En el principio era la palabra
 

 COMUNIDAD DE CORINTO

Cristo, fuerza de Dios

1. A finales del año 50, Pablo “marchó de Atenas y llegó a Corinto”, capital de la provincia romana de Acaya. Se encontró con un judío llamado Aquila, que acababa de llegar de Italia, y con su mujer Priscila, “por haber decretado Claudio que todos los judíos saliesen de Roma”. Pablo, “como era del mismo oficio, se quedó a vivir y a trabajar con ellos. El oficio de ellos era fabricar tiendas”, “cada sábado en la sinagoga discutía, y se esforzaba porconvencer a judíos y a griegos”. Cuando llegaron de Macedonia Silas y Timoteo, Pablo se dedicó enteramente a la palabra, dando testimonio a los judíos de que el Cristo es Jesús (Hch 18,1-5). Hacia el año 49, el emperador Claudio  “expulsó de Roma a los judíos porque, impulsados por Cresto (¿Cristo?), asiduamente provocaban tumultos” (Suetonio, Vita Claudii 25, 4).  

2. De la sinagoga a una casa: Como los judíos se oponían y proferían blasfemias, Pablo sacudió sus vestidos y les dijo: “Vuestra sangre recaiga sobre vuestras cabezas; yo soy inocente y desde ahora me dirigiré a los gentiles”. Entonces se retiró de allí y entró en casa de un tal Justo, que adoraba a Dios, cuya casa estaba contigua a la sinagoga: “Crispo, el jefe de la sinagoga creyó en el Señor con toda su casa; y otros muchos corintios al oír a Pablo creyeron y recibieron el bautismo”. El Señor le dijo durante la noche en una visión: “No tengas miedo, sigue hablando y no calles”, “yo estoy contigo”, “tengo un pueblo numeroso en esta ciudad”.Pablo permaneció un año y seis meses enseñando entre ellos la palabra de Dios(Hch 18, 6-11).

3. Los judíos acusan a Pablo ante el procónsul Galión: "Este persuade a la gente para que adore a Dios de una manera contraria a la ley". El procónsul les dice: "Si se tratara de algún crimen, yo os escucharía con calma. Como se trata de cosas de vuestra ley, no quiero ser juez en estos asuntos" (18, 13-15). Una inscripción descubierta en Delfos (1892-1896) contiene una carta del emperador Claudio, el cual, en su XII potestad tribunicia, se preocupa de la situación decadente del culto a Apolo, tal y como le ha informado Junio Galión, su amigo y procónsul. Su cargo anual “se sitúa entre el 51 y el 52” (Fabris, 293). La XII potestad  tribunicia de Claudio se cumple el 25 de enero del año 52. Por tanto, la carta fue escrita en la primera mitad del año 52. Esto permite fijar aproximadamente la cronología de Pablo. En la foto, columnas del templo de Apolo en Corinto (Cidep).

4. En Corinto Pablo anuncia la fuerza de Dios en medio de la propia debilidad: “Me presenté ante vosotros débil, tímido y tembloroso. Mi palabra y mi predicación no tuvieron nada de los persuasivos discursos de la sabiduría, sino que fueron una demostración del espíritu y del poder para que vuestra fe se fundase no en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios” (1 Co 2, 3-4). El Evangelio choca con la mentalidad judía y con la mentalidad griega, pero Cristo es fuerza de Dios y sabiduría de Dios: “Los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, pero nosotros anunciamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos, necedad para los griegos”, “para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios”(1, 22-24).

5. La comunidad de Corinto es un grupo humilde y sencillo:Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados. No hay muchos sabios según la carne ni muchos nobles. Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo para confundir lo fuerte. Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada lo que es” (1, 26-28).

6. En la primavera del 56, Pablo escribe a la comunidad de Corinto. Lo hace desde Éfeso. Han pasado cinco años. Los de Cloe le traen malas noticias (1,11). Dirigentes de la comunidad, Estéfanas, Fortunato y Acaico, le visitan (16,15-18). Por encima de todo, Pablo da gracias sin cesar “por la gracia de Dios que os ha sido otorgada en Cristo Jesús” (1, 4). Enseguida aflora la preocupación de Pablo: “Estoy informado por los de Cloe que existen discordias entre vosotros”, “cada uno de vosotros dice: yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de Cefas, yo de Cristo ¿Está dividido Cristo?” (1, 11-12), “mire cada cual cómo construye. Pues nadie puede poner otro fundamento que el ya puesto, Jesucristo” (3, 10-11).

7. En el templo de Afrodita se practica la prostitución sagrada. Para algunos la prostitución es algo tan natural como el comer: “La comida para el vientre y el vientre para la comida” (6,13). Además, hay algo que no se da ni entre los paganos: “Uno de vosotros vive con la mujer de su padre. Y ¡vosotros andáis tan hinchados!” (5, 1-2). No todo vale. Una cosa es la libertad y otra el libertinaje: “Todo me es lícito, mas no todo conviene” (6, 12), “el cuerpo no es para el libertinaje (porneia), sino para el Señor” (6, 13).

8. Relación con los impuros: “Al escribiros en mi carta (la carta se ha perdido) que no os relacionarais con los impuros, dice Pablo, no me refería a los impuros de este mundo”, “de ser así, tendríais que salir del mundo”, “os escribí que no os relacionarais con quien, llamándose hermano, es libertino, codicioso, idólatra, difamador, borracho o ladrón. Con esos ¡ni comer!”, “a los de fuera Dios los juzgará” (5, 9-12). Además, hay pleitos entre los hermanos y se acude a tribunales paganos: “¿No sois capaces de juzgar esas naderías?” (6, 3).

9. Sobre el matrimonio, Pablo resume lo que ordena el Señor: “que la mujer no se separe del marido, mas en el caso de separarse, que no vuelva a casarse, o que se reconcilie con su marido, y que el marido no despida a su mujer” (7, 10-11). Esto supuesto, Pablo aconseja a la parte creyente que no tome la iniciativa de la separación, “pues ¿qué sabes tú, mujer, si salvarás a tu marido? Y ¿qué sabes tú, marido, si salvarás a tu mujer?”. Ahora bien, si la parte no creyente quiere separarse, que se separe, “para vivir en paz os llamó el Señor” (7, 12-16). Por lo demás, aunque manifiesta cuál es su opción personal y su preferencia, dice Pablo: “En cuanto al celibato no tengo mandato del Señor” (7, 25).

10. Por lo demás, hay que relativizar: “El tiempo es corto. Por tanto, los que tienen mujer, vivan como si no la tuvieran. Los que lloran, como si no lloraran”, “la apariencia de este mundo pasa” (7,29-31). Cada cual viva ”como le ha llamado Dios”, “la circuncisión es nada y nada la incircuncisión, lo que importa es el cumplimiento de los mandamientos de Dios” (7,17-19), “el que recibió la llamada del Señor siendo esclavo, es un liberto del Señor”, “el que era libre cuando recibió la llamada, es un esclavo de Cristo” (7,22).

11. Participación en banquetes consagrados a los ídolos. Ciertamente, el ídolo no es nada, mas no todos tienen ese conocimiento: “Tened cuidado que esa vuestra libertad no sirva de tropiezo a los débiles. En efecto, si alguien te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un templo de ídolos, ¿no se creerá autorizado por su conciencia, que es débil, a comer de lo sacrificado a los ídolos? Y por tu conocimiento se pierde el débil” (8, 9-11), “no podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios” (10, 21).

12. “El Señor ha ordenado que los que anuncian el Evangelio vivan del Evangelio” (9,14), “el obrero merece su sustento” (Mt 10,10). Sin embargo, Pablo renuncia al derecho que le confiere el Evangelio (1 Co 9,15) para facilitar el anuncio del mismo: “Estando entre vosotros y necesitado, no fui gravoso a nadie; fueron los hermanos llegados de Macedonia los que remediaron mi necesidad” (2 Co 11,9), “anunciar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no anunciara el Evangelio!” (1 Co 9,16), “me he hecho judío con los judíos”, “con los que están sin ley como quien está sin ley, no estando yo sin ley de Dios sino bajo la ley de Cristo” (9,20-21).

13. En las reuniones de la comunidad las mujeres intervienen para orar y profetizar. A diferencia de la circuncisión, el bautismo no establece diferencias respecto al género. La nueva realidad promueve la integración y la participación de las mujeres. Desde el día de Pentecostés, el don del espíritu es dado a hombres y mujeres, profetizan “vuestros hijos y vuestras hijas” (Hch 2,17-18), “ya no hay hombre ni mujer” (Ga 3,28; ver 1 Co 12,13). El problema de fondo es de tipo patriarcal. El velo es signo de sumisión de la mujer. La imposición del velo a la mujer para orar y profetizar (11,5) está vinculada al legalismo judío. La disposición de que las mujeres callen en las reuniones (14,34; 1Tm 2,11-14), también. Parece una interpolación, un añadido posterior, algo que no pertenece a Pablo (ver Trilling, 36-37; Dautzenberg, 257-273).

14. El buen orden en la reunión de la comunidad: “Cuando os reunís en común, eso ya no es comer la cena del Señor, porque cada uno come primero su propia cena, y mientras uno pasa hambre, otro se embriaga”, “el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío. Asimismo, también la copa después de cenar diciendo: Esta copa es la nueva alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío”. El discernimiento es necesario: “Examínese cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propio castigo”, “cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. Por tanto, cuando os reunís para la cena, esperaos los unos a los otros” (1 Co 11,23-33).

15. Los dones o carismas: Hay diversidad de carismas, pero el espíritu es el mismo; diversidad de servicios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que opera todo en todos”. Los carismas son para provecho común. El espíritu hace que los diversos miembros de la comunidad formen un solo cuerpo: “Vosotros sois el cuerpo de Cristo” (12, 1-31). Cristo actúa a través de cada uno de sus miembros. El mayor de los carismas es el amor: “El amor no acaba nunca” (13,8).

16. En la reunión de la comunidad pueden aparecer diversos elementos:Cuando os reunís, cada cual puede tener un salmo, una instrucción, una revelación, un discurso en lenguas, una interpretación, pero que todo sea para edificación”, “aspirad al don de la profecía, y no estorbéis que se hable en lenguas. Pero hágase todo con decoro y orden” (14,26-39).

17. La resurrección es fundamental: “Si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación y vana nuestra fe” (15,13-14). Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? Responde Pablo: “Se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual” (15,44). Y también: “Si esta tienda que es nuestra morada terrestre se desmorona, tenemos una morada que es de Dios, no hecha por mano humana” (2 Co 5,1-2). Para San Pablo “la muerte es un sueño en estado incorpóreo, pero vista desde fuera; vista desde Dios es una vida más real que la terrena” (Holzner, 253). Lo dice Jesús: Dios “no es un Dios de muertos sino de vivos, porque para él todos viven" (Lc 20,38).

18. Un texto problemático. “No moriremos todos, mas todos seremos transformados”, ”en un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final, pues sonará la trompeta, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados. En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad, y que este ser mortal se revista de inmortalidad. Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: La muerte ha sido devorada en la victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?” (1 Co 15,51-55; Is 25, 8; Os 13,14). Tal y como nos llega, el texto de Pablo presenta problemas. Veamos: “No moriremos todos, mas todos seremos transformados”. La Vulgata dice otra cosa: “Todos resucitaremos, pero no todos seremos transformados”. La muerte es condición humana y la resurrección supone la muerte. Además, hay “resurrección de vida” y “resurrección de juicio” (Jn 5, 29). Ahora bien, si se refiere Pablo a un acontecimiento que se espera (juicio de Roma, juicio de Jerusalén), podría llegar a verlo. Lo dijo Jesús: “Hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el reino de Dios” (Mc 9,1).

19. Veamos esta versión dada desde el original arameo: “Completamente no moriremos, pues completamente seremos transformados en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando la trompeta final, porque sonará, y los muertos resucitarán incorruptibles. Pero nosotros nos consideramos transformados, no porque es necesario que esto corruptible se vista de incorruptibilidad, y esto mortal se vista de inmortalidad, sino porque cuando esto corruptible se lo viste el Dios de la incorruptibilidad, y esto mortal se lo viste el Dios de la inmortalidad, entonces se realiza la palabra escrita: A la muerte ha sido devorado el poder. ¿Dónde está, muerte, tu poder? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?” (Herranz-García, 123-129). El arameo no tiene un adjetivo equivalente a “todos”, tiene el sustantivo que significa “totalidad” y que puede ser también adverbio: “completamente”, “totalmente” Además, la versión griega confunde el nombre de Dios (‘el) con la partícula negativa (‘al).

20. En una nota que parece escrita en la primavera del 57, Pablo habla de la colecta en favor de la comunidad de Jerusalén y de sus planes inmediatos: “En cuanto a la colecta en favor de los santos, haced también vosotros tal como os mandé“, “iré donde vosotros después de haber atravesado Macedonia, pues por Macedonia pasaré. Tal vez me detenga entre vosotros y hasta pase allí el invierno, para que vosotros me encaminéis a donde haya de ir. Pues no quiero ahora veros sólo de paso”, “de todos modos seguiré en Éfeso hasta Pentecostés, porque se me ha abierto una puerta grande y prometedora, y los enemigos son muchos” (1 Co 16, 1-9).

21. Tras el envío de la carta, llegan noticias alarmantes. Los adversarios socavan la autoridad del apóstol. Pablo escribe desde Filipos, quizá en el otoño del 57. Da gracias a Dios, que “nos consuela en toda tribulación nuestra para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación” (2 Co 1,4). Recuerda el riesgo pasado en Éfeso: “Hemos tenido sobre nosotros la sentencia de muerte” (2 Co 1,9). Tenía pensado hacer una visita a Corinto (1 Co 16,5-7), la aplazó: “Si todavía no he ido a Corinto, ha sido por miramiento a vosotros” (2 Co 1,23). Alguien había ofendido al apóstol: “Os escribí en una gran aflicción y angustia de corazón, con muchas lágrimas” (2,4), “bastante es para ese tal el castigo infligido por la comunidad” (2,6), “a quien vosotros perdonéis, también yo le perdono” (2,10).

22. La carta de la reconciliación: “Llegué, pues, a Tróade para predicar el Evangelio de Cristo, y aun cuando se me había abierto una gran puerta en el Señor, mi espíritu no tuvo punto de reposo, pues no encontré a mi hermano Tito, y despidiéndome de ellos salí hacia Macedonia” (2, 12-13), “efectivamente, en llegando a Macedonia, no tuvo sosiego nuestra carne, sino toda suerte de tribulaciones: por fuera, luchas; por dentro, temores. Pero el Dios que consuela a los humillados nos consoló con la llegada de Tito, y no sólo con su llegada, sino también con el consuelo que le habíais proporcionado, comunicándonos vuestra añoranza, vuestro pesar, vuestro celo por mí hasta el punto de colmarme de alegría” (7, 5-7).

23. Algunas cuestiones. Cuando Pablo dice en la primera carta: “Al escribiros en mi carta que no os relacionarais con los impuros” (1 Co 5,9), alude a una carta anterior. El pasaje que aparece en 2 Co 6,14-7,1 puede ser un fragmento de esa carta. Ahí se dice: “No uniros en yugo desigual con los infieles! Pues ¿qué relación hay entre la justicia y la iniquidad’ ¿Qué unión entre la luz y las tinieblas? ¿Qué armonía entre Cristo y Beliar? ¿Qué participación entre el fiel y el infiel? ¿Qué conformidad entre el santuario de Dios y el de los ídolos? Porque nosotros somos santuario de Dios”, “teniendo, pues, estas promesas, queridos míos, purifiquémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, consumando la santificación en el temor de Dios” Los últimos capítulos (10-13) pueden ser parte de otra carta aludida, la escrita “con muchas lágrimas” (2,4): “si os entristecí con mi carta, no me pesa”, “aquella tristeza os movió a arrepentimiento” (7,8-9). Estos capítulos son una apología de Pablo, semejante a la que aparece entre 2,14-7,14. Dicha apología puede ser parte de la carta escrita con lágrimas.

24. Apología de Pablo: “No somos nosotros como la mayoría que negocian con la palabra de Dios” (2,17), “¿es que, como algunos, necesitamos presentaros cartas de recomendación?”, “vosotros sois nuestra carta, escrita en vuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres” (3,1-3), “hemos repudiado el silencio vergonzoso no procediendo con astucia, ni falseando la palabra de Dios” (4,2). Pablo no quiere mostrarse severo en su próxima visita, pero lo hará, si es preciso (10,2), “no es hombre de probada virtud el que a sí mismo se recomienda, sino aquel a quien el Señor recomienda” (10,18), sonfalsos apóstoles” (11,13), “¿son hebreos? También lo soy yo”, “¿ministros de Cristo? ¡Digo una locura! ¡Más yo!” (11,22-23), “por la palabra de dos o tres testigos se zanjará todo asunto”, “si vuelvo otra vez, obraré sin miramientos” (13,1-2). Pablo hace una pregunta: “¿No reconocéis que Jesucristo está en vosotros?” (13,5).

25. El apóstol vive en situación permanente de riesgo: “en peligro a todas horas (1 Co 15,30), “peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de los de mi raza, peligros de los gentiles, peligros en ciudad, peligros en despoblado, peligros por mar, peligros entre falsos hermanos” (2 Co 11,26), “llevamos este tesoro en vasos de barro para que aparezca que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros. Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados. Llevamos siempre en nuestros cuerpos el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo”, “por eso no desfallecemos. Aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, el hombre interior se va renovando de día en día”, “sabemos que si esta tienda que es nuestra morada terrestre se desmorona, tenemos una tienda que es de Dios, una morada eterna, no hecha por mano humana” (4,7-5,1).

26. El servicio de la reconciliación: “El que está en Cristo es una nueva creación: pasó lo viejo, todo es nuevo. Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el servicio de la reconciliación. Porque en Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino poniendo en nosotros la palabra de la reconciliación. Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!”, “y como cooperadores suyos que somos, os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Pues dice él: En el tiempo favorable te escuché y en el día de salvación te ayudé. Mirad ahora el momento favorable; mirad ahora el día de salvación. A nadie damos ocasión de tropiezo, para que no se haga mofa del ministerio, antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios: con mucha constancia en tribulaciones, necesidades, angustias”, “os hemos hablado con toda franqueza; nuestro corazón se ha abierto de par en par. No está cerrado nuestro corazón para vosotros; los vuestros sí que lo están para nosotros. Correspondednos; os hablo como a hijos, abríos también vosotros” (5, 11-6, 13).

27. La colecta. Pablo comenta la participación generosa de las iglesias de Macedonia en la colecta en favor de la comunidad de Jerusalén y anima a los corintios a realizarla: “Superando nuestras esperanzas, se entregaron a sí mismos, primero al Señor, luego a nosotros, por voluntad de Dios, de forma que rogamos a Tito llevara a buen término entre vosotros esta generosidad, tal como la había comenzado”, “os doy un consejo sobre el particular: que es lo que os conviene a vosotros, ya que desde el año pasado habéis sido los primeros no sólo en hacer la colecta sino también en tomar la iniciativa. Ahora llevadla a cabo, de forma que a vuestra prontitud en la iniciativa corresponda la realización conforme a vuestras posibilidades”, “gracias sean dadas a Dios, que puso en el corazón de Tito el mismo interés por vosotros, pues aceptó mi ruego y, más solícito que nunca, por propia iniciativa fue donde vosotros. Con él enviamos al hermano, cuyo renombre a causa del evangelio se ha extendido por todas las iglesias” (8, 5-18).

28. ¿Quién es el hermano que acompaña a Tito? Al parecer, es Lucas, que ha escrito el evangelio y dice en los Hechos (en primera persona del plural): “Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría” (Hch 21,17). El hermano, dice Pablo, “fue designado por elección de todas las iglesias como compañero nuestro de viaje”, “así evitaremos todo motivo de reproche por esta abundante suma que administramos” (2 Co 8, 19-20). Los delegados son varios: “En cuanto a los demás hermanos, son delegados de las iglesias, y gloria de Cristo. Mostradles, pues, vuestro amor y el orgullo que siento por vosotros ante las iglesias” (8, 22-24). En la comunidad de Jerusalén no se sabe lo que puede pasar: “Rogad a Dios por mí, dice Pablo, para que me vea libre de los incrédulos de Judea y el socorro que llevo a Jerusalén sea bien recibido por los santos” (Rm 15, 31). Si no se recibe la colecta, será mala señal, señal de ruptura.

29. Más sobre la colecta. “En cuanto a este servicio en favor de los santos, me es superfluo escribiros. Conozco, en efecto, vuestra prontitud de ánimo, de la que me glorío ante los macedonios, diciéndoles que Acaya está preparada desde el año pasado. Y vuestro celo ha estimulado a muchísimos. No obstante, os envío a los hermanos para que nuestro motivo de gloria respecto de vosotros no se desvanezca en este particular y estéis preparados como os decía. No sea que vayan los macedonios conmigo y os encuentre sin prepararos, y nuestra gran confianza se torne en confusión nuestra, por no decir vuestra”, “cada cual dé según el dictamen de su corazón”, “Dios ama al que da con alegría” (2 Co 9, 1-7).

* Diálogo: ¿Cómo nace la comunidad?, ¿qué rasgos tiene?, ¿qué problemas afronta?, ¿qué aspectos son útiles para los grupos y comunidades hoy?