Au In the beginning was the Word
 

ALBINO LUCIANI. CASO ABIERTO

Reedición española

 

Poco después de la edición italiana, sale la reedición española de mi libro “Albino Luciani. Caso abierto”. Lo publica la editorial Última Línea (Málaga). Con relación a la edición italiana, se añaden dos anexos: Autopsia a Juan Pablo I (aspectos médico-forenses) y Blanqueo en el Vaticano (lo que Juan Pablo I quería cortar). Este último anexo, que recoge la “telaraña” que el sucesor de Marcinkus fue tejiendo en los años noventa (Gianluigi Nuzzi), ya aparecía en la edición española anterior (Sepha, 2010). Veamos la presentación que hace ahora la editorial española.

El 29 de septiembre de 2018 se cumplieron 40 años de la muerte de Albino Luciani, papa Juan Pablo I. Este hecho, a sólo un mes de su elección, es uno de los grandes misterios del siglo XX. Interrogantes elementales quedaron sin verdadera respuesta: ¿de qué murió Albino Luciani?, ¿cuál fue realmente su figura? Tras su muerte ¿hubo cambio de rumbo en la Iglesia?, ¿el testigo tomado por Juan Pablo II se alejó de los planes de su predecesor? Cuarenta años después, el caso sigue abierto. El juicio no se ha hecho donde tenía que hacerse, en el Vaticano, pero el juicio está en la calle.

El papa gozaba de buena salud, según su médico personal. Había tomado decisiones importantes y arriesgadas. Había decidido terminar con los negocios vaticanos y enfrentarse, incluso “delante de todos”, a la masonería y a la mafia.

Un aspecto importante, que no se puede pasar por alto es que la figura de Juan Pablo I ha sido profundamente deformada. Se dijo que estaba enfermo, que murió aplastado por el peso del papado, que no estaba capacitado para ser papa. Tal distorsión es mantenida por quienes defienden la versión oficial: infarto agudo de miocardio; y, si esto no vale, embolia pulmonar; en cualquier caso, muerte natural. ¿Fue así, o le dieron una dosis letal por poner el dedo en la llaga? ¿Se le hizo la autopsia?

¿Cómo explicar el silencio de los papas que le sucedieron? Ya no está el papa Wojtyla. Está el papa Ratzinger, ahora emérito. Ratzinger fue durante más de dos décadas (1981-2005) el asesor teológico de Wojtyla, el prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, el que dirigió con mano férrea el rumbo conservador de la Iglesia. Hasta ahora el papa Francisco, renovador en muchos aspectos, no ha aclarado la muerte de Luciani. A las dudas de su muerte se añaden otras sobre el rumbo posterior de la Iglesia: ¿qué pasó con el Concilio?, ¿es un talento enterrado por miedo conservador?, ¿se enterró con Juan Pablo I el Concilio Vaticano II?

Esta reedición, revisada y actualizada, incluye un comentario al reciente libro “Papa Luciani. Crónica de una muerte” de Stefania Falasca, periodista y vicepostuladora del proceso de beatificación. Parece una apología curial. El caso Juan Pablo I no se resuelve con una crónica sino con una autopsia. Con este libro, el autor, en la inminencia de la beatificación, reclama la atención de la Santa Sede sobre la necesidad de reabrir el caso y aclarar definitivamente cómo murió el papa Luciani.

Hasta aquí la presentación de la editorial.

Cuarenta años después, la discusión sigue. En efecto, el caso no se resuelve con una crónica sino con una autopsia realizada con todas las garantías por especialistas de reconocido prestigio. Es cuestión de transparencia y, sobre todo, de justicia: autopsia a Juan Pablo I. Si ya se le hizo, lo que falta es decirlo. Como afirma la forense Luisa García Cohen, “una autopsia en toda regla se hace abriendo las tres cavidades: cráneo, tórax y abdomen”, pero también “existe la posibilidad de no abrir cavidades y sí realizar una resonancia magnética de todo el cuerpo”, “se trata de un estudio mucho más prolijo en detalles y características físicas de todo el conjunto de los restos mortales”. La resonancia magnética lo haría todo más fácil.

Jesús López Sáez

Septiembre de 2018