En el principio era la palabra
 

 COMUNIDAD DE TESALONICA

No sólo con palabras

1. Tesalónica es la capital de la provincia romana de Macedonia. La comunidad de Tesalónica nace hacia el año 50: ¿cómo nace?, ¿qué rasgos tiene?, ¿qué problemas afronta?, ¿qué aspectos son útiles para los grupos y comunidades de hoy?

2. En Tesalónica “los judíos tenían una sinagoga. Pablo, según su costumbre se dirigió a ellos y durante tres sábados discutió con ellos basándose en las Escrituras, explicándolas y probando que Cristo tenía que padecer y resucitar de entre los muertos y que este Cristo es Jesús”, “algunos de ellos se convencieron y se unieron a Pablo y Silas, así como una gran multitud de los que adoraban a Dios y de griegos y no pocas de las mujeres principales” (Hch 17,4). La comunidad está formada principalmente por gentiles.

3. Los judíos, llenos de envidia, armaron tumultos y se presentaron en casa de Jasón buscando a Pablo y Silas. Al no encontrarlos, arrastraron a Jasón y a algunos hermanos ante los magistrados gritando: “Esos que han revolucionado todo el mundo se han presentado también aquí, y Jasón les ha hospedado. Además, todos ellos van contra los decretos del César y afirman que hay otro rey, Jesús”. Los magistrados de la ciudad se alborotaron. Pero después de recibir una fianza, “les dejaron ir” (17,1-9).

4. Pablo y Silas salen de Tesalónica y marchan a Berea. En la sinagoga muchos “creyeron y, entre los griegos, mujeres distinguidas y no pocos hombres”. Pero los judíos de Tesalónica fueron también allí y alborotaron a la gente: “Los hermanos entonces hicieron marchar a toda prisa a Pablo hasta el mar; Silas y Timoteo se quedaron allí. Los que conducían a Pablo le llevaron hasta Atenas” (17, 10-15). En la foto, ruinas del antiguo foro de Tesalónica (Cordon Press).

5. Pablo sale de Tesalónica, pero ha puesto los fundamentos de la comunidad. Hacia el año 52, les escribe desde Corinto, cuando llegan de Macedonia Silas y Timoteo(18,5). Le traen buenas noticias pero hay problemas: los judíos socavan la autoridad del apóstol, quedan restos de costumbres paganas, necesitan catequesis diversas. Pablo quiere orientar a los hermanos. Es su carta más antigua.

6. Pablo da gracias a Dios: “Conocemos vuestra elección; ya que os fue predicado nuestro evangelio no sólo con palabras sino también con poder y con espíritu santo” (1 Ts 1,4-5), “no cesamos de dar gracias a Dios porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes”(2, 13).

7. Son una comunidad modelo: “Os hicisteis imitadores nuestros y del Señor, abrazando la palabra con gozo del espíritu en medio de muchas tribulaciones. De esta manera, os habéis convertido en modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya”, “vuestra fe en Dios ha corrido de boca en boca, de modo que nosotros no tenemos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la visita que os hicimos: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar así a su hijo Jesús que ha de venir de los cielos”(1,6-10).

8. Los hermanos saben, conocen, recuerdan: “Sabéis muy bien, hermanos, que nuestra ida a vosotros no fue estéril, sino que, después de haber padecido sufrimientos e injurias en Filipos, como sabéis, confiados en nuestro Dios, tuvimos la valentía de predicaros el evangelio de Dios entre frecuentes luchas. Nuestra exhortación no procede del error, ni de la impureza ni con engaño, sino que así como hemos sido juzgados aptos por Dios para confiarnos el Evangelio, así lo predicamos, no buscando agradar a los hombres, sino a Dios que examina nuestros corazones. Como bien sabéis, nunca nos presentamos con palabras aduladoras, ni con pretextos de codicia, Dios es testigo, ni buscando gloria humana, ni de vosotros ni de nadie. Aunque pudimos imponer nuestra autoridad por ser apóstoles de Cristo, nos mostramos amables con vosotros, como una madre cuida con cariño a sus hijos”, “recordáis, hermanos, nuestros trabajos y fatigas, trabajando día y noche para no ser gravosos a ninguno de vosotros”, “como un padre a sus hijos” os exhortábamos “a que vivieseis de una manera digna de Dios”(2,1-11).

9. Dificultadespor causa del Evangelio: “Habéis seguido el ejemplo de las iglesias de Dios que están en Judea”, “también vosotros habéis sufrido de vuestros compatriotas las mismas cosas que ellos de parte de los judíos; esos son los que dieron muerte al Señor y a los profetas y los que nos han perseguido a nosotros”(2,14-15). Pablo quiso ir más de una vez a verlos, pero no pudo ser: “Ansiábamos con ardiente deseo ver vuestro rostro. Por eso quisimos ir a vosotros –yo mismo, Pablo, lo intenté más de una vez-, pero Satanás lo impidió”, “no pudiendo aguantar más, decidí quedarme solo en Atenas y envié a Timoteo, hermano nuestro y colaborador de Dios, para afianzaros y alentaros en vuestra fe, para que nadie vacile en las dificultades presentes”(2,17-3,3).

10. Timoteo trae buenas noticias: “Nos ha traído buenas noticias de vuestra fe y amor mutuo, añadiendo que conserváis siempre buen recuerdo de nosotros y que deseáis vernos, así como nosotros a vosotros”, “noche y día le pedimos a Dios insistentemente poder ver vuestro rostro y completar lo que falta a vuestra fe. Que Dios mismo, nuestro Padre, y nuestro Señor Jesús orienten nuestros pasos hacia vosotros”(3,6-11).

11. Algunas exhortaciones: “Vivid como conviene, ya sabéis las instrucciones que os dimos en el nombre del Señor Jesús”, “que os alejéis del libertinaje (porneia), que cada uno sepa poseer su cuerpo con santidad y honor, y no dominado por la pasión como hacen los gentiles que no conocen a Dios. Que nadie falte a su hermano, ni se aproveche de él en este punto”, “en cuanto al amor mutuo, no necesitáis que os escriba, pues vosotros habéis sido instruidos por Dios para amaros mutuamente. Y lo practicáis bien con los hermanos de toda Macedonia. Pero os exhortamos, hermanos, a que continuéis haciéndolo más y más, y a que ambicionéis vivir en tranquilidad, ocupándoos en vuestros asuntos, y trabajando con vuestras manos, como os lo tenemos ordenado, a fin de que viváis dignamente ante los de fuera, y no necesitéis de nadie”  (4,1-12).

12. No podemos situarnos ante la muerte como los paganos. Veamos esta carta de pésame de la egipcia Irene: “Contra esto no hay nada que hacer. Por lo tanto, consolaos mutuamente”. Escribe Pablo: “No queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como aquellos que no tienen esperanza. Pues si creemos que Jesús murió y resucitó, del mismo modo Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús”, “consolaos mutuamente con estas palabras” (4, 13-18).

13. Algunos creen que el día del Señor será un acontecimiento espectacular e inminente que se perderán los que hayan muerto. Ese temor está en el ambiente, pero se da esta respuesta: “A una danza en corro se asemejará mi juicio. En él los últimos no se quedarán retrasados ni los primeros irán con ventaja” (IV Esd. 5,41s). Los vivos, dice Pablo, no aventajaremos a los muertos en el día del Señor. Ellos van por delante: “Nosotros los que vivamos, los que quedemos hasta la venida del Señor, no nos adelantamos a los que murieron. El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor” (1 Ts 4,15-17). Texto problemático: “No moriremos todos, mas todos seremos transformados. En un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final, pues sonará la trompeta, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados” (1 Co 15,51-52; ver 2 Co 1,8-9).

14. Mediante símbolos, la voz del arcángel (Miguel, que significa: ¿Quién como Dios?), la trompeta o la nube, se expresa la acción de Dios. Tal y como nos llega, el texto de Pablo (“no moriremos todos, mas todos seremos transformados”) presenta problemas. La Vulgata, traducción de la Biblia al latín hecha por San Jerónimo a finales del siglo IV, dice otra cosa: “Todos resucitaremos, pero no todos seremos transformados”. La muerte es condición humana y la resurrección supone la muerte. Además, hay “resurrección de vida” y “resurrección de juicio” (Jn 5, 29). Ahora bien, si se refiere Pablo a un acontecimiento que se espera (juicio de Jerusalén, juicio de Roma), podría llegar a verlo. Lo dijo Jesús: “Hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el reino de Dios” (Mc 9,1).

15. Veamos esta versión dada del original arameo de 1 Co 15, 51-55: “Completamente no moriremos, pues completamente seremos transformados en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando la trompeta final, porque sonará, y los muertos resucitarán incorruptibles. Pero nosotros nos consideramos transformados, no porque es necesario que esto corruptible se vista de incorruptibilidad, y esto mortal se vista de inmortalidad, sino porque cuando esto corruptible se lo viste el Dios de la incorruptibilidad, y esto mortal se lo viste el Dios de la inmortalidad, entonces se realiza la palabra escrita: A la muerte ha sido devorado el poder. ¿Dónde está, muerte, tu poder? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?” (M.Herranz-J.M.García, 123-129). El arameo no tiene un adjetivo equivalente a “todos”, tiene el sustantivo que significa “totalidad” y que puede ser también adverbio: “completamente”, “totalmente” Además, la versión griega confunde el nombre de Dios (‘el) con la partícula negativa (‘al).

16. Es preciso estar vigilantes: “En lo que se refiere al tiempo y al momento, no necesitáis que os escriba. Vosotros mismos sabéis perfectamente que el día del Señor ha de venir como un ladrón en la noche”, “cuando digan: Paz y seguridad, entonces mismo, de repente, vendrá sobre ellos la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta”, “pero vosotros, hermanos, no vivís en la oscuridad, para que ese día os sorprenda como un ladrón”, “así pues, no durmamos como los demás, sino que velemos” (1 Ts 5, 1-6).  

17. Según la visión judía, cada generación vive “en los últimos tiempos, inmediatamente cerca del final” (Holzner, 251). El fin es una dimensión del tiempo presente. De un modo u otro, a todos afecta. A esta generación, dice Jesús, le va a pasar lo que a la del diluvio. Vive de espaldas al fin que se acerca: “No se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos”, “estarán dos en el campo, uno es tomado, el otro dejado; dos mujeres moliendo en el molino, una es tomada, otra dejada”, “velad, pues no sabéis qué día vendrá vuestro Señor (Mt 24,42), “surgirán falsos cristos y falsos profetas”, “si os dicen: Está en el desierto, no salgáis”, “como el relámpago sale por oriente y brilla hasta occidente, así será la venida del hijo del hombre” (Mt 24,23-28). El reino de Dios “viene sin dejarse sentir”, “ya está entre vosotros” (Lc 17,20-21).

18. Poco después de la primera, Pablo escribe la segunda carta a los de Tesalónica. Hay cierto alarmismo a propósito del día del Señor. Y cierta desorientación. Atención, que nadie os engañe: “No os dejéis alterar tan fácilmente en vuestro ánimo, ni os alarméis por alguna manifestación del espíritu, por algunas palabras o por alguna carta presentada como nuestra, que os haga suponer que está inminente el día del Señor. Que nadie os engañe de ninguna manera” (2 Ts 1-3). El mundo no se acaba, hay que trabajar: “El que no quiera trabajar, que no coma”(1 Ts 4,11; 2 Ts 3,10).

19. El día del Señor no es inminente: “Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el hombre impío”, “el adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios”, “hasta el extremo de sentarse él mismo en el santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios” (“la abominación de la desolación”, Mc 13, 14), “vosotros sabéis qué es lo que le retiene, para que se manifieste en su momento oportuno”, “entonces se manifestará el impío, a quien el Señor destruirá con el soplo de su boca” (2 Ts 2, 3-8). El impío es el “anticristo” (1 Jn 2,18 y 22; 4,3; 2 Jn 7; ver Is 11,4; Dn 11,36). En el año 40 el emperador romano Cayo Calígula ordena la erección y culto de su propia estatua en el templo de Jerusalén, pero le retiene Agripa I, que le convence de no hacerlo. En el caso de Nerón, del 54 al 62 le retienen sus asesores Burro y Séneca. Del 62 al 68, ya sin ellos, se manifiesta como “el hombre impío”.

20. El día del Señor es día de juicio: “Es propio de la justicia de Dios el pagar con tribulaciones a los que os atribulan”, “cuando el Señor Jesús se revele desde el cielo con sus poderosos ángeles, en medio de una llama de fuego, y tome venganza de los que no conocen a Dios y de los que no obedecen al Evangelio”, “estos sufrirán la pena de una ruina eterna, alejados de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día a ser glorificado en sus santos” (2 Ts 1,6-10). Dos aspectos a destacar: se identifican ángeles (mensajeros) y santos, se espera “una llama de fuego”.

21. Las palabras de Pablo son “en extremo cautas y están veladas”, “se ha supuesto que se trata de un secreto con fondo político, que el apóstol no podía mencionar en una carta sin exponerse a peligros. Una carta interceptada hubiera bastado para provocar crueles persecuciones. También en el Apocalipsis vemos esta cautela” (Holzner, 258-259).

22. En el Apocalipsis, “dos testigos” (Pedro y Pablo) profetizan “durante mil doscientos sesenta días” (tres años y medio), “si alguien pretendiera hacerles mal, saldría fuego de su boca”, la bestia (Nerón) “los vencerá y los matará". Gentes de todas partes contemplan sus cadáveres “tres días y medio” en la plaza de la gran ciudad (Roma), “no está permitido sepultar sus cadáveres”, celebran con escarnio su muerte degradante (sin sepultura). Pero “pasados los tres días y medio, un aliento de vida procedente de Dios entró en ellos y se pusieron de pie”, “subieron al cielo en la nube”, “en aquella hora se produjo un violento terremoto, y la décima parte de la gran ciudad se derrumbó” (Ap 11, 3-13). Algunas claves. Se habla de “terremoto”, también de “fuego”. El incendio de Roma se produce en la noche del 18 al 19 de julio del año 64. La bestia es Nerón: “su cifra es 666” (13,18). En hebreo, las letras nrwn qsr (Nerón César) dan esa cifra: n50 + r200 + w6 + n50 + q100 + s60 + r200 = 666. Los dos testigos mueren de forma degradante (el 15 de julio). Pero, “tres días y medio” después, resucitan: “se ponen en pie”, “suben al cielo”, “sale fuego de su boca” (ver 1 Ts 4, 17, catequesis Comunidad de Jerusalén y Desafío frontal).

23. Según el historiador romano Tácito, de catorce distritos que tenía la ciudad, diez  quedaron arrasados (Anales XV, 38-49), más que “la décima parte”. Fue “un desastre”, “no se sabe si por obra del azar o por maquinación del emperador (pues una y otra versión tuvieron autoridad), pero sí el más grave y espantoso de cuantos acontecieron a esta ciudad por violencia del fuego”, “nadie se atrevía a atajar el incendio, pues había fuertes grupos de hombres que, con repetidas amenazas, prohibían apagarlo, a lo que se añadía que otros, a cara descubierta, lanzaban tizones y a gritos proclamaban estar autorizados para ello”, “de las catorce regiones en que se divide Roma, sólo cuatro quedaban intactas y tres estaban totalmente arrasadas; de las siete restantes, sólo quedan rastros de los techos destrozados y medio abrasados”, “Nerón se inventó unos culpables”, los cristianos (Tácito, Anales, XV, 38-44). Una mano los señaló al monstruo imperante: “Esa mano pudo ser la de Tigelino, ministro y genio del mal de Nerón, o la de Popea, que de favorita había pasado a esposa imperial tras el asesinato de Octavia, y cuyas simpatías judaizantes eran conocidas de todo el mundo” (Ruiz Bueno, 215; ver catequesis La gran ramera, juicio de Roma).

24. La gran ramera es Roma, “la gran ciudad” (Ap 17, 18). Con la ayuda de diez reyes, que lo serán “sólo por una hora” (17, 9-12), la bestia destruye la ciudad: “la consumirán por el fuego; porque Dios les ha inspirado la resolución de su propio plan” (17, 16-17). La bestia “camina hacia su destrucción” (17,8). En el año 68 Nerón se suicida. Se cumple el juicio de Roma y el juicio de la bestia. En la guerra judía (67-70) el templo es destruido (Mc 13,2) y Jerusalén esarrasada. (13, 14-19; Lc 21,20). Se cumple el juicio del templo y el juicio de Jerusalén. No se recibió “el mensaje de paz” (Lc 19,41-44).

25. Otras exhortaciones: “Tened en consideración a los que trabajan entre vosotros, os presiden en el Señor y os amonestan”, “vivid en paz unos con otros”, “amonestad a los que viven desconcertados, animad a los pusilánimes”, “mirad que nadie devuelva a otro mal por mal”, “estad siempre alegres. Orad constantemente. En todo dad gracias”, “no extingáis el espíritu, no despreciéis la profecía; examinadlo todo y quedaos con lo bueno”, “la carta debe ser leída a todos los hermanos” (1 Ts 5, 12-24).

* Diálogo: ¿Cómo nace la comunidad?, ¿qué rasgos tiene?, ¿qué problemas afronta?, ¿qué aspectos son útiles para los grupos y comunidades de hoy?