En el principio era la palabra
 

 

Cuando Jesús habla de la oración, dice: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abre (Lc 11,9-10). Muchos creen que este dicho no se cumple, pues no se les concede lo que piden. Entonces suele decirse que hay que pedir una cosa buena, que hay que pedir bien, que ha de ser bueno el que lo pide. Si falla alguna de estas tres condiciones...Pero Jesús dice otra cosa: Si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas a vuestros hijos ¡cuánto más el Padre del Cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan! (11,13). Quizá muchos piden cualquier otra cosa, menos el don del Espíritu. No creen que con el don del Espíritu llegan también muchas cosas buenas (Mt 7,11).

       

                                                    
OH, SEÑOR, ENVIA TU ESPIRITU,
OH, SEÑOR, DANOS TU ESPIRITU,
QUE RENUEVE LA FAZ,
QUE RENUEVE AL BAJAR
LA FAZ DE LA TIERRA.

Quien vive sin este don
es como huerto sin agua,
como sin fuego la fragua,
como sin fuego la fragua,
como nave sin timón.

¿Cómo se puede nacer
de nuevo, siendo ya viejo?
No te olvides del consejo,
no te olvides del consejo:
es de Dios el renacer.

Si un hijo te pide pan,
tú no le das una piedra,
a quien pide cosa buena,
a quien pide cosa buena,
el Santo Espíritu dan.

En el momento peor
su luz yo quiero y su fuerza,
y que salga en mi defensa,
y que salga en mi defensa,
el Abogado de Dios.