En el principio era la palabra
 

 LLAMADOS Y ELEGIDOS
  Sois mis testigos

 

1. La Asociación Comunidad de Ayala, al inscribir a sus socios, se inspira en la experiencia del Evangelio: "Vuestros nombres están escritos en los cielos" (Lc 10,20). Se cumple el salmo 87: "El Señor a los pueblos inscribe en el registro". Dios llama, pero  muchos no responden: "Muchos son los llamados y pocos los elegidos" (Mt 22,14).

2. La elección está en el proyecto de Dios: "Vosotros sois mi pueblo" (Ex 19,5). Dios quiere un pueblo que sea testigo suyo en medio de las naciones: "Sois mis testigos" (Is 43,10). De una forma especial, el Siervo aparece como aquel al que Dios confía plenamente su obra: "He aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma" (Is 42,1).La figura del Siervo se cumple en Jesús. Dios le dice en el bautismo: "Tú eres mi hijo, a quien yo quiero, mi predilecto" (Mc 1,11). Jesús elige a sus discípulos: "No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros" (Jn 15,16). Los miembros de la comunidad se llaman "elegidos" (Rm 16,13; 2 Tm 2,10). “Conocemos vuestra elección, dice Pablo, ya que os fue anunciado nuestro evangelio no sólo con palabras sino también con poder y con espíritu santo, con plena persuasión” (1 Ts 1,4).

3. El hecho de asociarse culmina un proceso de maduración en el que vivimos la experiencia del Evangelio: Dios habla de muchas maneras, escuchamos su palabra. En torno a ella se constituye la verdadera familia (Lc 8,21). La experiencia del Evangelio es un cambio radical: un paso de la sed al agua viva (Jn 4), de la ceguera a la luz (Jn 9), de la muerte a la vida (Jn 11). Además, participamos en la misión de Jesús que dice: "Como el padre me ha enviado, también os envío yo" (Jn 20,21).

4. En la tradición catecumenal de los primeros siglos la inscripción del nombre es un paso dado por quien se prepara a recibir el bautismo. La ceremonia incluye discernimiento e inscripción. Si el discernimiento es favorable, el obispo inscribe en el libro de la Iglesia el nombre de quien va a ser bautizado y así pasa a ser elegido o iluminado. No es una pura formalidad administrativa. Como dice Gregorio de Nisa (s.IV): "Dadme vuestros nombres para que yo los escriba con tinta. El Señor los grabará en tablas imperecederas, inscribiéndolos con su propia mano".

5. En medio del judaísmo convencional resuena la llamada de Juan: "Dad frutos dignos de conversión, y no andéis diciendo en vuestro interior: Tenemos por padre a Abraham" (Lc 3,8). La fe no se recibe por herencia biológica. Se requiere una respuesta personal. En esa línea se sitúa Jesús cuando lleva adelante su misión. De modo semejante, en medio del cristianismo convencional irrumpe la llamada del Evangelio. No vale decir: "Somos católicos de toda la vida". Hace falta otra cosa. El "vino nuevo" del Evangelio debe echarse en "pellejos nuevos" (Mc 2,22).

6. Cuando evangeliza, Jesús no está solo, comparte su misión. Ahí están los doce (Mt 10,1), están los setenta y dos (Lc 10,1), están las mujeres que acompañan a Jesús (8,1-3). La comunidad es la nueva familia de los discípulos (Lc 8,21), elcentro de acción que difunde el Evangelio recibido, el "cuerpo de Cristo" (1 Co 12,27). Compartimosla misión de Jesús de forma asociada, comunitaria: asociados para evangelizar. Como dice el Concilio Vaticano II, el "apostolado asociado" (AA 18) responde muy bien a las exigencias humanas y cristianas, siendo expresión de la comunión y de la unidad de la Iglesia en Cristo, que dijo: "Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18,20).

7. La primera comunidad cristiana es una asociación que escucha la palabra de Dios.  Tienen un consejo, el grupo de los doce, que es completado tras la muerte de Judas. Los reunidos son unos ciento veinte. El candidato ha de cumplir dos condiciones: ser testigo de la misión de Jesús, ser testigo de su resurrección. La asamblea propone dos candidatos. Oran y echan suertes. Así se suele traducir. Sin embargo, en el texto ordinario no se excluye una votación y en el texto occidental se afirma explícitamente: "dieron sus respectivos votos". De este modo, Matías queda agregado al número de los doce (Hch 1,15-26).

8. Las primeras comunidades tienen un fin: hacer discípulos (Mt 28,19), y un programa: el Evangelio (5,17). Se reúnen con un objetivo (Hch 2,1): para completar el grupo de los doce, para elegir a los siete del grupo de lengua griega (6,2-5); para tratar el asunto de los gentiles (15,6 y 29). Tienen normas de admisión, de funcionamiento, de exclusión de la comunidad (2,38; Mt 4,17; 7,1-5; 18,1-35). Toman decisiones "los apóstoles y ancianos", "de común acuerdo", "el espíritu santo y nosotros" (Hch 15,22.25.28).

9. Pedro preside (Mt 16,18), pero ha de justificar su acción en casa de Cornelio (Hch 11,4). Pedro es "apóstol de los judíos", Pablo es "apóstol de los gentiles" (Ga 2,8). Pablo cuenta con colaboradores que elige cuidadosamente: por ejemplo, Prisca y Aquila (Rm 16,1; Hch 18,2); Timoteo, que es judío (Rm 16,21; Hch 16,3); Tito, que es gentil (Tt 1,9;Ga 2,3). Las comunidades tienen sus dirigentes: "ancianos" (Hch 20,17; 21,18 y 20; Tt 1,5),  "vigilantes" (20,28), "vigilantes y servidores" (Flp 1,1). El criterio es servir (Mc 9,35). Febe es "servidora" (Rm 16,1). Llegado el caso, Pablo apela a sus derechos de ciudadano romano (Hch 22,25-29).

10. En 1987 nos constituimos en asociación, reconocida eclesial y civilmente. Esto ha dado asentamiento eclesial y civil a la Comunidad de Ayala y a la acción evangelizadora que estamos desarrollando. Con ello la Comunidad tiene personalidad jurídica, es decir, carta de identidad religiosa y civil. En realidad, el hecho de asociarse culmina un proceso de maduración en el que llegamos a vivir lo que significa el bautismo: asociados para evangelizar.

11. Al propio tiempo, asociarse supone participar plenamente en la Comunidad: “participar de manera real y efectiva tanto en las actividades y reuniones, como en la organización de la Asociación” (Estatutos, art. 7,1), "serán socios, sin limitación de número, todas aquellas personas, mayores de edad, que: estén en comunión eclesial; estén integradas en grupo o comunidad promovida por la Asociación; soliciten su ingreso en la Asociación, manifestando respetar los fines de la misma; sea aceptada su admisión por el Consejo Rector y ratificada por la Asamblea General Extraordinaria" (art. 6,1). Para hacer la solicitud, rellenar la siguiente ficha de inscripción.