En el principio era la palabra
 

HUESOS EN LA NUNCIATURA

Macabro hallazgo

29 de octubre. Hallan huesos humanos en una dependencia de la nunciatura italiana en Roma (Vía Po, 27). Según se dice, de forma casual: “El hallazgo lo realizaron cuatro obreros que trabajaban para reformar el pavimento de la casa del guarda”, “en un primer examen de los huesos, en particular tras el análisis de un esqueleto que se descubrió casi intacto, se especificó que se trataba de una mujer joven”, “en otro punto distinto de ese aposento se encontraron otros restos óseos”[1]. Según el comunicado del Vaticano, “durante unas obras de reforma en un local anexo a la nunciatura se han encontrado algunos fragmentos de huesos humanos. El Cuerpo de la Gendarmería intervino rápidamente en el lugar, informando a los Superiores de la Santa Sede que informaron de inmediato a las autoridades italianas para las investigaciones apropiadas y la colaboración necesaria en el asunto”[2]. En la Fiscalía de Roma se procede por homicidio. Los primeros análisis apuntan a que se trataría de los cadáveres de dos mujeres. Se piensa en Emanuela Orlandi y en Mirella Gregori, desaparecidas en 1983.

Seguimos atentamente la información al respecto: “Los trabajos de reforma se detuvieron inmediatamente y el Vaticano, a través del actual nuncio Emil Paul Tscherrig, avisó a la Fiscalía de Roma”[3]. Es de suponer que el nuncio actual es quien ha ordenado hacer las obras de reforma. Los cuatro obreros “han sido escuchados por los investigadores”. Ellos afirman: “Estábamos excavando, quitamos el pavimento, luego vimos los huesos y dimos inmediatamente el aviso”[4]. Según las primeras investigaciones, “el pavimento ha sido renovado varias veces, también en los años ’80 hubo obras de reforma”[5]. Ver más.