escrivá
participó en el intento de asesinato de Jiménez de Asúa, abogado socialista,
vicepresidente del parlamento de la República y uno de los autores
de la Constitución. Posteriormente, en las semanas anteriores al 18
de julio de 1936 cayó asesinado el juez que había condenado a 25 años
de cárcel a uno de los autores del atentado, mientras que uno de sus
cómplices, el estudiante de la residencia de Escrivá, logró esconderse
de la policía. Por lo demás, Escrivá entró en el recién conquistado
Madrid el 28 de marzo de 1939, a bordo de un camión militar con la
primera columna de avituallamiento de las tropas de Franco
[53]
.
Buscar a Dios en el trabajo cotidiano
Se
ha comentado mucho. El cardenal Luciani
publicó un artículo en Il Gazzettino de Venecia el 25 de julio de 1978, en el que alababa
la espiritualidad laical del Opus Dei. Este artículo (4 páginas) constituye
una excepción en el conjunto de su obra (9 volúmenes), se publicó
diez días antes de la muerte de Pablo VI
, en
inminente contexto electoral, a un mes del cónclave en el que sería
elegido papa: ¿se lo pidieron? ¿se lo aconsejaron? Es posible que
Luciani no tuviera al respecto el conocimiento ni la posición crítica
que tenían muchos obispos españoles y que conociera sólo el lado positivo
de la Obra: Buscar a Dios en el trabajo cotidiano
[54]
. El problema surge cuando uno se pregunta si los
medios y métodos del Opus se corresponden con ese fin
[55]
. En
mi opinión, el artículo en cuestión no permite suponer que el papa
Luciani hubiera reconocido igualmente la Prelatura del Opus ni que
hubiera beatificado al fundador. Tenía muy cerca la posición crítica
de Juan XXIII
y de Pablo VI, así como la oposición clara de
dos cardenales de su confianza, Benelli
y Felici
[56]
. Por cierto, ambos murieron en 1982, el año de
la quiebra del Ambrosiano. El
cardenal Benelli
destacó por su intensa actividad en la fase
preparatoria del primer cónclave de 1978: “consiguió asegurar a Luciani
el apoyo tercermundista de latinoamericanos,
africanos y asiáticos”. Además, “bajo la probable influencia de Baggio
y del poderoso cardenal Felici
una veintena de sufragios confluyeron hacia
el patriarca de Venecia”
[57]
. Los votos de Baggio podrían ser necesarios en
una elección donde se necesita la mayoría de dos tercios.
Camilo
Bassotto
, amigo personal
y principal responsable de la fuente veneciana del papa Luciani
, me escribe lo siguiente:
“El papa Luciani no habría jamás instituido la Prelatura, y mucho
menos habría beatificado a Escrivá
de Balaguer. No amaba al Opus Dei”. Decir lo
contrario (como se está diciendo) “es una mentira”
[58]
. Muchas gracias, Camilo, por tu testimonio. Yo
nunca he creído otra cosa. Suele
plantearse también esta cuestión: ¿Era Luciani un hombre político?
En cierto sentido, sí, aunque se advierte una evolución. Luciani cambia
su posición con el concilio Vaticano II. No es lo mismo hablar de
1948 que de 1975. Así, por ejemplo, en las elecciones del 18 de abril
del 48 concluye en Italia la posguerra. Sobre 574 escaños en la cámara
de los diputados la Democracia Cristiana consigue 306, mientras el
frente popular (comunista-socialista) se queda con 183. Cuando en
Belluno se hicieron públicos los resultados del distrito electoral
del noreste de Italia, dice don Auxilio Da Rif que ha sido vicario
general de la diócesis, don Albino abrió de par en par la puerta de
su habitación y gritó: “¡Venecia y Padua, democristianas!”
[59]
. Antonia,
la hermana de Albino y Eduardo, revela algunos secretos familiares:
“Nuestra familia estaba muy metida en la resistencia. Nosotros nunca
fuimos fascistas. Mi hermano Eduardo había creado una brigada de partisanos
católicos después del 8 de septiembre de 1943. Se movían en la clandestinidad,
y yo era el correo entre ellos y Belluno. Albino les daba consejos
sobre cómo tenían que actuar, qué tenían que hacer. En fin, informaciones
valiosas. Estaba tan metido en ello que era él quien movía los hilos
de la resistencia católica en nuestra zona”
[60]
. ¿Simpatizaba
Albino Luciani con la Democracia Cristiana? “Sí, responde Antonia,
sobre todo en los primeros tiempos, hacia 1948. Nuestro otro hermano,
Eduardo, que era militante de la DC, se quedó un año en casa sin recibir
ningún sueldo para hacer propaganda. Todos los católicos tenían muy
claro que la batalla por la DC era importante. En aquellos años todos
estaban dispuestos a fugarse si ganaban las izquierdas”. En
aquellos años, Albino salvó la vida a un maestro, a quien los partisanos
rojos iban a ajusticiar como fascista. “Era precisamente el maestro
que le había preparado para el instituto, explica Antonia. No era
realmente fascista, lo que pasaba es que por evitarse problemas se
había comprometido con el fascismo. Los partisanos comunistas llegaron
por la noche y se lo llevaron. Al día siguiente, muy de mañana, llamaron
a nuestra puerta. Nuestra madre abrió y se encontró delante a una
mujer arrodillada. Era la mujer del maestro, que le imploraba: Decidle
a Albino que venga al pueblo, por favor; sólo él puede salvar a mi
marido. Mi madre se lo comunicó enseguida a mi hermano, que no dudó
en venir desde Belluno. Tenía un primo comunista que estaba en la
organización partisana. Fue a verlo, pero el primo le dijo que no
sabía nada de aquella historia”, “Albino insistió y le metió miedo:
Mira, yo sé muy bien que tú eres el responsable;
no me vuelvo a Belluno hasta que dejéis libre al maestro. Luego
volvió a casa. La tensión crecía conforme pasaban las horas. Por la
tarde nuestra madre le dijo a Albino que volviera a casa del primo
para ver si había alguna novedad, y Albino así lo hizo. Acababa de
salir del pueblo un correo para los partisanos comunistas. La madrugada
del día siguiente el maestro pudo abrazar a su mujer”. Antonia
comenta el rasgo peculiar de la personalidad de Albino: “La humildad.
Sabía aceptar todo lo que venía de Dios. Y luego la alegría, sin olvidar
el sentido de la responsabilidad. Se sentía responsable de todos aquellos
que dependían de él, y era consciente de que todas sus decisiones
no podían contentar a todos. Pero, decía, si uno tiene la conciencia
tranquila no tiene por qué preocuparse: lo importante es que esté
contento el de arriba”
[61]
. Con
el concilio Vaticano II, como hicieron muchos obispos, moderó y renovó
su posición. Cuando política y religión se comprometen a seguir los
mismos principios (salvaguarda de la dignidad de la persona humana,
respeto de los derechos humanos, etc.), entonces se da una mutua colaboración,
cada cual en su campo. Es la posición del Vaticano II: autonomía legítima
y sana colaboración entre Iglesia y comunidad política
[62]
. Veamos
este texto del cardenal Luciani de finales del 75: “El concilio y
Pablo VI
[63]
han dicho: ‘Una misma fe puede llevar a compromisos
diversos’. Por tanto, oigo decir, si un católico puede lícitamente
ser democristiano, otro puede lícitamente ser comunista. Mi respuesta
es: Sí, dos católicos pueden tomar compromisos diversos, pero a condición
de que en cada uno la fe sea la misma”
[64]
. Así pues, la evolución es clara. Juan Pablo I
sigue el concilio de los papas Juan y Pablo, tan denostados en el
Opus Dei. Albino
Luciani cambió con el concilio y cambió, más aún, con su elección
como papa: “Cuando llegas al puesto de responsabilidad al que he sido
destinado, se te abre el corazón, la mente y el espíritu a una mayor
prudencia, a una caridad más vasta, a una humildad más profunda, pero
también a un valor y a una libertad más fuerte”
[65]
. Como dice don Germano, su consejero teológico, Juan Pablo
I “estaba en el camino de la profecía”. Don Germano le escuchó palabras
fuertes sobre el sistema económico internacional que fabrica pobres:
“Los pueblos ricos, y entre ellos se va colocando también Italia,
son responsables de este juego infernal”
[66]
. Son palabras que hacen honor a un aspecto olvidado de
la personalidad del papa Luciani, al fin y al cabo, “hijo de un hogar
marcado por el socialismo de su padre y por la impronta de la emigración”
[67]
.
[1]
PEREZ-EMBID, F., Monseñor José María Escrivá
de Balaguer y Albás. Fundador del Opus Dei,
primer Instituto Secular,
en la enciclopedia Forjadores
del mundo contemporáneo, IV, Ed.
Planeta, Barcelona, 1963, 2.
[2]
H. JEDIN, Manual de historia de la Iglesia, VIII, Herder,
Barcelona, 1978, 697.
[3]
Ver YNFANTE, J., La prodigiosa aventura del Opus Dei. Génesis
y desarrollo de la Santa Mafia, Ed. Ruedo Ibérico, París, 1970,
21-22.
[4]
En Der Spiegel 12 (1965), 71-72.
[5]
Ver
YNFANTE, El santo fundador del Opus Dei, Ed. Crítica, Barcelona,
23-25, 95 y 119.
[6]
Ver CARANDELL, L., Vida y milagros de monseñor Escrivá
de Balaguer, fundador del Opus Dei, Deriva Editorial, Barcelona, 1992,
87-93.
[7]
Ver YNFANTE, 30-31.
[8]
Camino, n. 677.
[9]
Camino, n. 311.
[10]
M.TUÑON DE LARA, La España del siglo XX. La guerra civil (1936-1939),
Ed. Laia, Barcelona, 1981, 560 y 565.
[11]
Es el título de la obra de J.Mª Gironella
(1961).
[12]
La cifra es dada por A. MONTERO, que
publicó en 1961 su obra titulada Historia
de la persecución religiosa en España1936-1939. Llama la atención
que, pasando el tiempo, le haya tocado ser obispo de Badajoz, donde
la matanza en masa realizada por las tropas franquistas fue indescriptible:
"la sangre corría a ríos por las calles", "los milicianos
capturados en el coro de la catedral han sido ejecutados ante el
altar", "los rebeldes han celebrado la Asunción con una
terrible matanza", ver TUÑON DE LARA, 562 y 576-577.
[13]
SANTOS JULIA, Culpas del pasado, en El País,
9-4-2000.
[14]
TUÑON DE LARA, 686-687.
[15]
BIESCAS, J.A.-TUÑON DE LARA,M., España bajo la dictadura franquista, Ed.
Labor, Barcelona, 1982.
[16]
Camino,
n. 838.
[17]
Ver CARANDELL, 41.
[18]
Ib., 56.
[19]
CARLOS SANTOS, De Burgos a los altares, en Cambio
16, 23-3-1992.
[20]
ALVAREZ BOLADO, A., El experimento del nacional-catolicismo,
Edicusa, Madrid, 1976, 223.
[21]
MONCADA, A., Historia oral del Opus Dei, Ed. Plaza & Janes, Esplugues (Barcelona),
1987, 26.
[22]
Ibidem.
[23]
Ver YNFANTE, La prodigiosa aventura del Opus Dei, 104-105.
[24]
VARIOS AUTORES, Escrivá
de Balaguer ¿Mito o santo?, Libertarias/Prodhufi, Madrid, 1992,
27-28.
[25]
MONCADA, 27.
[26]
Ver Tiempo, 3-2-1992
[27]
Ver M.C. TAPIA, Tras el umbral. Una vida en el Opus Dei, Ed.
B, Barcelona, 1992, 373 y 365-400.
[28]
Ver El País, 13-4-1992.
[29]
MORENO, M.A., El Opus Dei. Creencias y controversias sobre la canonización de Monseñor
Escrivá
,
Ed.
Libertarias/Prodhufi, Madrid, 1992, 16.
[30]
Mt 23,9.
[31]
Ver Cambio 16, 16-3-1992.
[32]
VARIOS AUTORES, 200.
[33]
ARIAS, Un Dios para el papa, 134-135.
[34]
ZIZOLA, La restauración del papa Wojtyla
, 163-164.
[35]
Ib., 161.
[36]
Ib., 166-172.
[37]
Ib., 174-176.
[38]
EKAIZER, E., José María Ruiz Mateos
,
el último magnate,
Ed. Plaza & Janés, Esplugues (Barcelona), 1985, 509-510.
[39]
Ver El País, 20 y 21-6-1986.
[40]
MONCADA, 55.
[41]
Mt 23,1.
[42]
SANTA CATALINA DE SIENA, El Diálogo, BAC, Madrid, 1980, n.
127.
[43]
Ver Tribuna 22-7-1991.
[44]
Ver Tiempo 20-4-1992.
[45]
Ib., 3-2-1992.
[46]
MORENO, 101.
[47]
Ver El País, 5-5-1992.
[48]
WOODWARD, K.L., La fabricación de los santos, Ediciones
B, Barcelona, 1991, 477-478.
[49]
VARIOS AUTORES, 216.
[50]
GONZALEZ DE CARDEDAL, O., Contexto de una beatificación, en Diario 16, 17-5-1992.
[51]
Ibidem.
[52]
Vida Nueva, 5-1-2002.
[53]
Ver YNFANTE, El santo fundador del Opus Dei, Ed. Crítica,
Barcelona, 23-25, 95 y 119.
[54]
LUCIANI, A., Cercare Dio nel lavoro quotidiano. A proposito dell'Opus Dei, Opera
Omnia, VIII, 560-563.
[55]
Ver GONZALEZ DE CARDEDAL, en Diario 16, 17-5-1992.
[56]
Ver ZIZOLA, La restauración del papa Wojtyla
, Ed. Cristiandad, Madrid, 1985, 161, y ARIAS,
Un Dios para el papa,
Grijalbo, Barcelona, 1996, 128.
[57]
ZIZOLA, El sucesor, PPC, Madrid, 105.
[58]
Carta enviada el 17-2-2001.
[59]
KUMMER, 188-189.
[60]
Ver 30 Días, 54 (1992), 56.
[61]
Ib., 56-57.
[62]
Ver GS 76, 43 y 42.
[63]
Ver
GS 43 y O.A. 50.
[64]
LUCIANI, Opera omnia,
VII, 208.
[65]
BASSOTTO, 122.
[66]
Ib., 145.
[67]
Ver INFIESTA, 15. |