CONSILIARIO Y PRIOR EN SEGOVIA

En junio de 1588 se convoca en Madrid capítulo general para implantar el nuevo gobierno de la Consulta. Fray Juan es nombrado consiliario y prior de Segovia.

Los descalzos llevan ya más de dos años en la ciudad. Desde ahora, el convento de Segovia es sede de la Consulta, recientemente creada. Por ello, aquí residen -aparte de los conventuales, colegiales y novicios- el vicario general y los consiliarios, que son seis. Con ello se hace imprescindible la ampliación de la casa. Fray Juan se hace cargo de ello y se decide, con la ayuda económica de doña Ana de Peñalosa, a hacer la obra nueva, cambiando el emplazamiento del edificio por otro más seco, unos metros más arriba.
 

"No es la suya una vida de abstracción. Tiene diversas y numerosas ocupaciones. Aparte de las obras del convento, que duran todo el tiempo de su estancia en Segovia, y que no llega a ver terminadas, tiene que atender a los problemas de la Consulta, que en estos primeros tiempos de su instauración son muchos, urgentes y complicados. Ausente el padre Doria, vicario general, que por acuerdo de los consiliarios gira desde el 16 de septiembre de 1589 la visita a todos los conventos de la Reforma visita que dura tres meses, queda fray Juan de presidente de la Consulta".

A la vez que interviene en las deliberaciones de la Consulta, el padre Juan gobierna, como prior, su convento de Segovia. Ha escogido una celda pobre, tan reducida que apenas cabe en ella. Está junto al coro. Tiene por adorno una cruz de palo y una estampa. Su ajuar es una pequeña tarima por cama y una tabla sujeta a la pared, con un gozne para plegarla, que le sirve de mesa. No tiene librería. Sólo hay un ejemplar de la Biblia, porque, cuando necesita algún libro, lo toma de la biblioteca, y una vez hecho uso de él le vuelve de nuevo a ella.

P. Crisógono

 

SIN FORMA Y FIGURA

El 1 de junio de 1591 se reúne en Madrid el capítulo de los descalzos. Entre los consiliarios está fray Juan. Al salir de Segovia, la priora de las descalzas le ha dicho que todas esperan que en el capítulo le hagan prelado de las monjas. Fray Juan respondió:

"Estando en oración encomendando a Dios los sucesos del, me pareció que me tomaban y me arrojaban a un rincón".

Su situación respecto al padre Doria no es la misma que hace dos años, cuando fue de prior a Segovia. Fray Juan ha adoptado últimamente una actitud de respetuosa, pero franca y decidida oposición a ciertas apreciaciones del vicario general. Esta oposición se manifestó públicamente en el capítulo extraordinario celebrado en Madrid el año anterior, en el que fray Juan fue elegido primer consiliario.

Dos problemas, sobre todo, fueron discutidos: en primer lugar, la resolución que debía adoptarse ante las gestiones y actitud de las monjas, que querían depender de un superior descalzo, pero no directamente de la Consulta; además, las monjas, aparte del padre Gracián, han propuesto para su comisario o visitador a fray Juan; en segundo lugar, el asunto del padre Gracián. Sin justificar en todos sus puntos la conducta de éste, fray Juan lamenta la animosidad con que se lleva su proceso y, sobre todo, el intento de sacarlo a la plaza pública, con el inevitable perjuicio para la Reforma.

Fray Juan ha escrito cartas valientes al padre Doria y a los definidores y hasta se ha abstenido de asistir a algún definitorio, en señal de protesta.

En estas condiciones se celebra el capítulo general de 1591. Los primeros actos capitulares - elección de consiliarios y definidores - dan lo que fray Juan esperaba. Él, primer consiliario hasta ahora, queda sin oficio. En cambio, es elegido consiliario y definidor fray Diego Evangelista, enemigo declarado de fray Juan.

El padre Doria quiere mantener a fray Juan alejado de todo puesto de influencia. Para mayor seguridad, se piensa enviarle a Méjico. Luego, se le ofrece ir a Segovia. Y así se lo comunican. Pero fray Juan lo rehuye. 

"Le dijo (el padre Doria) que fuese a gobernar por vicario la casa de Segovia pues él la había labrado y acomodado y acabaría de componer con doña Ana de Peñalosa. El de ninguna manera quiso, y me dijo: "Padre fray Gregorio, no se me da nada quedarme sin oficio, que harta misericordia me ha hecho Dios de que cuidare ahora solo de mi alma" (Gregorio de San Angelo).
Fray Juan siente en estos momentos una verdadera y obstinada persecución. Estando todavía en Madrid, se suscita en recreo un tema espiritual. Fray Juan interviene con la competencia y la unción que le caracterizan. Todos escuchan atentos y entusiasmados. Diego Evangelista no puede aguantarlo y, abusando de su reciente oficio de definidor, le manda callar. Ni una palabra más. Fray Juan se calla.

El vicario general le dice que vaya a Andalucía, sin determinar convento. El provincial de Andalucía, Antonio de Jesús, le deja escoger la casa que más le agrade. Pero fray Juan se queda en la Peñuela, primer convento de Andalucía, yendo desde Madrid. Doce años después, reanuda aquella vida solitaria que llevara en el Calvario, pero ahora se encuentra sin oficio y, también, sin forma y figura. Entonces, según su primer biógrafo, "sólo ser su amigo era delito".
 

Ya no guardo ganado
ni ya tengo otro oficio, 
que ya sólo en amar es mi ejercicio.

 


Cántico espiritual 

Solo, sin forma y figura,
sin hallar arrimo y pie,
gustando allá un no sé qué
que se halla por ventura.

 

Glosa a lo divino

Mientras tanto, fray Diego Evangelista inicia un proceso difamatorio contra él. Fray Juan escribe a la priora de Caravaca: "Ya sabrá los muchos trabajos que padecemos. Dios lo permite para gloria de sus escogidos. En silencio y esperanza será nuestra fortaleza". Ha llegado el momento de gustar la cruz a secas. Como escribe a uno de sus discípulos, "los hijos de mi madre lucharon contra mí".

Al propio tiempo, fray Juan comienza a sentir el malestar de unas calenturas que nacen de la inflamación de la pierna derecha. Por ello, el 28 de septiembre va a Ubeda, donde tiene más posibilidades de curarse, pero el mal avanza de forma galopante. De poco sirven las dolorosas curas que se le hacen.

 

  • ENFERMEDAD DE SAN JUAN DE LA CRUZ
    · Fray Juan comienza a sentir, en su retiro de la Peñuela, el malestar de unas calenturillas que nacen de la inflamación de la pierna derecha. Sin preocuparse al principio, termina, a instancias de los demás, por pensar en su cura. El mismo día se ha puesto enfermo también, y del mismo mal, el padre Francisco de san Hilarión, que declara: "Cuando cayó enfermo de la enfermedad de que murió, el mismo día me dio a mí la misma enfermedad en el pie derecho" (CRISOGONO DE JESÚS, Vida y obras de san Juan de la Cruz, BAC, Madrid, 1955, 429).
    · El propio fray Juan escribe con fecha de 21 de septiembre a doña Ana de Peñalosa: "Mañana voy a Ubeda a curar de unas calenturillas, que como ha más de ocho días que me dan cada día" (430).
    · La enfermedad se declara con toda su fuerza a los pocos días de llegar a Ubeda: "Es una erisipela ("isípula", dice fray Bernardo) en el empeine del pie derecho, que comenzó por un granillo, convertido ya en una inflamación virulenta, que revienta en cinco llagas en forma de cruz".
    · El prior de Ubeda, fray Fernando, declara: "Le dio en el empeine del pie derecho un granillo, el cual fue creciendo tanto que se le hicieron en él y en la pierna unas grandes llagas de que padecía grandísimos dolores, por tener las llagas muy hondas y profundas y en partes nerviosas". Y fray Agustín: "En el curso de la enfermedad se le hinchó una pierna, y mandando el médico que le diesen un baño con agua tibia, el enfermero le dio un poco el agua más caliente que era menester. De donde resultó que toda aquella hinchazón se le quedase y cuajase allí con una dureza muy grande, de lo cual procedió hacérsele cinco llagas".
    · El cirujano, Ambrosio de Villarreal, se ve obligado a sajar la pierna. Sin calmantes insensibilizadores, la tijera va rasgando desde el talón hacia arriba por la espinilla, un jeme de largo poco más o menos, dice fray Fernando, que asiste a la operación; "más de una cuarta", asegura el enfermero fray Diego, "de modo que quedó descubierta la canilla de la pierna".
    · Las curas son dolorosas. El cirujano corta pedazos de carne, hurga entre los nervios, quemándole las heridas; mete hilas entre las llagas, deja entrever el hueso. Y todo dando "buenas cuchilladas". La carne se va deshaciendo en materia, que mana constante y abundantemente. Tazas enteras se llenan de pus, dos o tres por la mañana y otras tantas por la tarde. La enfermedad va destruyendo rápidamente los tejidos orgánicos (436-441).
    · El mal se propaga a la espalda. Dice fray Bernardo: "Una grande apostema, mayor que un puño, de la que al día siguiente le sacan mucha materia".
    · Ya no puede valerse. Las llagas y la debilidad le impiden hasta cambiar de postura. Para aliviarle, cuelgan del techo de la celda una soga que cae sobre la cama. Y asido a la soga, puede moverse un poco. Apenas habla. Repite de cuando en cuando algunas jaculatorias o versillos de la Escritura. Desde el 6 de diciembre pregunta con frecuencia qué día es. El 7 se advierte en las llagas un empeoramiento, que denuncia también la subida de la fiebre. El médico aconseja decirle al enfermo que se muere. Lo hace fray Alonso. Bajo la almohada conserva las cartas que ha recibido, relativas casi todas al proceso difamatorio que se está haciendo contra él. El día 12 pide a fray Bartolomé una luz y delante de él las va quemando (452).
    · Muere el 14 de diciembre de 1591. Según fray Alonso, "puso las manos con mucha devoción y cerró los ojos como que estaba en oración, y así se quedó muerto, sin abrirlos más, ni pestañear, ni abrir la boca, ni dar señal alguna de que se moría" (458). Fray Juan lo había cantado: "Quedéme y olvidéme, / el rostro recliné sobre el Amado, / cesó todo y dejéme, / dejando mi cuidado / entre las azucenas olvidado" (Noche oscura)

La víspera de su muerte, el prior del convento comienza a leerle la recomendación del alma: 'Dígame, padre, de los Cantares, que eso no es menester", le dice Fray Juan.

 

"Dió el reloj las doce de media noche, y en el dicho convento tañeron la campana de maitines, y el dicho santo preguntó: "¿A qué tañen?'; y le dijeron que tañía a maitines; y replicó el dicho santo diciendo: "¡Gloria a Dios, que al cielo los iré a decir!"; y besando los pies del crucífijo: In manus tuas Domine, commendo spiritum meum, y expiró." (Fernando de la Madre de Dios).

Era el 14 de diciembre de 1591.
 

Otros datos: traslado del cuerpo a Segovia, en mayo de 1593; beatificado por Clemente X, el 25-1-1675; canonizado por Benedicto XIII, el 26-XII-1 726; proclamado doctor de la Iglesia por Pío XI, el 24-VIII-1926.

PARA LA REFLEXION PERSONAL Y DE GRUPO

Cuando fray Juan de Santo Matía opta por la reforma del Carmelo, cambia de nombre para llamarse fray Juan de la Cruz. ¿ Conocemos situaciones actuales que puedan ser iluminadas por la cruz de fray Juan? ¿Cuáles? ¿Porqué?

 

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