En el principio era la palabra
 

EL CIPRÉS DE SILOS

 

Enhiesto surtidor de sombra y sueño

que acongojas el cielo con tu lanza,

chorro que a las estrellas casi alcanza

devanado a sí mismo en loco empeño,

mástil de soledad, prodigio isleño,

flecha de fe, saeta de esperanza,

hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,

peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi señero, dulce, firme,

qué ansiedades sentí de diluirme

y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,

ejemplo de delirios verticales,

mudo ciprés en el fervor de Silos.

 

3-4 de julio de 1924

Gerardo Diego (1896-1987)