En el principio era la palabra
 

EL SACERDOTE JESUS LOPEZ SAEZ PRESENTA EL LIBRO “ALBINO LUCIANI. CASO ABIERTO” EN EL HOGAR DE AVILA EN MADRID

Cuarenta años después de la muerte de Juan Pablo I, la discusión sigue

 

El 8 de mayo, en el ambiente cordial del Hogar de Ávila en Madrid, el sacerdote abulense Jesús López Sáez ha presentado su libro sobre el papa Juan Pablo I, “Albino Luciani. Caso abierto”, publicado por la editorial Última Línea (Málaga, 2018). El acto fue introducido por Dña Mª Anunciación Guil Redondo, Presidente del Hogar, quien destacó que cuarenta años después de la muerte de Juan Pablo I, la discusión sigue.

El libro recoge 35 años de historia tras las huellas del papa Luciani, que fue encontrado muerto en su habitación en la madrugada del 29 de septiembre de 1978, a los 33 días de su elección. El sacerdote abulense ha evocado los momentos más importantes de esa historia: desde que tomó conciencia de aquella extraña muerte hasta el momento actual en que se ha publicado la biografía oficial del proceso de beatificación.   

El papa Luciani “estaba bien” de salud, según su médico personal, el doctor Da Ros. Había tomado decisiones importantes y arriesgadas. Había decidido terminar con los negocios vaticanos y enfrentarse, incluso “delante de todos”, a la masonería y a la mafia. Además, afirma el autor, la figura de Juan Pablo I ha sido profundamente deformada. Se dijo que estaba enfermo, que murió aplastado por el peso del papado, que no estaba capacitado para ser papa.

El sacerdote ha hecho un estudio crítico de la biografía oficial y se lo ha enviado al cardenal Beniamino Stella, postulador de la causa de beatificación, el pasado 28 de febrero. Entre otras cosas, comenta los apuros del Dr. Renato Buzzonetti a la hora de hacer el diagnóstico y el certificado de muerte de Juan Pablo I.   

A las 7,27, el director de la Sala de Prensa vaticana, Romeo Panciroli, dio el siguiente comunicado: “Esta mañana, 29 de septiembre de 1978, hacia las 5,30, el secretario particular del Papa Rev. P. John Magee, entró en el dormitorio de S.S. Juan Pablo I al no hallarlo en la capilla, como tenía por costumbre, y le encontró muerto en su cama, como si estuviera leyendo; la luz de la habitación estaba encendida. El médico, que acudió inmediatamente,  constató el deceso, ocurrido presumiblemente hacia las  23 horas  de ayer, por muerte imprevista referible a infarto agudo de miocardio”.

Según escribe el Dr. Buzzonetti (9-10-1978) “en forma del todo reservada”, dando cuenta de su actuación al Sustituto de la Secretaría de Estado Giuseppe Caprio, “la legislación vigente en el Estado de la Ciudad del Vaticano, conforme con la de muchísimos Estados, no permite formular la causa de muerte con anotaciones que expresen probabilidad, duda, reserva o sospecha”, “en los casos previstos por la ley, el cadáver debe ser puesto a disposición de la autoridad judicial. En este sentido, antes de escribir el diagnóstico de muerte, al que escribe le fue autoritariamente excluida la práctica posibilidad de pedir la autopsia por parte del abogado Trocchi. Por tanto, el diagnóstico y la causa de la muerte debían necesariamente evitar o no incluir la expresión de duda, reserva, sospecha, probabilidad. En base a las anteriores consideraciones, formulé el diagnóstico clínico de ‘muerte imprevista por infarto agudo de miocardio’”.

Por tanto, al doctor Buzzonetti “le fue autoritariamente excluida la práctica posibilidad de pedir la autopsia por parte del abogado Trocchi”. El abogado Vittorio Trocchi era Secretario General de Gobernación del Vaticano. En esas condiciones (anómalas) el doctor formuló el  certificado de muerte que dice así: “Certifico que Su Santidad JUAN PABLO I, ALBINO LUCIANI, nacido en Forno di Canale (Belluno) el 17 de octubre de 1912, ha fallecido en el Palacio Apostólico Vaticano el 28 de septiembre de 1978 a las 23 horas por ‘muerte imprevista’ de infarto agudo de miocardio”.

Compárense las palabras en cursiva del comunicado oficial y del certificado de muerte. El certificado de muerte lo echó de menos sor Vincenza, la monja que descubrió el cadáver y que era enfermera. Le dijo a Camilo Bassotto, amigo de Luciani: “No ha sido redactado un verdadero certificado médico, oficial, sobre la verdadera causa de la muerte del Papa Luciani”. El certificado de muerte se dio a conocer sólo diez años después. Se puede entender por qué se ocultó en su momento.

Con fecha 18 de marzo, el cardenal Stella agradece a Jesús López Sáez el estudio de la biografía oficial: “Muchas gracias por el valioso tiempo y considerable dedicación empleados en el estudio de la biografía oficial del Venerable Siervo de Dios, el Papa Juan Pablo I”, “con viva gratitud recibo el fascículo adjunto a su deferente misiva, al cual daré una atenta consideración. Cuente con el recuerdo en la oración, mientras me confirmo dv.mo en el Señor, Beniamino Card. Stella, Postulador”.