Cardenales Benelli y Felici, hombres de confianza de Juan Pablo I, ambos muertos en 1982, año de la quiebra del Ambrosiano; según algunos, cuando aún estaban cotejando pruebas de las enmarañadas finanzas y relaciones el IOR. Sor Vincenza, la religiosa que descubrió el cadaver. La Secretaría de Estado le impuso un voto de silencio: "pero el mundo debe conocer la verdad", dijo después.