En el principio era la palabra
 

 COMUNIDADES GALATAS

La libertad cristiana

1. Las comunidades gálatas, las “iglesias de Galacia” (Ga 1,2), fueron fundadas por Pablo con ocasión de una enfermedad hacia el año 45: “Bien sabéis que una enfermedad me dio ocasión para evangelizaros por primera vez; y, no obstante la prueba que suponía para vosotros mi cuerpo, no me mostrasteis desprecio ni repulsa, sino que me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús”  (Ga 4,13). Las comunidades gálatas son las de Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe, formadas en el primer viaje misionero (Hch 13-14). Galacia es la región de los gálatas, provincia romana de celtas, frigios, pisidios y licaonios.

2. Las comunidades están formadas por gentiles: “En otro tiempo no conocíais a Dios y servíais a los que no son realmente dioses” (4,8). A los gálatas Pablo les anuncia el Evangelio libre de la ley judía. Pero recibe malas noticias: “Me maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por la gracia de Cristo, para pasaros a otro evangelio, no que haya otro, sino que hay algunos que os están turbando y quieren deformar el evangelio de Cristo”(1,6-7). Entonces escribe la carta a los gálatas desde Éfeso, hacia el año 54. Es la carta de la libertad cristiana. Muestra el proceso de Pablo, su gracia, su misión, su combate.  

3. Los adversarios de Pablo son judeocristianos. Exigen que los gentiles convertidos a Cristo asuman la ley judía. De otro modo, su conversión sería falsa. Sólo pueden ser miembros del pueblo judío si cumplen la ley judía: descanso sabático, normas alimenticias, circuncisión de los varones, silencio de las mujeres en las comunidades, velo, etc. Es imposible participar en la alianza divina al margen de esas prácticas, de esas “obras de la ley”. A los varones se les exige la circuncisión: “El varón al que no se le circuncide la carne de su prepucio, ese tal será borrado de entre los suyos por haber violado mi alianza” (Gn 17, 14).  

4. Sin embargo, la salvación del gentil justo está en el ambiente. En la historia de la conversión del rey Izates de Adiabene, a comienzos del siglo I d.C., el mercader judío Ananías asegura al rey que puede ser prosélito sin someterse a la circuncisión. Eleazar se opone diciendo que el rey debe completar su conversión con la circuncisión, si no quiere cometer la más grande ofensa contra la ley judía. En una posición más liberal, los judíos helenistas aceptan a los gentiles “temerosos de Dios” sin exigirles el cumplimiento total de la ley. En las comunidades paulinas la igualdad en lo que se refiere a la religión, la clase y el género es una nueva realidad, una “nueva creación” (6,15) que supera los muros religiosos, sociales y de género: “Todos los bautizados en Cristo Jesús os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Ga 3,27-28).

5. En medio del judaísmo convencional resuena la llamada de Juan: "Dad frutos dignos de conversión, y no andéis diciendo en vuestro interior: Tenemos por padre a Abraham" (Lc 3,8). La fe no se recibe por herencia biológica. Se requiere una respuesta personal. En esa línea se sitúa Jesús cuando lleva adelante su misión. De modo semejante ahora, en medio del cristianismo convencional irrumpe la llamada del Evangelio. No vale decir: "Somos católicos de toda la vida". Hace falta otra cosa. Las grandes iglesias cristianas deben revisar su tradición a la luz del Evangelio. Hay que superar el muro religioso que separa a los hombres. En medio de una cristiandad que se desmorona y de una cultura laica dominante, lo que cuenta es la experiencia del Evangelio.

6. Según datos del ACNUR, 5.000 personas se han ahogado en 2016 tratando de cruzar el Mediterráneo. 3.700 personas en 2015, más de 3.200 en 2014, desde 1998 más de 25.000. Es un problema nacional, europeo, mundial, es el muro social, la valla, el abismo que separa a ricos y pobres, la parábola del evangelio (Lc 16,19-31): el pobre Lázaro se acerca a la mesa de la rica Europa (Lc 16,19-31).  Las grandes diferencias sociales son una injusticia (GS 66) y, además, son peligrosas, generan violencia. El Mediterráneo se está convirtiendo en un cementerio, es el Mar Muerto que necesita ser saneado (Ez 47). Las grandes mayorías sociales son tramposas. Es preciso cambiar: hace falta un mundo más humano y solidario.

7. Según Filón de Alejandría, sólo a través del judaísmo los gentiles pueden alcanzar “una forma de vida sensata y estable”. Pero Pablo anuncia el Evangelio libre del legalismo  judío (613 leyes) y lo hace frentea los intrusos, “los falsos hermanos que solapadamente se infiltraron para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús, con el fin de someternos a esclavitud, a quienes ni por un instante cedimos sometiéndonos, a fin de salvaguardar para vosotros la verdad del Evangelio”(2,4-5). Ley de Dios, sí; legalismo judío, no. No todo vale: “Habéis sido llamados a la libertad, sólo que no toméis de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario, servíos por amor los unos a los otros. Pues toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Ga 5, 13-14; Rm 13,8-10). En la foto, piedra que identifica a la antigua ciudad de Listra (Cidep).

8. En el fondo, el problema afecta especialmente a los varones. Han abandonado a los dioses paganos para creer en el Dios vivo. Sin embargo, al no estar circuncidados, tampoco son judíos. Entonces, les parece estar en una especie de limbo legal y social: sin ciudadanía pagana ni judía, ni son paganos ni son judíos. Las relaciones con la familia y con la sinagoga se hacen tensas. A diferencia de la circuncisión, el bautismo no establece diferencias respecto al género. La nueva realidad supera el muro religioso y el muro social, pero también el muro de género: promueve la integración y la participación de las mujeres. Desde el día de Pentecostés, el don del espíritu es dado a hombres y mujeres en la comunidad (Hch 2,17-18). El problema de fondo es de tipo patriarcal: ¿cómo lo llevan los varones?

9. Pablo interpela a los gálatas: ”Ahora que habéis conocido a Dios, o mejor, que él os ha conocido ¿cómo retornáis a esas realidades sin fuerza ni valor, a las cuales queréis volver a servir de nuevo? Andáis observando los días, los meses, las estaciones, los años. Me hacéis temer no haya sido en vano todo mi afán por vosotros” (4, 9-10). Los gálatas están tentados por la circuncisión. Para ellos la mutilación corporal no tenía connotaciones negativas. La castración era una práctica habitual entre jóvenes que se dedicaban al servicio de la montaña madre de los dioses en calidad de “galli”, es decir, de esclavos sagrados. La diosa madre es Cibeles, cuyo célebre santuario estaba en Pesinunte.

10. Antes de conocer a Dios, los gálatas han sido esclavos de la montaña madre de los dioses. Ahora bien, dice Pablo, la circuncisión los hace de nuevo esclavos, hijos de Agar, “la del monte Sinaí, madre de los esclavos”, cuando son hijos de Sara, “hijos de la libre”: “Decidme vosotros, los que queréis estar sometidos a la ley. ¿No oís la ley? Pues dice la Escritura que Abrahán tuvo dos hijos: uno de la esclava y otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la naturaleza; el de la libre, según la promesa. Hay en ello una alegoría, estas mujeres representan dos alianzas: la primera, la del monte Sinaí, madre de los esclavos, es Agar, y corresponde a la Jerusalén actual, que es esclava, y lo mismo sus hijos. Pero la Jerusalén de arriba es libre, esa es nuestra madre”, “y vosotros, hermanos, a la manera de Isaac, sois hijos de la promesa” (4, 21-29), “para ser libres nos libertó Cristo. Manteneos firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud”(5,1), “ojalá se mutilaran los que os perturban” (5,12).

11. ¿Qué supone esto para las mujeres? “La ley (judía) tiene un sesgo específico en relación con el género. Formulada desde la perspectiva masculina, se preocupa sobre todo por señalar los derechos, prerrogativas y obligaciones de los varones” (Tatha Wiley). Las mujeres son parte de Israel, pero no de forma independiente. Participan en la alianza a través de una relación de dependencia con el padre, el marido, el hermano o el hijo. Es decir, están sometidas al yugo del varón. A ellas les corresponde separar una porción de la masa del pan para ofrecerla al sacerdote, encender las velas del sábado y cumplir las leyes de la pureza familiar, que les  impiden asistir al culto en circunstancias generadoras de impureza como la menstruación o el parto. A las mujeres se les niega la obligación de estudiar la ley, excluyéndolas de una importante dimensión del culto, así como de la posibilidad de ejercer funciones públicas, como la de jueces. Por tanto, las mujeres no pueden participar en la reunión de las comunidades. Los rabinos de la Misná (finales del siglo II) dirán: “Dios excluye a las mujeres de los ritos del culto porque estos pertenecen al ámbito de las actividades masculinas”.

12. Sin embargo, en las comunidades paulinas mujeres y varones dirigen la oración, leen las Escrituras, profetizan: “Ya no hay distinción entre varón y mujer” (Ga 3,28). Si el rito primario de iniciación no es ya la circuncisión sino el bautismo, las mujeres se convierten en “miembros plenos del pueblo de Dios con los mismos derechos y deberes que los varones” (E. Schüssler Fiorenza). Se supera la desigualdad impuesta por las estructuras y relaciones patriarcales. Varón y mujer tienen la misma dignidad, ambos son “imagen de Dios" (Gn 1, 27). La sumisión de la mujer no pertenece al proyecto de Dios. La dominación del otro cónyuge es fruto del pecado humano: “Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará” (3, 16). Pablo pregunta a los gálatas: “Comenzasteis bien vuestra carrera, ¿quién os puso obstáculo para no seguir en la verdad? (Ga 5,7). Aceptar la circuncisión tiene consecuencias legales y sociales: en primer lugar, impide la plena participación de las mujeres; en segundo lugar, divide a los miembros según su género en dos partes desiguales. Se considera un escándalo que el estatus reservado a los varones sea compartido por las mujeres.

13. Veamos los estatutos de una asociación de misterios, organizada “según las costumbres paternas” (s. II-I a.C.): “Cuando llegan a esta casa, hombres y mujeres, libres y esclavos, deben jurar ante todos los dioses que no practicarán engaño contra ningún hombre y ninguna mujer, que no darán venenos a los hombres, que no conocen ni practicarán malignas maldiciones, ni filtros amorosos o pócimas que interrumpen el embarazo o impiden la concepción ni harán ni aconsejarán a otros que hagan cosa alguna que mate a los niños, y si alguien hace algo de esto ni lo tolerarán ni lo silenciarán, sino que lo denunciarán públicamente. Fuera de su propia mujer, ningún hombre deshonrará a mujer ajena, sea libre o esclava, que tiene un hombre, ni a un joven o a una virgen”, “una mujer libre debe ser santa y no conocer ningún otro lecho sino el de su marido, ni ninguna otra convivencia. Pero si lo conoce, no debe ser santa sino manchada, y llena de oprobio para su estirpe e indigna de venerar a este dios (Zeus)…ni de ver cómo se celebran los misterios” (Inscripción de Filadelfia, Asia Menor, Lidia: Berger, 265).

14. Desde el saludo inicial, Pablo proclama su condición de apóstol: “Pablo, apóstol, no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por Jesucristo” (1,1). Y añade: “Os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mi, no es de orden humano, pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno sino por revelación de Jesucristo”(1,11-12). Pablo recuerda su conversión: “Cuando aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mi a su hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo a hombre alguno, ni subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mi, me fui a Arabia, de donde volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. Y no vi a ningún otro apóstol, sino a Santiago, el hermano del Señor. Y en lo que os escribo, Dios me es testigo de que no miento. Personalmente, no me conocían las iglesias de Cristo en Judea. Solamente habían oído decir: El que antes nos perseguía ahora anuncia la buena nueva. Y glorificaban a Dios por mi causa”(1,15-24). Cuando el fariseo Saulo se encuentra con Cristo, experimenta un cambio radical. Cambia su jerarquía de valores: “No vivo yo, es Cristo quien vive en mi” (Ga 2,20), “lo que era para mi ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo”(Flp 3,8).

15. Pablo da un paso más y apela al encuentro de Jerusalén: “Luego, al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo también a Tito. Subí movido por una revelación y les expuse a los notables en privado el evangelio que proclamo entre los gentiles para ver si corría o había corrido en vano”(Ga 2,1-2). En efecto, catorce años después, Pablo sube de nuevo a Jerusalén. No ha sido convocado por nadie. Sube movido por la palabra viva de Dios. Se reúne aparte con los dirigentes de la comunidad y les expone el evangelio que anuncia entre los gentiles. No es que el apóstol dude de su misión. Quiere responder a la acusación que se le hace y aclarar que no corre en vano. Le acompaña Bernabé y también Tito, que es gentil y no está circuncidado, ¡toda una prueba! La circuncisión es el rito que marca a los hijos de Abraham como miembros del pueblo creyente (Gn 17,12-14), “pues bien, ni siquiera Tito que estaba conmigo, con ser griego, fue obligado a circuncidarse”(Ga 2,3).

16. Los adversarios de Pablo se apoyan en la autoridad de los dirigentes de la Iglesia, pero éstos le habían tendido la mano en señal de comunión:Los notables nada nuevo me impusieron. Al contrario, viendo que me había sido confiada la evangelización de los incircuncisos, al igual que a Pedro la de los circuncisos, - pues el que actuó en Pedro para hacer de él un apóstol de los circuncisos, actuó también en mi para hacerme apóstol de los gentiles – y reconociendo la gracia que me había sido concedida, Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos tendieron la mano en señal de comunión a mi y a Bernabé, nosotros iríamos a los gentiles y ellos a los circuncisos. Sólo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, cosa que he procurado cumplir”(Ga 2,6-10).  Como en Qumrán, “los pobres” son los miembros de la comunidad, “se anuncia la buena nueva a los pobres”, se superan las grandes diferencias sociales (4Q521; Mt 11,5).

17. Pablo recuerda a los gálatas la reprensión de Pedro en Antioquía: “Mas, cuando vino Cefas a Antioquia, me enfrenté con él cara a cara, porque era digno de reprensión. Pues antes de que llegaran algunos del grupo de Santiago, comía en compañía de los gentiles; pero una vez que aquellos llegaron, empezó a evitarlos y apartarse de ellos por miedo a los circuncisos. Y los demás judíos disimularon como él, hasta el punto de que el mismo Bernabé se vio arrastrado a la simulación. Pero en cuanto vi que no procedían rectamente conforme a la verdad del Evangelio, dije a Cefas en presencia de todos: Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿cómo fuerzas a los gentiles a judaizar?”(Ga 2,11-14).

18. ¿Minucias? ¡Simulación, comedia, involución, escándalo! Con el encuentro de Jerusalén había quedado claro que lo que salva al hombre no es un conjunto de prácticas sino la conversión al Evangelio. Pero la involución avanza de forma galopante: en Jerusalén, en Antioquía, por todas partes siguen los pasos de Pablo. Como ya pasó en Antioquía (Hch 15,1), aparecen en Galacia unos intrusos, diciendo que es necesaria la observancia de la ley, que el fundador de la comunidad ha traicionado las exigencias de la fe, que es un hombre que actúa al margen de la Iglesia.

19. Entonces ese hombre escribe indignado: “¡Insensatos gálatas! ¿Quién os ha fascinado a vosotros, a cuyos ojos se presentó a Cristo crucificado? Sólo quiero que me contestéis a esto: ¿recibisteis el espíritu por las obras de la ley o por haber respondido a la fe?”, “el que os concede el espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley o porque respondéis a la fe? (3,1-5), “Abraham creyó a Dios y le fue contado como justicia”, “los que viven de la fe, esos son los hijos de Abraham”, “la Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, le adelantó a Abraham la buena noticia: Por ti serán benditas todas las naciones. Así pues, los que viven de la fe son bendecidos con Abraham el creyente”, “en cambio, los que viven de las obras de la ley están bajo maldición, porque está escrito: Maldito el que no practica todos los preceptos de la ley”, “que en el ámbito de la ley nadie es justificado resulta evidente, pues el justo vivirá por la fe” (3,6-11), “Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros un maldito, porque está escrito: Maldito todo el que cuelga de un madero; y esto, para que la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles en Cristo Jesús, y para que recibiéramos por la fe la promesa del espíritu” (3, 13-14).

20. Pablo proclama la legítima libertad cristiana: “No hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer”(3,28),sois hijos de Dios, no esclavos” (4,6-7), “¿cómo retornáis a esos elementos sin fuerza ni valor?”(4,9),no somos hijos de la esclava, sino de la libre” (4,31), “manteneos firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud”(5,1),habéis roto con Cristo todos cuantos buscáis la justicia en la ley, os habéis apartado de la gracia”  (5,4),  “quien os perturba, cargará con su sentencia” (5,10), “habéis sido llamados a la libertad”,sólo que no toméis de esa libertad pretexto para la carne” (5,13),evitáis “el escándalo de la cruz” (5,11), “la persecución por causa de Cristo” (6,12), “ni siquiera esos mismos que se circuncidan cumplen la ley” (6,13; Jn 7,19), “lo que cuenta no es la circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que actúa por el amor” (5,6), “la creación nueva”(6,15).

* Diálogo: ¿Por qué etapas pasan las comunidades gálatas?, ¿qué problemas afrontan?, ¿qué supone el legalismo judío (613 leyes)?, el derecho canónico tiene 1752 leyes ¿existe también un legalismo cristiano?, ¿estamos llamados a la libertad?, ¿estamos llamados a superar los muros religiosos, sociales y de género?