En el principio era la palabra
 

 

El mayor problema religioso del hombre no está en si Dios existe o no existe, sino en si Dios habla hoy o no. Para la Iglesia naciente, evangelizar es anunciar la buena nueva de la Palabra (Hch 8,4); quien evangeliza, anuncia no una palabra de hombre, sino la Palabra de Dios que permanece operante entre vosotros (1 Ts 2,13), una palabra viva y eficaz (Hb 4,12). Todo lo cual supone descubrir que Cristo sigue hablando. El es la Palabra (Jn 1,14). Sin embargo, el triste destino de la Palabra es el de ser rechazada: los arquitectos construyen con otras piedras, el mundo ignora sus propio fundamento, no encuentra acogida en el templo, se conmueven los poderes de la tierra.

 


LA PIEDRA QUE DESECHARON
LOS ARQUITECTOS
ES AHORA LA PIEDRA ANGULAR,
ES AHORA LA PIEDRA ANGULAR.

El mundo se hizo en la Palabra
y el mundo no la conoció,
la Palabra vino a los suyos
y en casa se la rechazó,
la Palabra vino a los suyos
y en casa se la rechazó.

Un hombre tenía una viña
que a viñadores alquiló,
sus siervos se ven maltratados
y a su hijo se le mató,
sus siervos se ven maltratados
y a su hijo se le mató.

¿Por qué se conmueven los pueblos
y los que tienen el poder?
De corazón proclamamos:
nosotros vivimos en El.
De corazón proclamamos:
nosotros vivimos en El.