En el principio era la palabra
 

DE LOS DOS PUEBLOS HIZO UNO
Cambiaste mi luto en danza


El 23 de marzo murió Adolfo Suárez. Ese día recordé el pasaje que se leía en todas las iglesias cuando murió don Juan de Borbón, el 1 de abril de 1993. El pasaje venía a decir: De los dos pueblos hizo uno (Ez 37,21-28). Resultaba significativo: lo que se había celebrado como “el día de la victoria” se transformaba en “el día de la reconciliación”. Don Juan lo había hecho posible. También Adolfo Suárez, el hombre de la transición, había hecho posible la reconciliación de las dos Españas.  En la foto, Herminio González con Adolfo Suárez en Budapest (16-12-1990).
Los medios de comunicación recordaban una y otra vez las imágenes del 23-F, el día en que Suárez se mantuvo en pie y se dirigió al militar golpista, mientras este asaltaba el Congreso de los Diputados y disparaba sus balas al techo del hemiciclo. Una voz dijo: “¡Señor Suárez, permanezca en su escaño!”. Suárez respondió: “Yo tengo la facultad como presidente del Gobierno”…No se oye más, en ese momento nadie sabía lo que podía suceder, se jugó la vida.
La capilla ardiente estaba en el Congreso de los Diputados. Ese día, el 24, teníamos  catequesis en la parroquia de Santa María de la Esperanza. Me recogió Gonzalo, cuyo cumpleaños es precisamente el 23 de febrero. En la radio del coche se hablaba del Congreso de los Diputados. Me pareció una señal de Adolfo Suárez. Vicente y Mariní también tuvieron un detalle relacionado con el CDS, el partido de Suárez.
El día 25, en el grupo de Avila, comentamos el entierro que se había  celebrado en la catedral. Teresa puso sobre la mesa el álbum de la boda de su hijo. Lo llevaba en una bolsa que ponía Festa. Abordamos la catequesis del Apocalipsis, que recoge el pasaje de Gog y Magog (Ap 20,8), Paquita comentó que eso había salido en el entierro de Suárez. La TV  había recogido el detalle de los “dos personajes” que aparecen en la puerta de la catedral. Ese difícil pasaje del Apocalipsis revela retoques y manipulaciones a pesar de la advertencia contraria (Ap 22,18-19). Considerar a Gog y Magog como dos personajes es propio de alguien que ignora la Biblia. No es ese precisamente el caso de Juan. Gog es rey “en el país de Magog” (Ez 38,2). De esta forma, un detalle del entierro de Suárez se nos colaba en la catequesis. Y no era un detalle cualquiera. Era la prueba de la manipulación que denunciamos.
Adolfo Suárez fue enterrado en el claustro de la catedral junto a su esposa Amparo, que había fallecido en 2001. En la tierra era un día de luto, se celebraba un entierro. Nos pareció percibir que en otra dimensión había una fiesta, un banquete de bodas. Era otro detalle de la catequesis. Nos pareció una señal el álbum de bodas y la bolsa donde ponía Festa. Los esposos Adolfo y Amparo se encontraban de nuevo a pesar de la enfermedad y a pesar de la muerte, en esa dimensión en la que viven ya con el Señor Resucitado.
El funeral de Estado tuvo lugar en la catedral de la Almudena el 31 de marzo. No se anunció la dimensión pascual de la muerte cristiana, como pide el Concilio (SC 81). Fue por otros derroteros que es preciso revisar a la luz del Evangelio. En el fondo, una ocasión perdida. En todas las iglesias se leía ese día un salmo precioso que lo decía todo: “Señor, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa”, “cambiaste mi luto en danza, Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre” (Sal 30).

Jesús López Sáez