En el principio era la palabra
 
14. MAGNIFICAT
Guardado en el corazón
 

  1. Cuando los evangelios narran los orígenes de Jesús, recogen lo que María guardaba en el corazón (Lc 2,19). Lo presentan como buena noticia, como historia en la que María proclama la grandeza del Señor (1,46). Lucas lo "ha investigado diligentemente todo desde sus orígenes" (1,3). Sin duda, Mateo también. Como Marcos y Juan, Pablo es muy sobrio al respecto y presenta a Jesús como "nacido de mujer" (Ga 4,4), "del linaje de David" (Rm 1,3). ¿Qué dicen los evangelios?, ¿es una leyenda?, ¿qué pasó realmente?, ¿qué señales acompañan el nacimiento de Jesús?, ¿es preciso revisar la tradición a la luz del Evangelio?

    2. De forma global, las genealogías presentan las raíces humanas de Jesús. Mateo, que escribe para cristianos procedentes del judaísmo, presenta a Jesús enraizado en la historia de Israel: “hijo de David, hijo de Abraham” (Mt 1,1). Lucas, que escribe para cristianos de mentalidad griega, presenta a Jesús enraizado en la historia de la humanidad: “hijo de Adán, hijo de Dios” (Lc 3, 34). Jesús es “de la casa de David” (Lc 1,27) por José de forma legal, no natural (Mt 1,16). Según Hegesipo (hacia 180), los nietos de Judas, hermano del Señor, fueron denunciados a Domiciano como descendientes de David (Eusebio, HE III, 19.20, 1-6). También Simeón, primo de Jesús y sucesor de Santiago al frente de la comunidad de Jerusalén, fue denunciado a Trajano como descendiente de David, sufriendo el martirio (HE III, 32, 3-6).

    3. Jesús no es, como supone la gente, hijo de José y esto supuso un grave problema para la incipiente pareja: "María estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta”. José consideró a María culpable de adulterio, pero, “como era justo, no quiso denunciarla (ver Dt 22,20-21) yresolvió repudiarla en secreto". José tiene un gesto de misericordia, pero la palabra de Dios va más allá. En un sueño que recibe como señal escucha este mensaje: "José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del espíritu santo" (Mt 1,18-20). Es decir, lo ha querido Dios, lo ha hecho Dios.

    4. Acusaciones judías. El teólogo Orígenes de Alejandría (hacia 184-253) escribe en su libro Contra Celso haber oído a un judío un relato sobre el nacimiento ilegítimo de Jesús. El judío acusa a Jesús “de que se inventara el nacimiento de una virgen”, “échale igualmente en cara que proviniera de una aldea judaica, y de una mujer lugareña y mísera que se ganaba la vida hilando;”. Añade que “ésta, convicta de adulterio, fue echada de casa por su marido, carpintero de oficio, anduvo ignominiosamente errante y, a sombra de tejado, dio a luz a Jesús”. En cuanto a éste, “apremiado por la necesidad, se fue a trabajar de jornalero a Egipto, y allí se ejercitó en ciertas habilidades de que blasonan los egipcios; vuelto a su patria, hizo alarde de esas mismas habilidades, y por ellas se proclamó a sí mismo por Dios” (n. 28). El judío “cuenta cómo la madre de Jesús, encinta, fue echada de casa por el carpintero que la había desposado, convicta de adulterio, y cómo dio a luz un hijo habido de cierto soldado por nombre Pantira” (n.32). Dijo Jesús a los judíos que habían creído en él, pero le abandonaron: “Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre”. Le replicaron: “Nosotros no hemos nacido de unión ilegal; tenemos por padre a Dios” (Jn 8,41). Algunos ven aquí una alusión velada a la acusación judía sobre el nacimiento ilegítimo de Jesús.

     5. El nacimiento de Jesús es anunciado. El mensajero es Gabriel, que significa “Dios es poderoso”, el que “a la hora de la ofrenda de la tarde” anuncia a Daniel el plazo de “setenta semanas” para la liberación de Israel (Dn 9,21-24), el que “a la hora del incienso” anuncia a Zacarías el nacimiento de Juan (Lc 1,10-19), el que “al sexto mes” anuncia a María el nacimiento de Jesús (1,26). Llama la atención. Haysetenta semanas (490 días) entre la concepción de Juany la presentación de Jesús en el templo (Lc 1,5-2,32). Al sexto mes de la concepción de Juan (Lc 1,26y 36) se cumple el anuncio y concepción de Jesús. Tres meses después nace Juan. Seis meses después nace Jesús. A los 40 días es presentado en el templo (Lc 2,22; Lv 12,2-4). No son casualidades, son señales.

    6. El mensajero saluda a María con estas palabras: "¡Alégrate, llena de gracia! El Señor está contigo" (Lc 1,28). Son palabras que se dirigen a la Jerusalén mesiánica (Sof 3,14-17). María se pregunta qué significa aquel saludo. El mensajero le dice: "No temas, María; porque has hallado gracia delante de Dios”, “concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Este será grande y será llamado hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará por los siglos en la casa de Jacob" (Lc 1,31-33; 2 Sam 7,12-16).Jesús es el Mesías esperado.

    7. María pregunta cómo puede ser eso, pues no conoce varón (Lc 1,34), no tiene relaciones conyugales (Mt 1,25). El mensajero contesta: "El espíritu santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado hijo de Dios" (Lc 1,35). La acción de Dios tiene sus mediaciones. Quizá sea por discreción, aquí se habla de la acción de Dios, sin explicar cómo. María es el tabernáculo en el que Dios se manifiesta: "La nube cubrió el tabernáculo, y la gloria del Señor llenó la morada" (1 R 8,11). Como dice Juan, "la palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros" (Jn 1,13). Sin comprender todavía, María acepta la palabra de Dios: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra" (Lc 1,38).Un fragmento hallado en la cueva 4 de Qumrán dice en arameo que el Mesías “será llamado Hijo de Dios”, “le llamarán Hijo del Altísimo” (4Q246). Ambas expresiones son títulos mesiánicos.

    8. De grandes figuras se afirma que fueron fruto de la acción de Dios: Isaac (Gn 17,16), Jacob (Gn 25,21), Sansón (Jue 13,2), Samuel (1 Sam 1-2), Juan el Bautista (Lc 1,13-17). Tras ardientes deseos, oración y promesa de Dios, dio finalmente fruto un matrimonio hasta entonces estéril, porque "para Dios nada hay imposible" (Lc 1,37). Cuando Isabel oyó el saludo de María, “saltó de gozo el niño en su seno” (1,41). En Jesús se cumple lo que está escrito: "Ved que la joven concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros" (Mt 1,23; ver Is 7,14-17).

   9. Los evangelios hablan de hermanos y hermanas de Jesús (Mt 13,55-56; 12,46; Mc 31-33), llaman hermanos a Santiago, José, Simón y Judas (Mt 13,55); sin embargo, distinguen explícitamente entre la madre de Jesús y la de Santiago y José (Mt 27,56 y Mc 15,40). Suele decirse que en el mundo bíblico a los parientes próximos se les llama "hermanos" (ver Gn 13,8; 12,5; 14,16; Lv 10,4; 1 Cro 23,22s). El Símbolo de los Apóstoles (quizá ya a finales del siglo II) afirma que Jesús "fue concebido por obra y gracia del espíritu santo, nació de santa María Virgen". Se reconocen las raíces evangélicas. Ahora bien, empieza ya una tradición que es preciso revisar a la luz del Evangelio.

   10. Dios pone los acontecimientos de la historia al servicio de la manifestación de Jesús. El emperador Augusto ordenó que se hiciera un censo, el primero que se hacía entre los judíos. José por ser de la casa y de la familia de David fue de Nazaret a Belén, la ciudad de David, para empadronarse con María, su esposa (Lc 2,4-5). Por este motivo, nació Jesús en Belén, donde -como estaba anunciado- nacería el Mesías (Miq 5,1; Mt 2,5). Según el Monumentum Ancyranum, Augusto ordenó hacer 3 veces el censo de ciudadanos. Mientras estaban en Belén, María "dio a luz a su hijo primogénito y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la casa" (Lc 2,7).

    11. Desde el principio, la luz de Jesús irradia en el mundo y los creyentes (atentos, vigilantes) la ven: María (Lc 1,38), José (Mt 1,20), Isabel (Lc 1,41), los pastores (2,9), los magos (Mt 2,2), Simeón (Lc 2,30), Ana (2,38). Los magos se ponen en camino, van de señal en señal, preguntan en Jerusalén: "¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Hemos visto su estrella en Oriente" (Mt 2,2; ver Nm 24,17; Sal 72 y 19; Is 60,1-6). Otros, sin embargo, tiemblan y reprimen, como Herodes (Mt 2,3.16). Lucas relata el mismo acontecimiento de otro modo. No habla de magos, habla de mensajeros que alaban a Dios, diciendo: “Gloria a Dios en las alturas" (Lc 2,8-14).

    12. A finales del siglo I, el historiador judío Josefo habla de un movimiento mesiánico muy vivo el año 6 a.C., indicando que Herodes lo reprime con medidas drásticas (Antigüedades judías, XVII,44ss). Habla también del rumor popular de que Dios había decidido acabar con el dominio de Herodes, pues una señal divina había anunciado la venida de un caudillo judío (Guerra judía I,17). Hacia el 400 d.C., el escritor pagano Macrobio recoge una alusión de Augusto a la "matanza de Herodes: de dos años para abajo" (Saturnalia,V,2).

    13. Sobre la estrella de los magos, el astrónomo alemán Johannes Kepler hizo esta hipótesis: conjunción triple, extraordinariamente rarísima, de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis (De Iesu Christi servatoris nostri vero anno natalitatis, Frankfurt, 1606). Un texto en caracteres cuneiformes, dado a conocer por Schnabel en 1925, revela que la conjunción fue observada en la escuela de astronomía de Sippar, antigua ciudad de Babilonia (Zeitschr. f. Assyriologie, vol.2 n.F.,66). La conjunción apareció el 12 de abril el año 7 a.C. y se repitió tres veces con puntos de culminación el 29 de mayo, el 3 de octubre y el 4 de diciembre. Según esto, Cristo nació el año 7 a.C. El calendario cristiano, fijado por el monje Dionisio el año 525, presenta un error de cálculo.

    14. La triple conjunción pudo coincidir con las principales fiestas judías, las tres fiestas de peregrinación a Jerusalén (pascua, pentecostés y fiesta de las tiendas, en abril, mayo y septiembre-octubre): "Tres veces al año se presentarán todos tus varones ante el Señor tu Dios, en el lugar elegido por él: en la fiesta de los Ácimos, en la fiesta de las Semanas y en la fiesta de las Tiendas. Nadie se presentará al Señor con las manos vacías, sino que cada cual ofrecerá el don de su mano" (Dt 16,16-17). Los magos (sabios, astrónomos), de ascendencia judía (como Daniel, Dn 4,6), perciben la señal y se ponen en camino. El viaje podía durar mes y medio en aquella época. Los magos llegan a Jerusalén y preguntan dónde ha de nacer el Mesías. Los sacerdotes y escribas les dicen: "En Belén de Judea, porque así está escrito"(Mt 2,5; Miq 5,1).Los magos se ponen camino de Belén y ven de nuevo la estrella. La conjunción se repite: "Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría" (Mt 2,10).

    15. Simeón, hombre justo y piadoso, espera la consolación de Israel. Impulsado por el espíritu de Dios, va al templo, cuando es presentado Jesús. Con el niño en brazos, bendice a Dios diciendo: "Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz, porque mis ojos han visto tu salvación", "luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel", "su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él", éste está puesto “para ser señal de contradicción” (Lc 2,25-35).

            * Diálogo: ¿Qué señales acompañan el nacimiento de Jesús?