En el principio era la palabra
 
25. EL DILUVIO QUE VIENE
Una barca en medio de las aguas
estela1. Por ignorancia o por dejadez, algunos capítulos del Génesis pueden ser un desván, esa parte alta de la casa donde se almacenan objetos inútiles o en desuso, es decir, trastos viejos. Eso puede suceder con el relato del diluvio y puede suceder lo que cantara el poeta: "Del salón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo veíase el arpa". Hace años, en 1977, se estrenó en Madrid el musical "El diluvio que viene". La perspectiva es de futuro más o menos inminente. En el evangelio también. No se trata de mirar hacia atrás, sino hacia delante. Hay que estar vigilantes ante el diluvio que viene.
2. En la Biblia hay dos relatos mezclados (Gn 6-9). El último redactor ha respetado los dos testimonios recibidos de la tradición, sin evitar repeticiones y diferencias. Tal y como nos llega el texto bíblico, encontramos un prólogo (Gn 6,1-8), los dos relatos mezclados (6,9-8,22) y un epílogo (9,1-17). La presente catequesis es un triptico, un retablo que tiene tres cuadros: una denuncia de la corrupción general, una barca en medio de las aguas y una señal de alianza.
3. En el primer cuadro contemplamos una denuncia de la corrupción general: "Cuando los hombres se fueron multiplicando sobre la tierra y engendraron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran bellas, y tomaron por mujeres las que preferían de entre todas ellas". Y también: "En aquel tiempo - es decir, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y engendraron hijos- habitaban la tierra los gigantes; estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos. Al ver el Señor que en la tierra crecía la maldad del hombre y que toda su actitud era siempre perversa, se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra, y le pesó de corazón" (6,1-6). La tierra está corrompida por la violencia y el vicio: "la tierra se llenó de violencias", "estaba viciada, porque toda carne tenía una conducta viciosa sobre la tierra" (6,11-12). Sin embargo, "Noé alcanzó el favor del Señor" (6,8). Noé es el lado justo que hay en la humanidad. Gracias a él hay "un resto" en la tierra (Eclo 44,17).
4. Algunos problemas: ¿es malo que los hijos de Dios se unan a las hijas de los hombres?, ¿quiénes son esos hijos de Dios? En el Libro de Enoc (hacia 150 a.C.) son "ángeles", mensajeros de Dios que se corrompen. En los primeros siglos cristianos son la "descendencia de Set" (4,25-26), creyentes que se contaminan por el ambiente pagano. Según otra interpretación, son "dioses" (hijos de dios).
tabla5. En los años veinte del pasado siglo, en la antigua ciudad fenicia de Ugarit, se encuentran unos textos que permiten conocer mejor el ambiente religioso que rodea al antiguo Israel. En ese contexto se habla de "dioses", héroes de la antigüedad, hombres famosos. El comercio sexual de los dioses con las hijas de los hombres se considera normal, no se ve nada reprobable en ello; al contrario, es apetecible. Esto aparece claramente en la epopeya asiria de Gilgamés, donde -a la inversa- la diosa Istar solicita al héroe Gilgamés. De él se dijo que fue "divino en dos tercios y humano en el otro". Lo que en el ambiente pagano es bueno, es malo a los ojos de Dios. Es vicioso entregarse a los cultos estelares con las prácticas que los acompañan; por ejemplo, la "prostitución sagrada". En el fondo, el estilo pagano de vida es la tentación radical (Gn 3,5). En la foto puede verse una estela cananea, con unas manos que se alzan hacia una media luna, con un disco y dos círculos pequeños (Atlas de la Biblia). Es posible que la vida humana se mida por meses (Gn 9,29).
6. Veamos el segundo cuadro: una barca en medio de las aguas. Relatos de diluvio (es decir, de una gran inundación), los hay en muchos pueblos. Cambian los nombres y algunas circunstancias. Así sucede, por ejemplo, en la tradición asiria. A mediados del siglo XIX se encuentran en Nínive restos de la biblioteca real (s. VII a. C). Entre ellos se halla la epopeya de Gilgamés, escrita en tablas de arcilla unos 2600 a.C. Su original está en el Museo Británico de Londres. En su tabla número once (foto adjunta) la epopeya cuenta que el héroe Gilgamés emprende un viaje para visitar a un antepasado que ha alcanzado la inmortalidad. Este le habla del diluvio que vivió en tiempos pasados. Los dioses deciden exterminar el género humano. Le ven virtuoso sólo a él y le ordenan construir una nave, renunciar a las riquezas y salvar su vida: "Derriba esta casa, ¡construye un barco! Deja tus posesiones, busca tu vida".
7. En el relato bíblico Dios le dice a Noé que construya un arca en tierra firme: "Hazte un arca", "entrarás en el arca tú y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos", "de todo ser viviente, de toda carne, meterás en el arca una pareja para que sobrevivan contigo" (6,14-19), "el diluvio duró cuarenta días", "subió el nivel de las aguas y crecieron mucho sobre la tierra, mientras el arca flotaba sobre la superficie de las aguas" (7,17-18).
8. Cuando se redacta el texto bíblico por última vez, el destinatario de la alianza es el pueblo que vive en el destierro: "Será para mi como en tiempos de Noé: como juré que no pasarían las aguas de Noé más sobre la tierra, así he jurado que no me irritaré más contra ti", "mi alianza de paz no se moverá" (Is 54,9-10). El destierro es un diluvio que lo ha arrasado todo. El pueblo está invitado a entender lo que significa la alianza con Dios: paz, vida, salvación. Se dice en el salmo 124: "Si el Señor no hubiera estado con nosotros, las aguas nos habrían anegado".
9. En el tercer cuadro encontramos una alianza con una señal. Noé ofrece un sacrificio y Dios se complace en él: "Al aspirar el Señor el suave aroma, dijo en su corazón: Nunca más volveré a maldecir el suelo por causa del hombre" (8,20). Tras la tempestad viene la calma. El proyecto de Dios sigue adelante: "Sed fecundos, multiplicaos y llenad la tierra" (9,1;1,26). La vida humana debe ser respetada (9,6). Se dice en el salmo 24: "¿Quién puede subir al monte del Señor? El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos". La alianza tiene como señal el arco iris: "Esta es la señal de la alianza" (9,17). Según el proyecto de Dios, "grandes aguas no pueden apagar el amor ni los ríos anegarlo" (Cc 8,7).
10. En el marco del judaísmo convencional, Juan llama a la conversión: "Dad frutos dignos de conversión, y no andéis diciendo en vuestro interior: tenemos por padre a Abraham, porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham. Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego" (Lc 3,8-9). Es una imagen. Juan remite a Jesús: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo. El os bautizará con viento y con fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga" (Lc 3,16).
11. En los Hechos, Pedro invita a escapar de la corrupción general: "Escapad de esta generación perversa" (Hch 2,40). Los que acogen su palabra, son bautizados: "El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar" (2,47). En tiempos de Noé "se refugió en una barquichuela la esperanza del mundo" (Sb 14,6). Como entonces, hace falta una barca en medio de las aguas. La comunidad es una barca en la que podemos afrontar los diluvios que vienen. La barca puede ser zarandeada por las olas, pero el Señor abre un camino en medio de las aguas (Mt 14,22-34).
12. El diluvio es símbolo del juicio que sorprende a los despreocupados, pero salva al justo. Es preciso estar alerta para no ser sorprendidos, evitar el embotamiento general, estar vigilantes: "Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel día de improviso sobre vosotros" (Lc 21,34), "como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre. Entonces estarán dos en el campo, uno es tomado, el otro dejado; dos mujeres moliendo en el molino, una es tomada, la otra dejada" (Mt 24,37-41). En medio de la vida ordinaria (comían, bebían, tomaban mujer o marido) irrumpe el diluvio. Es condición humana. Al final, en el diluvio de la muerte, no está la nada, sino el Hijo del hombre, está el Señor: "Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación" (Lc 21,28).
 
* Diálogo: Sobre el diluvio que viene
- hay que escapar de la corrupción general
- hace falta una barca en medio de las aguas
- hay que estar vigilantes
- diluvios actuales