En el principio era la palabra
 

EL JUICIO DE LOS IMPERIOS

El acontecimiento del siglo 


xfretensisw1. Los imperios que dominan el mundo parecen eternos. Frecuentemente, su poder se hace absoluto. Según los casos, las razones en que se apoyan son diferentes: la cultura griega, la paz romana, la propia nación, la civilización cristiana, la redención del proletariado, la defensa de Occidente, la seguridad nacional, la cultura pagana. ¿Qué hacer entonces? ¿Se puede colaborar con el poder absoluto? ¿Se impone una resistencia violenta? ¿Es mejor una resistencia pacífica? El juicio de los imperios ¿es algo olvidado?, ¿se produce ya ahora?, ¿es el acontecimiento del siglo?, ¿qué está pasando?

2. En la Biblia pasan grandes imperios: Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, Roma. En ellos encontramos situaciones diversas. José llega a ser primer ministro en Egipto (Gn 41,41); Moisés, salvado de las aguas por la hija del faraón (Ex 2,10), libera a su pueblo de la opresión egipcia (3,7-10). El rey caldeo (625-621 a.C.) se lanza a la conquista de una vasta parte del mundo y el profeta Habacuc se pregunta: ¿guardará silencio el Señor ante esa loca aventura? (Ha 1,2). Daniel, uno de los judíos desterrados en Babilonia, colabora con el rey (Dn 1,19), pero sueña con el juicio de los imperios (7,1-18) y también sufre los zarpazos del poder (14,33-39). Jesús admira la fe del centurión (Mt 8,10) y, sin embargo, es crucificado por el poder romano (Mc 15,15-27).

3. Asiria viene de Asur, el dios del imperio. Cualquier pueblo se le debe someter. Los enemigos son exterminados. El rey Senaquerib (704-681 a. C.) se jacta de ello:“Con el mandato del dios Asur, el Gran Señor, caí sobre el enemigo como un huracán... Los derroté y los hice retroceder. Atravesé las unidades del enemigo con flechas y jabalinas... Corté sus gargantas como a borregos... Mis caballos encabritados, enjaezados, se sumergieron en la sangre que corría como en un río; las ruedas de mi carro de batalla se salpicaron de sangre y despojos. Llené la llanura de cadáveres de los guerreros, como si fueran hierba”. Pues bien, en primer plano, antes que la noticia, aparecen los pies del mensajero (Na 2,1). Viene corriendo, volando sobre los montes. El mensajero anuncia la paz, pero también el acontecimiento del siglo: la caída de Nínive, la capital del imperio asirio (612 a.C.). Parecía imposible. Pero está escrito: "¡Ay de la ciudad sanguinaria!" (Na 3,1). El rey Manasés (698-643), un vasallo rendido a la voluntad del imperio, "derramó tanta sangre inocente que inundó a Jerusalén de punta a punta" (2 R 21,16). Según la tradición judía, el profeta Isaías fue una de sus víctimas.

4. Babilonia contribuye a ejecutar el juicio contra Nínive: "En vuestros días voy a hacer una obra que no creeréis aunque os lo cuenten. He aquí que yo suscito a los caldeos, pueblo acerbo y fogoso, que recorre las anchuras de la tierra" (Ha 1,5-6). El juicio es también contra Judá, que ha hecho lo que Dios reprueba. Babilonia será lugar de destierro: "Al filo de cumplírsele a Babilonia setenta años, yo os visitaré y confirmaré sobre vosotros mi favorable promesa de volveros a este lugar" (Jr 29,10). Como antes lo hizo Nínive, Babilonia se levanta ante Dios como poder absoluto, con soberbia e insolencia (50,29-32). Se convierte en la ciudad del mal: "Capital de Babilonia, criminal" (Sal 137). Finalmente, será tomada por el persa Ciro (539 a.C.).

5. En el siglo IV antes de Cristo el dominio del mundo se desplaza lentamente de Oriente a Occidente. En dos célebres batallas los griegosfrenan el avance del imperio persa: en Maratón (491 a.C.) y Salamina (480 a.C.). Y en Ipso, en la parte norte de Siria, Alejandro de Macedonia impone su dominio (333 a.C.). Su primer objetivo es Egipto. Con 32.000 soldados de infantería y 5.000 de caballería, se dirige hacia el sur, seguido en el mar por una flota de 160 naves. De paso, en la costa siria, primero toma Tiroy, después, Gaza. El movimiento de tropas estacionadas en la costa no puede pasar inadvertido para los judíos. Según el historiador Flavio Josefo, tras la toma de Gaza, Alejandro va a Jerusalén. El pueblo y el sumo sacerdote le reciben con todos los honores. El macedonio hace una ofrenda en el templo accediendo a los deseos del pueblo. Luego se dirige a Egipto. Alejandro "suscitó muchas guerras, se apoderó de plazas fuertes y dio muerte a reyes de la tierra. Avanzó hasta los confines del mundo y se hizo con el botín de multitud de pueblos. La tierra enmudeció en su presencia y su corazón se llenó de soberbia y de orgullo. Reunió un ejército potentísimo y dominó sobre tierras, pueblos y príncipes, que le pagaban tributo. Después cayó enfermo y conoció que se moría" (1 Mc 1,2-5). Le suceden cuatro generales que se dividen el imperio: "Todos a su muerte se ciñeron la diadema, y sus hijos después de ellos, durante largos años" (1,9).

6. De ellos brotó "un vástago perverso", Antíoco Epífanes (1,10), que reinó desde el 175 al 164 a.C. "Una vez asentado en el reino, concibió el proyecto de reinar sobre el país de Egipto, para ser rey de ambos reinos. Con un fuerte ejército, con carros, elefantes, caballos y una gran flota, entró en Egipto", "ocuparon las ciudades fuertes y Antíoco se alzó con los despojos del país" (1,16-19). Después "subió contra Israel y llegó a Jerusalén con un fuerte ejército", saqueó el templo y "tomándolo todo, partió para su tierra después de derramar mucha sangre y de hablar con gran insolencia" (1,20-24). Contó con la complicidad de algunos judíos seducidos por la nueva cultura: "renegaron de la alianza santa para atarse al yugo de los gentiles y se vendieron para obrar el mal" (1,15).

7. Antíoco quiere unificar a los pueblos con la imposición de un culto extraño: "El rey publicó un decreto en todo su reino ordenando que todos formaran un único pueblo y abandonara cada uno sus peculiares costumbres. Los gentiles acataron todos el decreto real y muchos israelitas aceptaron su culto, sacrificaron a los ídolos y profanaron el sábado"(1 Mc 1,41-43). El decreto "ordenaba seguir costumbres extrañas al país"(1,44), "profanar el santuario y lo santo"(1,46), "quien desobedezca el decreto, morirá" (1,50), el rey mandó levantar sobre el altar del templo un altar pagano, "la abominación de la desolación"(1,54). La convivencia se hace imposible. La apertura a lo ajeno no significa desprecio de lo propio. En la lucha entre paganismo griego y fe judía hay tres años de crisis, marcados por la sublevación de Judas el macabeo (167-164 a.C.).

8. Al comienzo, los "hasidim", piadosos que se organizan en hermandades, se unen a la lucha macabea, pero pronto el movimiento se divide. Los macabeos buscan la liberación política y religiosa por las armas. Los "hasidim" asumen una resistencia pacífica. Renuncian a la lucha violenta y ponen su esperanza en manos de Dios. La resistencia contra el poder absoluto es la manifestación de un combate profundo que dura siglos. En ese combate se enfrentan las fuerzas del mal y la fuerza de Dios. Antíoco es la encarnación más virulenta del poder demoníaco. La esperanza en la liberación se identifica con la victoria de Dios y el establecimiento de su reino. A los que queden, al "pequeño resto", "se les llamará santos, serán todos los inscritos en Jerusalén como vivos" (Is 4,3), "en ella están los tribunales para el juicio" (Sal 122).

9. El libro de Daniel se difunde en el 164 antes de Cristo, poco antes de la muerte de Antioco. Es un mensaje de esperanza en medio de las dificultades del tiempo presente. Relatos transmitidos entre los judíos de la diáspora se hacen actuales. Daniel, uno de los judíos desterrados en Babilonia (Dn 5,13), dotado de espíritu profético (4,5), tiene el don de interpretar sueños y visiones, revelando así el sentido de la historia (1,6.17;2,25). Precisamente eso es lo que se necesita ahora. Lo que está pasando es algo que desborda, un enigma demasiado grande para interpretarlo con medios humanos. Se requiere una revelación de Dios. El asunto no es fácil. Hay que intentar de corazón comprender (Dn 10,12). Daniel contempla en visiones de la noche un horizonte de siglos. Los imperios pasan. Dios permanece: "Tu trono está firme desde siempre, y tú eres eterno" (Sal 93). Los creyentes sufren los zarpazos del poder, pero Dios les hace justicia, participan (ya ahora) en el juicio de los imperios. Dios habla de muchas maneras, también en sueños. Su palabra desciende a las profundidades del mundo no consciente y supera la censura individual y colectiva.

10. Daniel tiene un sueño, que enseguida pone por escrito: "Los cuatro vientos del cielo agitaron el mar grande, y cuatro bestias enormes, diferentes todas entre sí, salieron del mar. La primera era como un león con alas de águila. Mientras yo la miraba, le fueron arrancadas las alas, fue levantada de la tierra, se incorporó sobre sus patas como un hombre, y se le dio un corazón de hombre. A continuación, otra semejante a un oso, levantada de un costado, con tres costillas en las fauces, entre los dientes. Y se le decía: Levántate, devora mucha carne. Después, yo seguía mirando y vi una bestia como un leopardo con cuatro alas de ave a su dorso; la bestia tenía cuatro cabezas, y se le dio el dominio. Después seguí mirando, en mis visiones nocturnas, y vi una cuarta bestia, terrible, espantosa, extraordinariamente fuerte; tenía enormes dientes de hierro, comía, trituraba, y lo sobrante lo pisoteaba con sus patas. Era diferente de las bestias anteriores y tenía diez cuernos. Estaba yo observando los cuernos, cuando en esto despuntó entre ellos un cuerno pequeño, y tres de los primeros cuernos fueron arrancados delante de él. Tenía este cuerno ojos como los de un hombre, y una boca que profería grandes cosas". "Mientras yo contemplaba, se aderezaron unos tronos y un anciano se sentó", "miles de millares le servían, miríadas de miríadas estaban delante de él. El tribunal se sentó y se abrieron los libros", "yo seguía contemplando en las visiones de la noche. Y he aquí que en las nubes del cielo venía como un hijo de hombre. Se dirigió hacia el anciano y fue llevado a su presencia. A él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás" (Dn 7,1-14).

11.Daniel se acercó a uno de los que estaban allí de pie y le dio la interpretación: "Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que surgirán de la tierra. Los que han de recibir el reino son los santos del Altísimo, que poseerán el reino eternamente" (7,17-18), "la cuarta bestia será un cuarto reino que habrá en la tierra, diferente de todos los reinos. Devorará toda la tierra, la aplastará y la pulverizará. Y los diez cuernos: de este reino saldrán diez reyes, y otro saldrá después de ellos; será diferente de los primeros y derribará a tres reyes; proferirá palabras contra el Altísimo y pondrá a prueba a los santos del Altísimo. Tratará de cambiar los tiempos y la ley, y los santos serán entregados en sus manos durante tres años y medio. Pero el tribunal se sentará y el dominio le será quitado para ser destruido y aniquilado definitivamente. Y el reino y el imperio y la grandeza de los reinos bajo los cielos todos serán dados al pueblo de los santos del Altísimo. Reino eterno es su reino y todos los imperios le servirán y le obedecerán"(7,23-27). Daniel se quedó pálido y guardó estas cosas en su corazón (7,28).

12. Realidades humanas (imperios) aparecen como bestias. Realidades divinas aparecen con figura humana. La historia es juzgada ante el trono del Anciano (Dios) y ante el trono del hijo del hombre (los santos, Jesús de Nazaret). En tiempo de Jesús, la bestia política es el imperio romano. Roma es "la célebre ramera" con la que fornican reyes y habitantes de la tierra, "la gran Babilonia" que se embriaga con la sangre de santos y mártires de Jesús, "la bestia" que camina hacia su destrucción, la ciudad que se asienta sobre siete colinas (Ap 17,1-9). Un detalle importante: la bestia religiosa se pone al servicio de la bestia política (13,11-12).

13. Veamos el pasaje del endemoniado de Gerasa (Mc 5,1-20). Llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos. La región es pagana. Gerasa es la ciudad principal. Apenas Jesús salió de la barca, vino a su encuentro “un hombre con espíritu inmundo”, “a quien nadie ya podía tenerle atado ni siquiera con cadenas”, “andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con las piedras” (5,1-5). El problema desborda, aliena, margina, deshumaniza.

14. El hombre acude a Jesús. Al verle de lejos “corrió y se postró ante él” (5,6). En cierto sentido, le reconoce, se dirige a él con título mesiánico: “Hijo de Dios Altísimo” (5,7; Lc 1,32). Pero algo no va bien, enseguida aparecen enormes resistencias: “¿Qué tengo yo contigo?”, “te conjuro por Dios que no me atormentes”. Jesús había dicho: “Espíritu inmundo, sal de este hombre”. Jesús afronta el problema, le hace salir, le interroga, le pregunta su nombre: "Mi nombre es Legión, porque somos muchos” (5, 7-9). En el fondo, evangelizar es superar resistencias, “echar demonios”, liberar de problemas que desbordan.

15. El problema parece de tipo político. La palabra Legión evoca la fuerza militar romana que domina el país. El espíritu inmundo “le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región” (5,10). Los demonios (como los romanos) quieren permanecer en la región (dominada). Pero, si han de salir del hombre, quieren entrar en los cerdos (5,11). Había allí una gran piara de cerdos que pacían en el monte: “Los espíritus inmundos salieron y entraron en los cerdos, y la piara –unos dos mil- se arrojó al mar desde lo alto del precipicio” (5,13).

16. El hombre tiene dentro la locura del país. La legión es una piara de cerdos que han de ser echados al mar. El endemoniado es “el símbolo del pueblo judío que sufre la opresión del ejército romano” (T. Reinach), “hay una referencia clara a la opresión que estaban ejerciendo las tropas romanas sobre aquella región” (G. Theissen). El lenguaje es críptico, clandestino. Ciertamente, “aquí se requiere sabiduría” (Ap 13,18). Y también: “El que pueda entender que entienda” (Mt 24,15). En la foto, moneda de la Roma imperial con el cerdo, símbolo de la Legión X Fretensis, una de las legiones estacionadas en la zona.

17. Tal y como nos llega, el relato galileo sobre la curación de Gerasa parece deslizarse hacia el lenguaje mágico, a pesar de la reserva de Jesús ante tales desviaciones. Jesús libera al hombre de la violencia que le oprime. Y después viene lo imprevisto, lo desconcertante. La piara de cerdos se precipita en el mar. No se nos dice exactamente qué pasó. Si fue un accidente, pudo servir de señal, pudo ser una parábola en acción, un hecho sincrónico (coincidente) y simbólico. Poseídos por la misma locura, “los cerdos de la legión” se precipitan en el mar. El número de "unos dos mil" encaja mejor con una legión que con una piara.

18. Los porqueros huyen y cuentan lo ocurrido. La gente acude. Ven al hombre "sentado, vestido y en su sano juicio" (5,15). A quien nadie le podía dominar (5,4), Jesús le libera sólo con su palabra. Jesús enseña “como quien tiene autoridad” (1,22), “manda a los espíritus inmundos y le obedecen” (1,27). Quien se portaba de forma asocial, como un animal salvaje, aparece sentado con los demás, tranquilo y sereno, con dignidad y cordura. En el pasaje de Lucas aparece “a los pies de Jesús” (Lc 8,35), con la actitud del discípulo.

19. Contrasta el método empleado por los gerasenos, la fuerza que reprime, con el método empleado por Jesús, la palabra que libera. Ciertamente, el “evangelio de Jesús, el Cristo” (Mc 1,1) no es el evangelio del César. Jesús es más fuerte que los demonios (3,27), porque su fuerza viene de Dios.

20. Se llenaron de temor: “Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término” (5,17). Los gerasenos viven tranquilos y quieren seguir así, rechazan lo que pueda desestabilizar el orden establecido, aunque este sea injusto, opresor, alienante. En el fondo, no quieren problemas con los porqueros, los dueños de los cerdos que dominan la región.

21. Al subir Jesús a la barca, el hombre curado le pide “estar con él”, quiere  ser uno de los doce, pero Jesús le dice: "Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti"  (5,18-19). Ver L.M. Romero Sánchez, La eficacia liberadora de la palabra de Jesús, evd, Estella, 2009, 242-253. En el pasaje de Mateo (Mt 8, 28-34) hay una variante. Los endemoniados son dos.

22. Datos históricos. En la primera guerra judía (66-70 d.C.) los rebeldes, que luchan contra la dominación romana, atacan esa zona: “Todo el pueblo participó salvajemente en las matanzas de Cesarea, se distribuyó en bandas y arrasó las ladeas sirias y las ciudades vecinas”. Aunque Gerasa es atacada por los rebeldes, sus habitantes actúan con piedad: "No se metieron con los judíos que convivían en su ciudad, sino que escoltaron hasta la frontera a los que querían abandonar su territorio" (F. Josefo, La guerra de los judíos II, 458-459 y 480). Un rebelde judío, Simon Bar Giora, era natural de Gerasa (IV, 503). La Legión X Fretensis participa en la ocupación de Galilea, en la toma de Gerasa y de Jerusalén. Tras la segunda guerra judía (132-135 d.C.), se construye una colonia romana sobre las ruinas de Jerusalén: "Aelia Capitolina fue una ciudad pagana habitada por gentiles. En la puerta sur, mirando hacia Belén, se encontraba grabada la imagen de un cerdo" (Atlas de la Biblia, P&J, Barcelona, 1991,180).

23. Algunas aclaraciones. Jesús, el profeta de Galilea (Mt 21,11), no quiere que le confundan con otros que han venido delante (Jn 10,8). Los celotas anuncian el reino de Dios, pero pretenden imponerlo por la fuerza. Estos no encuentran en Jesús palabras de apoyo, sino de crítica: entregan a los suyos a ser degollados por los romanos (Lc 13,3), ven venir al lobo y huyen, son asalariados, no entran por la puerta, son ladrones y salteadores, roban, matan y destruyen (Jn 10,1-21). Aunque alguno de sus discípulos haya sido celota, como Simón (Lc 6,16) o Judas Iscariote (Mc 14,10), Jesús no es de ellos. No va armado. Es "el buen pastor" (Jn 10,14). Sus armas son otras, las señales del reino de Dios.

24. Las señales de Jesús. Los evangelios dan a ciertos hechos de Jesús los nombres de “signos”, “señales”, “acciones poderosas”, “obras de Cristo”, pero no hablan de “milagros”. Ciertamente, el pueblo se asombra, porque percibe la acción de Dios en la persona de Jesús. Como le dice Nicodemo: “Nadie puede realizar las señales que tú realizas si Dios no está con él” (Jn 3,2).

25. En realidad, milagro es “el acto del poder divino, superior al orden natural”, es decir, a las leyes de la naturaleza. Sin embargo, en la Biblia no se plantea la relación que el acontecimiento tiene con la naturaleza, sino la relación que el acontecimiento tiene con Dios. Lo que se plantea es si  el contexto del hecho indica que Dios hace señas.

El teólogo holandés Edward Schillebeeckx afirma en su libro sobre Jesús “La historia de un Viviente” (Cristiandad, Madrid, 1981): “De la tradición de milagros, Marcos toma también elementos en los que Jesús aparece casi como un curandero y un mago”. Sin embargo, “en los evangelios se trasluce todavía la reserva de Jesús frente a tales desviaciones” (p. 168).

26. Jesús no es un mago, es el ungido de Dios, el enviado de Dios: “Pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo porque Dios estaba con él” (Hch 10, 38). Los adversarios atribuyen las señales de Jesús a causas diabólicas, pero sus discípulos perciben en esos hechos la acción de Dios. Como dice Jesús: “Si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el reino de Dios” (Lc 11,20).

27. No es cuestión de fórmulas ni de conjuros. Jesús es el profeta que anuncia la buena noticia: “Ya reina tu Dios” (Is 52,7). Jesús nunca toma la iniciativa en las señales que realiza: “Yo no puedo hacer nada por mi cuenta” (5,30), “mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra” (4,34). Cuando los fariseos le piden “una señal del cielo” como prueba de legitimación, se niega rotundamente. Dando un profundo gemido dice: “¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará a esta generación ninguna señal” (Mc 8, 12-13). 

28. Para llevar adelante su misión, Jesús no se identifica con ninguno de los grupos sociales y religiosos de su tiempo: saduceos, celotes, fariseos, esenios, escribas. Jesús anuncia la buena nueva a los pobres, la muchedumbre sometida por los poderosos. La enseñanza de Jesús no es abstracta: donde hay opresión, hay palabra de liberación. Como aquel día, en la sinagoga de Nazaret (Lc 4,18-19).

29. La misión de Jesús se realiza no sólo con palabras, sino también con obras. Jesús anuncia una palabra acompañada de señales y signos: enseña y cura, dice y hace. A la pregunta de los discípulos de Juan el Bautista, responde con el lenguaje de los hechos, las señales del Evangelio: “Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la buena nueva” (Mt 11,5).

30. De una forma especial, Jesús es el hijo del hombre. Crucificado por poderes bestiales, viene "sobre las nubes del cielo" a juzgar la historia. En impresionante desafío, dijo Jesús a Caifás: "A partir de ahora veréis al hijo del hombre sentado a la derecha del poder y venir sobre las nubes del cielo" (Mt 26,64; Sal 110,1). El hijo del hombre viene con sus "ángeles", con sus "santos". Los santos, reunidos en comunidades, juzgan al mundo (1 Co 6,2), se sientan para juzgar a las doce tribus de Israel (Mt 14,28), para juzgar a las naciones (Mt 25,32).

31. El juicio de los imperios es actual. Agosto de 2010. El presidente Obama, cumpliendo su promesa electoral, retira de Irak las últimas tropas de combate. Estados Unidos termina así una guerra que no ha podido ganar. Deja un país arruinado y con pocas esperanzas de estabilidad. Han muerto más de 100.000 civiles iraquíes y 4.419 soldados de las tropas ocupantes. Los atentados no cesan. Estados Unidos ha gastado cerca de 800.000 millones de dólares. Con ese dinero se podría haber erradicado el hambre en el mundo durante 16 años. Este mundo es bestial, se necesita un mundo más humano.

 

* Diálogo: sobre el juicio de los imperios

- se produce ya ahora, es el acontecimiento del siglo

- el sueño de Daniel es actual: bestias que someten con poder la tierra

- en tiempo de Jesús, la bestia política es el imperio romano

- el problema de Gerasa parece de tipo político

- el hijo del hombre viene a juzgar la historia

- los santos, reunidos en hermandades (comunidades), juzgan al mundo

- este mundo es bestial, se necesita un mundo más humano