16.
CAMPAÑA ELECTORAL
¿Hubo
campaña electoral a favor de Wojtyla
en vida de Pablo VI
? ¿Continuó
durante el breve pontificado de Juan Pablo I?
¿Cómo puede explicarse (según el testimonio
de don Germano Pattaro
) que Juan Pablo
I supiera a los pocos días de pontificado quién iba a ser (y además
pronto) su sucesor? ¿Se ha producido injerencia política (de Estados
Unidos) antes del cónclave que eligió al papa Wojtyla?
El consejero vaticano
Desde
los tiempos del Concilio, el polaco Andrés María Deskur
fue
”el guía de Wojtyla
en el laberinto del Vaticano”
[1]
. Deskur era secretario de prensa del Concilio.
Durante la semana anterior a la inauguración, paseó con él por los
jardines vaticanos, hablando de los problemas que se iban planteando
y de las tendencias que podían surgir. Era su consejero vaticano. Discretamente,
Deskur
hizo correr la voz de que Wojtyla
era una persona nueva a la que valía la pena
conocer: “En Roma mucha gente conocía al viejo cardenal Sapieha
y quería conocer a su sucesor”, dice Deskur
[2]
. Nombrado
cardenal en 1967, a los 47 años, Wojtyla
aprovecha los viajes para darse a conocer. El primer viaje del cardenal Wojtyla
a América del Norte se produce en 1969. Visita las comunidades polacas
de Canadá y de Estados Unidos
. Le acompañan su
secretario Dziwisz y sus amigos Macharski
(ahora cardenal de Cracovia) y Wesoly
. Según
Wesoly, “Wojtyla había recibido el consejo de visitar todas las ciudades
norteamericanas donde los cardenales tuvieran sedes y, por consiguiente,
fue a Detroit, Boston, Washington
D.C., Baltimore, San Luis, Filadelfia (donde
conocía al cardenal Krol
, que descendía de
polacos) y Nueva York”
[3]
. Tanto
en Canadá como en Estados Unidos Wojtyla
aprende las técnicas de la vida social. Descubre
la institución del cóctel, una buena idea poder
estar de pie con una copa en la mano, mientras charlas con los anfitriones
y otros invitados. Le llegan a gustar las cenas y los banquetes, porque
ofrecen la oportunidad de conversar alrededor de la mesa. Y les toma
gusto a las ruedas de prensa a medida que su inglés va mejorando sobre
la marcha
[4]
. Wojtyla
regresó a Roma donde participó en una sesión
extraordinaria del Sínodo de Obispos. Al informar por el servicio
polaco de Radio Vaticano sobre su viaje a Canadá y a Estados Unidos,
el cardenal puso de relieve su “carácter religioso”. Dijo que los
obispos y cardenales norteamericanos le habían recibido “sorprendentemente
bien” y que había tenido ocasión de ver cómo habían prosperado los
emigrantes de segunda y tercera generación en Estados Unidos. En
1973 pasó el mes de febrero en Australia, Nueva Zelanda y Papúa Guinea:
“El congreso eucarístico de Melbourne había sido la razón aparente
del viaje y Wojtyla
había tenido la oportunidad de causar una impresión
espléndida a los cardenales y los obispos, así como de hacer nuevos
amigos eclesiásticos”. En
1976 el cardenal Wojtyla
aprovechó la ocasión del congreso eucarístico
de Filadelfia “para volver a visitar todas las sedes cardenalicias
que había visitado en 1969, visitando
ahora también las sedes de San Francisco
y los Angeles”
[5]
. En la Escuela de Verano de Harvard habló sobre
“Alienación o participación” y en la Universidad Católica de Washington
dio una conferencia sobre “La trascendencia
de la persona en el acto humano y en la autodefinición del hombre”.
Se necesita un líder católico en el mundo
En
1973 una decidida y gentil aristócrata polaca, llamada Ana Teresa
Tymieniecka
, entró en el despacho
del cardenal Wojtyla
. Nacida en una finca
de la región de Masovia (Polonia) hacia 1925, dejó Cracovia en 1946.
Se licenció en filosofía en París y se doctoró en Friburgo. En 1954
fue a Estados Unidos, donde ha enseñado filosofía en diversas universidades. En
1972 la profesora compró un ejemplar del libro Persona y Acción, publicado por Wojtyla
en 1967. Se sorprendió de que otro filósofo
hubiera llegado a un punto de vista en sintonía con el suyo: “El
autor me resultaba completamente desconocido. Una rápida lectura me
mostró que la obra tenía cierta afinidad con mi producción fenomenológica,
como puede verse en mi libro Eros
y Logos (publicado en 1962). En mi libro había subrayado con fuerza
la prioridad de la acción sobre el conocimiento... Finalmente, había
encontrado un alma gemela”
[6]
. Durante
los cuatro años siguientes ambos mantuvieron un diálogo filosófico
que dio como resultado la edición inglesa del libro del cardenal
[7]
. La historia de esta colaboración está recogida
en la correspondencia que se produjo (más de noventa cartas guardadas
bajo llave en la biblioteca de la universidad de Harvard), en el informe
escrito de la propia Tymieniecka
y en sus entrevistas concedidas a los autores
Bernstein
y Politi
, así como en el
testimonio del profesor George Huntston Williams
. Williams
es pastor protestante, historiador de la Iglesia
y profesor de teología en Harvard
[8]
. Fue observador oficial en el Concilio Vaticano
II, donde se hizo amigo del cardenal. En su libro recoge el papel
de coautora de la profesora, pero no la relación personal que se desarrolló
entre ambos con motivo de dicha colaboración. En
la primavera de 1973, con motivo de un congreso internacional sobre
Santo Tomás de Aquino
, la profesora pidió
al cardenal que presentara una ponencia en la sección de fenomenología
de la que ella sería moderadora: “El
cardenal, con el que contacté por carta, respondió a la invitación
concediéndome una audiencia el 29 de julio en su residencia de Cracovia.
Se sorprendió de que apreciara su reflexión filosófica, pues su obra
había sido severamente criticada en todos los aspectos por algunos
filósofos católicos”
[9]
. La
secretaria del cardenal, sor Eufrozia
, estaba feliz de
que alguien se interesase por la filosofía de Wojtyla
. Dice la profesora:
“Quería trabajármela para que le convenciera. Dije que le invitaba
a hablar en el congreso sobre Santo Tomás de Aquino
en Nápoles. Quería que representara al catolicismo,
tenía ya un judío y un protestante. Consideraba que tenía ideas muy
afines a las mías... Le solté todo un discurso sobre el hecho de que
teníamos necesidad de un líder católico en el mundo porque todo se
estaba desmoronando”
[10]
. El
congreso se celebró del 17 al 24 de abril de 1974 en la abadía de
Fossanova, al sureste de Roma. El cardenal presentó su ponencia sobre
“Autodeterminación como núcleo de la teoría de la persona”. En este
congreso se formula explícitamente la previsión de que Wojtyla
sería papa. El profesor polaco Stefan Swiezawski
se lo dijo al cardenal. Cuatro años y medio
más tarde, Juan Pablo II
se lo recuerda en una carta fechada el 21 de
octubre de 1978: “Bueno, mi
querido Stefan, tu carta me ha traído el recuerdo de las palabras
que dijiste en Fossanova durante el congreso en honor de Santo Tomás.
Deus mirabilis! “
[11]
. El
cardenal aceptó la invitación a escribir artículos en la revista especializada
Analecta Husserliana. Se planteó entonces
la posibilidad de una edición inglesa de Persona y Acción: “La condición que yo ponía, dice Tymieniecka
, era hacerlo en
común. El quería que lo hiciera yo sola y yo no quise. Dije: Sólo si lo hacemos en común”
[12]
. En
noviembre, la profesora fue de nuevo a Cracovia. Durante su estancia,
que duró más de un mes, acordaron publicar la versión inglesa del
libro
[13]
y se hizo un contrato que daba a la profesora la
exclusiva de los derechos mundiales de publicación. La
profesora organizó la participación del cardenal en otras conferencias
filosóficas europeas: por ejemplo, en Roma, en marzo y septiembre
de 1976. En 1975 comenzó los preparativos para llevarle a Estados
Unidos, coincidiendo con el congreso eucarístico de Filadelfia. Quería
“presentar este gran pensador a la comunidad internacional”. La
colaboración del libro fue adelante: “Iba a Polonia tres veces al
año, dice Tymieniecka
, y siempre tres
veces al año también a Roma. Cinco semanas en Polonia y dos o tres
semanas en Roma por cada visita, durante cuatro años. En Polonia permanecía
al menos tres semanas en Cracovia durante las cuales trabajábamos
juntos siempre que él tenía un poco de tiempo... Durante cinco semanas
yo estaba disponible siempre que él lo estaba: dos semanas en Varsovia
y tres en Cracovia. Una dedicación absoluta. Teníamos larguísimas
discusiones, las más fascinantes discusiones filosóficas, sobre su
libro y sus otros escritos. En cuanto a mis escritos, estaba leyendo
todos los de entonces; bueno, no todos, sino los que yo le daba”. Durante
un periodo de cuatro años, trabajaron juntos en el manuscrito en Cracovia,
Roma, Vermont, Suiza y Nápoles. Cada periodo de cinco semanas de trabajo
común en Europa, se encontraban seis u ocho veces: “Unas veces durante
una hora, otras en la comida o en la cena, o en el desayuno, o cuando
encontraba un poco de tiempo... Una vez fuimos en coche hasta Bolonia,
tres horas de ida y luego de vuelta, sólo para discutir el libro.
No tenía tiempo. Viajaba continuamente por la diócesis. Una o dos
veces (durante su estancia en Cracovia) hacíamos excursión de un día,
durante la cual sacábamos seis horas de discusión filosófica. Dábamos
paseos por el bosque... En estas ocasiones estaba también (su secretario)
Dziwisz”
[14]
. El
chófer del cardenal trataba de despistar
a los agentes del servicio secreto comunista. Al parecer, cuando
Wojtyla
fue papa, fuentes comunistas polacas y documentos
de la policía fueron la base para algunas voces y suposiciones sobre
el hecho de que Karol Wojtyla, de arzobispo, hubiera tenido relación
con una mujer polaca. Podría tratarse de la señora Tymieniecka
. Hablaban
de todo. Dice la profesora: “El nuestro era siempre un diálogo entre
filósofos, que fue más allá del libro. Era éste el encanto de aquel
trabajo. Si no lo hubiéramos hecho, probablemente no habría tenido
una tal dedicación al libro. El era un compañero filosófico incomparable”
[15]
. Los
principales temas del libro estaban ya articulados en la versión polaca:
“Iba contra las tendencias de la cultura eclesiástica de la época.
Subrayaba la autodeterminación del ser humano: que cada individuo
está en condiciones de determinar la propia existencia, de proyectar
la propia vida, y por tanto la sociedad y el sistema político deben
dar al individuo la posibilidad de la autodeterminación... Por otro
lado, si la sociedad y la cultura permiten a las personas ser fuertemente
individualistas e ignorar los lazos comunitarios que la misma autodeterminación
requiere y establece, entonces disminuye la cooperación social”. Los
problemas de traducción fueron enormes. El original tenía innumerables
lagunas, frases inacabadas, errores gramaticales, expresiones vagas,
muchísimas repeticiones y análisis incompletos. “Las críticas de los
estudiosos polacos, dice la profesora, parecían realmente justificadas
en muchos aspectos”
[16]
.
Un papa preconizado en Estados Unidos
Por
supuesto, no figura entre los procedimientos ordinarios sobre cómo
se hace un papa. Sin embargo, la profesora puso a los pies de Wojtyla
los eficaces recursos del país más poderoso
de la tierra. Le hizo la propaganda, le ayudó a programar su visita
a Estados Unidos, hizo que la universidad de Harvard le invitase a
tener su primera conferencia americana. Con ayuda del nuncio en Estados
Unidos, le procuró conferencias en Washington
. Incluso consiguió
una invitación para un té con el presidente Ford en la Casa Blanca,
pero el cardenal declinó la invitación alegando la coincidencia de
otro compromiso. En fin, “inundó los órganos de información con comunicados
de prensa en los que se anunciaba la visita a América del insigne
cardenal polaco que algunos europeos consideraban como posible papable”.
En
1976, la visita del cardenal Wojtyla
a Estados Unidos (donde, en general, los polacos
no tienen buena imagen) fue un triunfo: “Quería presentarle como una
gran personalidad, un gran estadista, pero nadie le aceptó como tal
al principio, dice Tymieniecka
. Procedía de un
país intrascendente y nadie le conocía. Le conseguí una cena en casa
del presidente de Harvard (de 250 personas) y la universidad le cedió
un coche y un conductor y todos los profesores polacos acudieron a
recibir al cardenal a su llegada”. La
invitación formal a dar una conferencia en Harvard la hizo el profesor
Williams
: “En Harvard su
conferencia fue muy bien recibida tanto por académicos como por dirigentes
de la Iglesia, y se acordó que contara con una extensa cobertura de
prensa, incluido el New York
Times”. De hecho, en un almuerzo en Harvard al que asistieron
representantes de la universidad y de la prensa, el marido de Tymieniecka
, el profesor Hendrik
Houthakker
, que formó parte
del grupo de asesores económicos del presidente Nixon, presentó a
Wojtyla
como “el futuro papa”
[17]
. El 27 de julio, tras la conferencia dada por
Wojtyla en Harvard, puede leerse este titular en el periódico de la
universidad: “Previsible sucesor de Pablo VI
”
[18]
El
profesor Zbigniew Brzezinski
, católico y de origen
polaco, que después sería consejero de seguridad del presidente Carter
, asistió a la conferencia
y quedó impresionado: “¿Tomaría un té conmigo?”, preguntó el profesor
al cardenal. Entonces tuvieron “una espléndida conversación” sobre
Polonia y la situación mundial. Después mantuvieron correspondencia
epistolar. Y en 1978 el consejero Brzezinski representó a Estados
Unidos en la inauguración del pontificado de Wojtyla
[19]
. Durante
las tres semanas pasadas en Estados Unidos, el cardenal se quedó dos
veces en casa de Tymieniecka
en los bosques de Vermont, seis o siete días
en total. Este período fue el más intenso de la mutua colaboración.
Era una situación hermosa, dice la profesora: “Hacíamos cosas maravillosas,
un diálogo filosófico incomparable. Trabajábamos en la cocina. Cuando
se sienta a la mesa, se concentra con extraordinaria intensidad y
no se levanta hasta que no ha terminado... Después reflexiona sobre
los resultados... Ibamos todos a nadar en el pequeño lago de los vecinos.
La misa era celebrada bajo un árbol, sobre una mesa de picnic a las
siete y media de la mañana, así también mi hijo podía asistir (antes
de ir al trabajo). Don Dziwisz (el secretario) hacía de monaguillo.
Teníamos animales - un caballo, una cabra y un asno - y ellos se acercaban
durante la misa para ver qué pasaba”. “A
veces, dice la profesora, trabajaban durante dieciséis horas al día,
a menudo dando largos paseos, discutiendo de filosofía, sociedad,
literatura, poesía”, “después de Persona
y Acción, él pensaba en otro volumen de orientación antropológica,
un tratado de ética, que al final fue la base de la Veritatis
splendor”
[20]
. Para
la profesora el saber de Wojtyla
era casi ilimitado, pero tenía una excepción:
cuando discutían de Occidente y de Estados Unidos. Muchas de sus impresiones
eran erróneas y su falta de información, inquietante. El marido de
Tymieniecka, profesor Houthakker,
comenta: “Mi
mujer pensaba que él consideraba a los comunistas más fuertes de lo
que eran en realidad. Tenía la impresión de que Wojtyla
consideraba que a la larga los comunistas habrían
vencido y que por tanto estaba librando una batalla en cierto sentido
ya perdida. Era muy consciente de la fuerza del sistema soviético.
No era consciente de la fuerza del sistema occidental... Mi mujer
estaba ciertamente preocupada de su falta de comprensión hacia Occidente.
Le hablaba de la naturaleza de esta sociedad que es tan distinta de
la sociedad en que había crecido... El tendía a considerar a los países
occidentales, especialmente a Estados Unidos, como inmorales, quizá
amorales: no apreciaba en realidad las virtudes de la democracia.
Al menos en dos ocasiones mi mujer le dio a entender que en Estados
Unidos parecería un Savonarola
[21]
, le explicó que es un país maravilloso; naturalmente
hay cosas que pueden desagradarle, pero hay cosas que no podía decir.
Le persuadió para que no manifestara su desprecio y su alarma por
la decadencia de Occidente y, en particular, de Estados Unidos. Esto
fue muy importante, pues con las cosas que estaba a punto de decir
podía arruinar su acogida en Estados Unidos”
[22]
. Ese
mismo año, el cardenal Wojtyla
dirigió el retiro cuaresmal del papa y de la
curia romana
[23]
. Al terminar las charlas, el obispo polaco Deskur
estaba satisfecho de su amigo Wojtyla, “cuyo
ascenso en los círculos vaticanos él estaba promoviendo sin tregua”
[24]
. También ese mismo año, “el New
York Times puso al cardenal en la lista de los diez candidatos
más frecuentemente citados para suceder a Pablo VI
”
[25]
. Y en 1978, según el biógrafo Szulc, el profesor
Williams
predijo en el periódico The Harvard Crimson que Wojtyla
sería el siguiente papa
[26]
.
Cuestión de imagen
En
marzo de 1977, el cardenal Wojtyla
reconoce abiertamente su deuda con la profesora
en una introducción manuscrita reproducida en la versión inglesa del
libro, que define como la única edición definitiva y autorizada: “Considero
mi deber agradecer a la profesora A. T. Tymieniecka
no sólo con un cordial agradecimiento su iniciativa
en la publicación de mi trabajo, Persona
y Acción, sino también con una explicación”, “agradezco al editor,
profesora A. T. Tymieniecka
, que, con su excelente
conocimiento del contexto filosófico occidental, ha dado a mi texto
su forma final”,
“el autor está de acuerdo en que esta definitiva
versión del libro aparezca en la distinguida colección Analecta Husserliana”
[27]
. Sin
embargo, cuando Wojtyla
fue elegido papa, una comisión pontificia nombrada
para evaluar la gestión de su producción literaria, le solicitó la
desautorización de la obra que había escrito con la profesora y la
restitución de los derechos a la versión polaca original, que debía
considerarse como el texto auténtico. Representantes del Vaticano
intentaron -sin conseguirlo- bloquear la publicación de la versión
inglesa. Juan Pablo II
hizo suyas las recomendaciones de la comisión
y de ahí se siguió un periodo de frialdad entre el papa y la profesora,
aunque el papa continuara escribiéndola regularmente. Al menos una
vez al mes, dice ella. La
profesora puso el asunto en manos de abogados y consideró la posibilidad
de denunciar al papa por violación de derechos de autor. Comenzó a
recoger documentación de la mutua colaboración y de la correspondencia,
y la entregó a diversas personas e instituciones para que la tuvieran
bajo custodia y la hicieran pública en el momento de su muerte. Contra
los deseos del Vaticano, la profesora siguió con la publicación de
la obra, que permanece en circulación como edición inglesa auténtica.
La
señora Tymieniecka consideró una traición personal el silencio mantenido
en público por el papa durante la controversia. Al final, sin embargo,
se produjo la reconciliación. Joaquín
Navarro Valls
, portavoz vaticano,
dice que la comisión fue “hiperprotectora” e incluso alaba la obra:
“El libro es más fenomenológico que tomista, pero esta es su belleza”,
“desde un punto de vista literario y filosófico, es un análisis notable”,
“pienso que sea el último libro de relieve escrito sobre la fenomenología”.
El portavoz explica el comportamiento de la comisión en estos términos:
“Imagínate la situación de un nuevo papa con una cierta producción
filosófica y literaria; además es un papa no italiano y la mayor parte
de las personas no conocía las obras de Wojtyla
; ellos (la comisión)
pensaban que debían proteger la imagen del papa... La confusión en
aquellas circunstancias podía ser enorme, la situación era tan nueva
(que la respuesta habría sido): prestemos atención a cómo puede ser
interpretado esto”
[28]
. Aislamiento del cónclave
La
palabra cónclave (del latín
cum clave, con llave) es el lugar donde
los cardenales se juntan y encierran para elegir papa. Designa también
la misma reunión de cardenales que permanecen en condiciones de estricto
aislamiento mientras eligen papa. Así fue establecido por Gregorio
X
en su constitución Ubi maius periculum (1274). Como
dice el experto en cuestiones vaticanas Giancarlo Zizola, “los cónclaves
han tenido una historia tormentosa. Algunos duraron sólo unas horas;
otros, años enteros. Unos fueron rociados por la fuerza del Espíritu;
otros por el poder del dinero”. En
el siglo XV, los cónclaves son el teatro de influencias ejercidas
por los cardenales de la corona, de enfrentamientos
entre partidos, de compra y venta simoníaca de votos a precio de oro:
“Es realmente sorprendente constatar que es precisamente un Médici,
Julio II
(que había comprado realmente su puesto de papa),
al que se le debe, en 1506, la primera bula, Cum tam divino, que declara nula una elección simoníaca”
[29]
. Más
reciente es lo que sucedió en el cónclave de 1903: el cardenal de
Cracovia, Jan Puzyna
, opuso el veto del
emperador Francisco José I de Austria al cardenal Rampolla
, que había sido
secretario de Estado de León XIII
y contaba con el voto de buen número de cardenales.
Rampolla no quiso renunciar a su candidatura, pues no quería ceder
ante la injerencia política del emperador de Austria
[30]
. En
aquel cónclave hubo un problema en la cocina: casi todos los cardenales
quedaron indispuestos, lo que podría resultar simbólico y significativo.
Los únicos que se libraron fueron el cardenal Rampolla
, que se hacía servir
la comida directamente por su cocinero personal, y el arzobispo de
Viena, que tenía comida de régimen. El cónclave eligió al patriarca
de Venecia, cardenal José Sarto
, que tomó el nombre
de Pío X
y que, en uno de sus primeros actos como papa,
suprimió el derecho de veto. Pablo
VI
, con su constitución
Romano pontifici eligendo
(1975), refuerza el aislamiento del cónclave. Los cardenales electores
y los eventuales conclavistas “permanecen día y noche hasta la finalización
de la elección, sin relación alguna con personas o cosas ajenas”.
La
clausura del cónclave es hermética. El recinto se registra electrónicamente
buscando posibles micrófonos escondidos. Las condiciones son extremas.
Dice el cardenal Suenens
en agosto de 1978: “Mi habitación era como un horno. Sólo había una ventana, pero sellada.
Al día siguiente, con mis propias manos conseguí desclavar las maderas.
¡Qué don divino el oxígeno y el aire fresco! Nos arriesgábamos realmente
a enfermar”.
La constitución de Pablo VI
establece un código de normas. Está prohibido
a cualquiera, incluso cardenal, hablar, mientras el papa está vivo
y sin haberle consultado, de la elección de su sucesor, “prometer
votos o tomar decisiones a este respecto en reuniones privadas” (art.
80). Esta prohibición está clasificada entre las normas que proscriben
“el detestable crimen de la simonía en la elección del romano pontífice”
(art. 79) y la presentación de vetos, incluso bajo la forma de un
simple deseo de la autoridad civil, tanto antes como durante el cónclave
(art. 81). La
prohibición de injerencias políticas se extiende “a todas las posibles
interferencias, oposiciones, deseos, con los que las autoridades seculares
de cualquier ámbito y rango que sea, o cualquier grupo humano o personas
privadas, quisieran interferir en la elección de pontífice”. El artículo
82 es tajante: “Los cardenales electores se abstienen de toda forma
de negociación, acuerdos, promesas y otros compromisos de la naturaleza
que sean, que les puedan obligar a dar su voto a uno o a varios”.
Los transgresores caen en excomunión. La
constitución de Pablo VI
dice también: “No pretendemos prohibir que,
durante el período de Sede vacante, pueda haber intercambio de ideas
a propósito de la elección”
[31]
. Con
su constitución Universi dominici
gregis (1996), Juan Pablo
II
confirma básicamente el sistema electoral de
Pablo VI
, introduciendo algunas
novedades. Se admite explícitamente la “renuncia válida del pontífice”
y no sólo su muerte, como causa de “sede vacante”. La
constitución de Juan Pablo II
refuerza el aislamiento de los cardenales electores,
como si fuesen colocados bajo vigilancia policial durante el período
electoral: “De modo particular se deberá cuidar que nadie se acerque
a los cardenales electores durante el traslado desde la Casa de Santa
Marta al palacio apostólico vaticano” (art. 43)
[32]
. A
pesar de las severas medidas (algunas claramente ridículas, inútiles
y anacrónicas), el aislamiento del cónclave es relativo, porque no
cuenta sólo lo que sucede dentro del mismo, sino lo que sucede antes.
Si por campaña entendemos “el conjunto de actos o esfuerzos que se
aplican a conseguir un fin determinado”, la campaña electoral (más
o menos encubierta) realizada previamente (ya desde 1969) a favor
de la candidatura de Wojtyla
así lo sugiere (consejos, viajes, congresos,
conferencias, contactos, visitas, comidas, cócteles, comunicados,
ruedas de prensa, artículos, propaganda).
El obispo Deskur
,
director de campaña
El
4 de octubre de 1978, tras el entierro de Juan Pablo I,
el cardenal Wojtyla
acudió a cenar a casa de Deskur
. El obispo polaco
Andrés María Deskur, presidente del Consejo pontificio para las comunicaciones
sociales y amigo de Wojtyla desde que estudiaban teología en Cracovia,
era el director de su campaña electoral y, por tanto, la persona idónea
para ponerle al tanto de la situación
[33]
. El
12 de octubre, el cardenal Wyszynski
(inquieto por los rumores que se centraban en
la candidatura de Wojtyla
) requirió la presencia
de sus compatriotas Deskur
y Rubin
en la residencia romana donde se alojaba: “Nos
presentamos allí, dice Deskur, y él nos preguntó quién sería el próximo
papa. Tanto el obispo Rubin como yo le dimos la misma respuesta: Wojtyla”.
¿Cómo lo sabéis? preguntó Wyszynski, sin salir de su asombro. “Eminencia,
dijo Deskur, llevo treinta años viviendo en Roma”. Deskur
estaba seguro de que la base electoral de Wojtyla
se estaba ampliando. El cardenal de Filadelfia
(Krol
, de ascendencia
polaca) había empezado a hacer campaña a su favor. También estaba
a su favor el secretario de Estado vaticano, cardenal Villot
. Cinco meses antes,
el 18 de mayo, Wojtyla había celebrado su 58 cumpleaños en el apartamento
vaticano de Deskur. Contemplemos la escena. Como
invitado de honor está el cardenal Villot, secretario de Estado; también
está el obispo Rubin
y Luigi Poggi
, nuncio especial
para Europa del Este. En un momento dado, la conversación se desliza
hacia el futuro de la Iglesia y el secretario de Estado dice que Wojtyla
es el único hombre que podía conseguir la mayoría de dos tercios necesaria
para la elección: “Recuerdo que el pobre Poggi miró a Rubin, dice
Deskur. Se preguntaba si el cardenal secretario de Estado se habría
vuelto loco. Que hablara del próximo papa en la mismísima casa del
pontífice, cuando éste gozaba aparentemente de un razonable estado
de salud, supuso una completa sorpresa para nosotros”. Más tarde,
el cardenal Villot envió una nota a Deskur: “Reitero lo que dije durante
el almuerzo. No fue un lapsus”
[34]
. Unos
días antes de que empezara el cónclave, el cardenal polaco y su consejero
dieron un paseo por los jardines vaticanos: “Vi de forma muy clara,
dice Deskur
, que en alguna parte
de su mente, su alma y su corazón, Wojtyla
sabía que sería papa”
[35]
. El
13 de octubre, los cardenales se reunieron en el Vaticano para decidir
las celdas que ocuparían mientras durase el cónclave. Pocos minutos
después, llegó la noticia de
que Deskur
había quedado paralizado a causa de un ataque:
“Deskur, cuya tensión nerviosa había rebasado el límite de su autoimpuesto
papel de director de la campaña de Wojtyla, sufrió un violento ictus
del que nunca se recobraría plenamente”.
[36]
Se habló de “un infarto masivo”, “una parálisis
total” (apenas era capaz de hablar)
[37]
, “una trombosis en la carótida, en estado de coma y ya
desahuciado por los médicos”
[38]
. Fue un fuerte golpe para Wojtyla, además en la víspera
del cónclave. Se trasladó rápidamente al policlínico Gemelli
para visitar a su amigo. Lo mismo hizo en su primera salida como papa,
el 17 de octubre. “El me enseñó
a ser papa”, dijo Wojtyla al entrar en la habitación del enfermo
[39]
. El
14 de enero del 79, el papa Wojtyla
sostiene una prolongada conversación con Zürich,
donde todavía se recupera el obispo Deskur
. Está mejor. Sin
embargo, se duda que pueda reanudar su trabajo como jefe de comunicaciones
sociales de la Iglesia. “No te preocupes, le dijo el papa. Aquí te
espera un cargo mucho más importante: el de ser mi consejero personal”
[40]
. Nombrado arzobispo en 1980, en 1984 Deskur queda como
presidente emérito de la Comisión de Comunicaciones Sociales y en
1985 recibe la púrpura cardenalicia “en la silla de ruedas a la que
lo había reducido su apoplejía”
[41]
.
[1]
WEIGEL,
344.
[2]
SZULC., 216-217.
[3]
Ib., 258.
[4]
Ibidem.
[5]
WILLIAMS,
G.H., The Mind oj John Paul
II. Origins of His Thought and his Action, The Seabury Press,
Nueva York, 1981, 252; también SZULC, 258-259.
[6]
BERNSTEIN-POLITI, 146.
[7]
El título inglés es The Acting Person. Ver ib., 138-155.
[8]
SZULC, 146.
[9]
BERNSTEIN-POLITI, 146.
[10]
Ib., 146-147.
[11]
WEIGEL,
325.
[12]
BERNSTEIN-POLITI, 47.
[13]
En el volumen 10 de Analecta Husserliana.
[14]
BERNSTEIN-POLITI,
148-149.
[15]
Ib., 150.
[16]
Ib., 148 y 150.
[17]
Ib., 143 y 150-151.
[18]
En The Harvard Crimson, 27-7-1976; ver LAMET, P.M., Hombre y papa, Espasa Calpe, 1995, 151.
[19]
BERNSTEIN
- POLITI, 266.
[20]
Ib., 151.
[21]
Jerónimo Savonarola
(1452-1498), dominico y prior del convento de San Marcos de Florencia,
denunció públicamente la corrupción de la Iglesia y predicó su reforma.
Fue excomulgado (1497), condenado a muerte y ahorcado. Su cadáver
fue quemado públicamente.
[22]
BERNSTEIN-POLITI, 153.
[23]
Las meditaciones del cardenal Wojtyla
aparecen recogidas en su libro titulado Señal de contradicción (BAC, Madrid, 1979); el planteamiento es poco
original y bastante devocional: así, por ejemplo, incluye tres meditaciones
sobre los misterios del rosario (gozosos, dolorosos, gloriosos),
otras sobre los novísimos y una sobre el via
crucis con sus catorce estaciones.
[24]
BERNSTEIN-POLITI,
129.
[25]
Ib., 122.
[26]
SZULC,
218.
[27]
Ver
prólogo y borrador manuscrito del libro del cardenal Karol Wojtyla
, The Acting Person, D. Reidel Publishing
Company, Dordrecht (Holanda), 1981.
[28]
BERNSTEIN-POLITI, 140-141.
[29]
ZIZOLA, G., El sucesor, PPC, Madrid, 1996, 71-72.
[30]
JEDIN, H., Manual de historia de la Iglesia, VIII, Ed. Herder, Barcelona, 1978,
532-536.
[31]
ZIZOLA, 82 y 59-61.
[32]
Ib., 85-87.
[33]
BERNSTEIN-POLITI,
162-163.
[34]
Ib., 173.
[35]
SZULC,
268.
[36]
BERNSTEIN-POLITI,
173-174.
[37]
WEIGEL, 344.
[38]
DE ANDREIS-LEONE, Juan Pablo Wojtyla
.
Crónica insólita de un papa,
Laia, Barcelona, 1980, 12.
[39]
SZULC,
281.
[40]
Ib.,
110.
[41]
WEIGEL,
667-668. |