En el principio era la palabra
 

 LA RELACION HOMOSEXUAL

Discernimiento

  1. En nuestra sociedad pluralista, en medio de una vieja cultura decadente y una nueva cultura dominante, la relación homosexual suscita reacciones diversas: es una aberración, es un orgullo, es algo contra natura, es natural, es una cuestión biológica, es una cuestión social, es una enfermedad, es una opción, debe castigarse, debe tolerarse, es cuestión de curación, es cuestión de conversión, debe aceptarse en la comunidad cristiana, debe rechazarse. Parece necesario facilitar un adecuado discernimiento.
  2. Algunos datos. El informe Kinsey es fuertemente criticado por los métodos de acceso a la información, la selección de los entrevistados. El autor se negó a realizar muestreos aleatorios, alegando que, cuando las personas seleccionadas se negaran, se perdería la aleatoriedad. En 1948 el antropólogo social norteamericano Alfred Kinsey publicó un informe sobre el comportamiento sexual en el hombre realizado a partir de más de 6.300 entrevistas en Estados Unidos con hombres de raza blanca. En 1953 publicó también un informe sobre el comportamiento sexual en la mujer realizado a partir de 5.490 entrevistas con mujeres de raza blanca. El 10% de los hombres tuvo una conducta estrictamente homosexual durante un periodo de 3 años como mínimo y entre las edades de 16 a 55 años. Sólo un 4% manifestaba una conducta estrictamente homosexual durante toda su vida y ya manifiesta durante la adolescencia. Sólo un 3% de las mujeres había sido predominantemente homosexual durante un periodo de 3 años como mínimo. Las mujeres, en contraste con los hombres, no solían ser promiscuas y tenían su relación homosexual con una o dos compañeras en el 71% de los casos.
  3. Encuesta del CIS. El 93,9% de los españoles se declara heterosexual, según la encuesta sobre relaciones sociales y afectivas en tiempos de pandemia publicada por el CIS. Pero este porcentaje cae 11 puntos, hasta el 82,7% entre los jóvenes de 18 a 24 años. En dicha franja de edad, el 13,2% se declara bisexual y el 3,2% homosexual. Unas proporciones que varían significativamente en el siguiente grupo de edad, de 25 a 34 años. Entre ellos, la opción de la heterosexualidad aumenta al 91,2%, el porcentaje de quienes se declaran homosexuales crece hasta el 5’6% (la media de la población es del 1,9%, debido en buena medida a que entre los mayores de 55 el porcentaje de quienes así lo declaran no alcanza el 1% y la bisexualidad se reduce al 2,3%). La encuesta del CIS pone de manifiesto que el final de la adolescencia es una etapa de exploración de la propia sexualidad (Ignacio Zafra, El País, 29-6-2021).
  4. El filósofo Platón (427-322 a.C.) equipara aceptación de la homosexualidad y democracia: “En muchas partes de Jonia y en otros muchos lugares, que viven sometidos a los bárbaros, se considera esto vergonzoso. Entre los bárbaros, en efecto, debido a las tiranías, no sólo es vergonzoso esto, sino también la filosofía y la afición a la gimnasia, ya que no le conviene, me supongo, a los gobernantes grandes sentimientos ni amistades y sociedades sólidas, lo que, particularmente, sobre todas las demás cosas, suele inspirar precisamente el amor”, “de este modo, donde se ha establecido que es vergonzoso conceder favores a los amantes, ello se debe a la maldad de los legisladores, al despotismo de los gobernantes y a la cobardía de los gobernados” (El banquete, 182b-d).
  5. El filósofo Aristóteles (384-322 a.C.) comenta que las relaciones homosexuales pueden ser naturales, pero también pueden ser adquiridas por hábitos: “Éstas, unas veces, son naturales y, otras veces, resultan de hábitos, como en aquellos que desde niños han sido ultrajados. Nadie podría llamar incontinentes a aquellos cuyas disposiciones son causadas por la naturaleza, como tampoco nadie llamaría así a las mujeres porque desempeñan un papel más pasivo que activo en el coito” (Ética a Nicómaco, VII, 5. 30-35).
  6. En la Roma imperial, la sociedad es tolerante. Se dan relaciones homosexuales permanentes y exclusivas. Julio César (100-44 a.C.) es objeto de comentario por su relación con Nicomedes, rey de Bitinia. Sus soldados, tras conquistar la Galia, cantan: “César conquistó la Galia; Nicomedes, a César”. Curio el Antiguo lo llamaba “mujer de todos los hombres y hombre de todas las mujeres” (Julius 49,51-52). Cuando Lucrecio (99-55 a.C.) habla del amor de un hombre, alude “tanto a un muchacho (…) como a una mujer” (De rerum natura, 4..19, 52-54). Horacio (65-8 a.C.) elogia a su padre por haberle protegido, en su adolescencia, de “perder su virtud o incluso de las sospechas de que la hubiera perdido” (Sátiras,6.81-88), pero cuando creció, declaró francamente ser amante tanto de chicos como de chicas (Epodos, 11).
  7. El poeta latino Marcial (40-104 d.C.) insiste ante su mujer en que la satisfacción homosexual y la satisfacción heterosexual son igualmente necesarias y en que ninguna puede reemplazar a la otra: “Tú usas tu parte, deja que los muchachos usen la suya” (12,96). El poeta señala (11,42) que los dos hombres que toman parte en una ceremonia nupcial son completamente masculinos (“El barbudo Calístrato se casó con el robusto Afer”) y que el matrimonio se celebra según la ley que regula el matrimonio entre hombre y mujeres. Burlándose de la moral de los estoicos, Marcial hace una sátira al masturbador: “Lo que estás perdiendo entre tus dedos, Póntico, ¡es un ser humano!” (9,41). En el siglo III d.C. se aprueban leyes que regulan distintos aspectos como la violación de menores o los matrimonios entre personas del mismo sexo. Los actos homosexuales que no quedan cubiertos por las leyes en cuestión siguen siendo legales hasta el siglo VI, en que, por primera vez, el derecho romano prohíbe todo tipo de relación homosexual.
  8. En sus Confesiones Agustín de Hipona (354-430) reconoce una relación homosexual: “Cuando llegué a Cartago (370), bullía a mi alrededor un caldero de amores ilícitos. Yo nunca había amado y estaba ansioso por amar (…). De modo que contaminé al agua primaveral con la suciedad de la concupiscencia. Enlodé su limpia corriente con el infierno de la lujuria y, a pesar de ser impuro e inmoral, con mi exceso de vanidad solía comportarme como un hombre de mundo que frecuentaba los lugares elegantes que están de moda. Me zambullí de cabeza en el amor, ya que anhelaba que me atrapase”. La relación apenas duró un año: “fue arrebatado a mi locura para poder ser preservado contigo para mi consuelo. Pocos días después, estando yo ausente, regresaron las fiebres y falleció”, “todo lo que había compartido con él, sin él quedaba reducido a un tormento cruel”. Luego Agustín tuvo una relación heterosexual, de la que nació su hijo Adeodato y que duró trece años, luego tuvo una amante antes de convertirse (ver El día de la cuenta, 321-342). Por los datos que tenemos, la homosexualidad de Agustín fue transitoria.
  9. Lamentablemente, en las sociedades llamadas cristianas se ha perseguido, ejecutado y (hasta hace poco) encarcelado a la persona homosexual. En efecto, hasta hace relativamente poco, en la mayor parte de las naciones europeas, la homosexualidad se consideraba un peligro social y se castigaba como delito. Se perseguía más la homosexualidad masculina que la femenina. Sin embargo, en el siglo XX se ha ido dando un mejor conocimiento del fenómeno y una mayor comprensión de la homosexualidad. En nuestra sociedad laica, pluralista, democrática y tolerante, la persona homosexual no es discriminada legalmente por razón de su orientación sexual. La homosexualidad está todavía considerada como ilegal en más de 70 países. Cerca del 40% de la población mundial vive en países en que la homosexualidad es perseguida, siendo la India el que tiene más habitantes (Público, 16-5-2017).
  10. Proceso de cambio. En 1968, la Asociación Americana de Psiquiatría consideraba la homosexualidad como un trastorno de la personalidad. Sin embargo, en 1980 dejó de considerarse así, reservando la categoría homosexualidad egodistónica para diagnosticar a aquellas personas cuya orientación sexual les producía un profundo y marcado malestar. En 1987 se dio un paso más al eliminar el término citado como posibilidad diagnóstica. La única mención sobre el tema que aparece en los manuales es la inclusión, entre los ejemplos de trastorno sexual no especificado, del “malestar notable y persistente acerca de la propia orientación sexual”, aunque sin especificar si ese malestar viene determinado por una orientación hetero, homo o bisexual. La homosexualidad dejó de ser considerada por la OMS como una enfermedad mental el 17 de mayo de 1990, fecha considerada como Día internacional contra la Homofobia y la Transfobia. En junio de 2018 la OMS saca la incongruencia de género -la transexualidad- de la clasificación de enfermedades mentales, y lo deja dentro del capítulo de disfunciones sexuales. Es decir, deja de considerarla trastorno psicológico para quedarse en una cuestión física: la falta de adecuación del cuerpo al género que siente la persona (El País, 19-6-2018).
  11. El profesor de Psiquiatría de la Universidad de Nueva York, Luis Rojas, escribe lo siguiente: “La causa exacta de la homosexualidad aún no se conoce. Cada día, sin embargo, más estudios científicos corroboran la noción de que se trata de una variación innata de los mecanismos biológicos y psicológicos que modulan la atracción romántica entre personas adultas, por lo que está fuera del control del individuo. En concreto, la orientación sexual parece configurarse en el cerebro del feto durante la gestación, mediante los efectos de las hormonas sexuales, andrógenos y estrógenos. Algo que sí sabemos con certeza es que la homosexualidad no es una enfermedad, no se contagia, no es un vicio, no es la consecuencia de tendencias antisociales, ni la secuela de padres ineptos o de una infancia traumática” (El País, 18-10-2003).
  12. El teólogo alemán Bernard Häring (1912-1998), perito del concilio Vaticano II, afirmó en el Diccionario de Teología Moral (1973): “Podemos aventurar que aproximadamente el cuatro por ciento de la población pertenece al grupo de tendencias homosexuales. Existe, sin embargo, un número mucho mayor de personas que, en ciertos momentos de su vida, descubren tendencias o tienen experiencias de tipo homosexual”. El teólogo distingue entre homosexualidad primaria (irreversible, persistente) y transitoria (episódica): “Las tendencias homosexuales, sobre todo si son de carácter irreversible, no están sujetas en cuanto tendencias a un juicio de índole moral”, “la homosexualidad persistente se diferencia de la episódica. Esta puede ser accidental (durante la adolescencia sin que luego perdure), o incidental o sustitutiva (difundida entre marinos o jóvenes que durante años viven en colegios en los que sólo tienen contacto con personas del mismo sexo)”, “el término bisexualidad indica una estructura ambivalente de la sexualidad, con tendencias tanto homosexuales como heterosexuales”, “la prevalencia puede variar a lo largo de los diversos periodos de la vida, llegando incluso a la fijación de una u otra forma de sexualidad”, “al partir nosotros de una perspectiva global del concepto de salud y de normalidad, nos sentimos inclinados a sostener que la fijación homosexual ha de considerarse como una situación anormal que es preciso curar en la medida en que sea posible”.
  13. Comentario. Con el paso del tiempo, la palabra “anormal” se ha ido cargando de connotaciones negativas. La palabra “curar” hoy no resulta adecuada, pues la homosexualidad no es una enfermedad. Sin embargo, lo que dijo el teólogo alemán se puede formular de otro modo: desde la perspectiva moral cristiana la homosexualidad es una tendencia que “se debe superar en la medida que sea posible”. Si no se puede superar, no hay responsabilidad moral.
  14. Terapias de acompañamiento. La Conferencia Episcopal Española apoya al obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Plá, y los cursos de “sanación espiritual” dirigidos a homosexuales, pues se trata de “acompañar a las personas que lo deseen desde el discernimiento espiritual” (EFE, 5-4-2019). La Comunidad de Madrid, gobernada por el PP y por Ciudadanos, impone una multa a Elena Lorenzo, una coach que, según su versión, hace coaching de identidad tanto a homosexuales como a heterosexuales sin pretender curar la homosexualidad, porque para ella “no es una enfermedad” (25-9-2019). La Asociación Española Abogados Cristianos lleva al Constitucional la ley LGTBI (Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales), aprobada por el PP en la Comunidad de Madrid, por el expediente sancionador abierto a la coach Elena Lorenzo por realizar terapias de acompañamiento (RD, 23-5-2019).
  15. El sexo. El sexo hace referencia a lo biológico, que se lee mediante los cromosomas sexuales: XX (niñas) y XY (niños). El sexo está determinado en los genes. Es, por tanto, una variable biológica. Esto implica diferencias anatómicas, fisiológicas y genéticas entre hombres y mujeres. Negar estas diferencias es dañino para el desarrollo de la persona. Dice el doctor Ricardo Abengózar, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria: “El sexo es binario. Lo es desde el momento del cigoto en la etapa embrionaria. Todas las células del organismo son sexuadas (XX, XY). La biología sí importa”. La Convención de los Derechos del Niño (1989) es un tratado internacional que reconoce los derechos de los niños y las niñas, definidos como personas menores de 18 años, y que obliga a los gobiernos a cumplirlos. La Convención ha sido aceptada por los todos los países del mundo excepto Estados Unidos. En sus 54 artículos, reconoce a los niños pleno derecho al desarrollo físico, mental y social. Esto afecta a la ideología de género, en la medida en que ignore la dimensión biológica y la diferencia sexual de la persona.
  16. El género. La palabra “género” fue utilizada por primera vez por John Money, psicólogo y médico neozelandés, en 1955. Este término hace referencia “a los modos de comportamiento, forma de expresarse y moverse, y preferencia en los temas de conversación y juego que caracterizan la identidad masculina y femenina”, dice la filósofa Alicia Puleo en su libro El reto de la igualdad de género (2008,15). Los científicos sociales le reconocen a Money la importancia que les asignó a los factores culturales frente a los factores biológicos. Hay componentes biológicos y sociales. Negar estas diferencias o perpetuarlas rígidamente es dañino para el desarrollo de la persona. Por tanto, vale la pena el esfuerzo de utilizar el término “sexo” para aspectos biológicos y el término “género” para aspectos psicosociales y culturales. La IV Conferencia Mundial de la Mujer (Pekín, 1995) supuso un punto de inflexión en el tratamiento de la igualdad. Aprobó por unanimidad la Declaración y la Plataforma de Acción que incorpora un nuevo mecanismo de actuación denominado gender mainstreaming o transversalidad de la perspectiva de género, esto es, la incorporación de la sensibilidad de género como una herramienta para el diseño, la ejecución y la evaluación de todas las políticas públicas.
  17. La periodista Gema Lendoiro se considera feminista inclusiva, es decir, un feminismo en el que lo importante es la mujer y no la ideología. Comenta que “aunar posiciones y unir intereses es más sano para el desarrollo de niños y adolescentes”, “por encima de los intereses ideológicos y políticos están ellos”, “el sano afán en la búsqueda de la igualdad de derechos y dignidad de todas las personas nos pueden facilitar encontrar puntos comunes entre distintas posturas. Es necesario tener unas premisas claras que transmitir a nuestros hijos”, “una cosa es promover la igualdad de todas las personas y otra es negar la diferencia de sexos. Una cosa es defender la diferencia de sexos y otra es negar las asimetrías sociales hombre-mujer en diversos ámbitos o las brechas salariales o distribución de poder fundamentadas en creencias y atribuciones de género” (La Razón, 7-11-2018).
  18. La antropóloga Nuria Gregori afirma lo siguiente: “Una parte de tu cuerpo puede ser cromosómicamente distinta a tu anatomía sexual y no lo sabes. Tus cromosomas sexuales pueden decir una cosa y tus gónadas (ovarios o testículos) otra. Algunas de estas formas han sido clasificadas desde la biomedicina como Diferencias del Desarrollo Sexual (DSD). A lo largo de la historia, la biomedicina ha utilizado diversos estándares (celulares, cromosómicos, hormonales, anatómicos) para ‘verificar’ el sexo. Hoy el elemento al que se da mayor relevancia para determinar la ‘verdad’ sobre el sexo son las hormonas, en concreto, la testosterona. Unos niveles elevados de andrógenos durante el periodo fetal harán pensar a los médicos que una persona asignada como mujer pueda sentirse hombre en la edad adulta”. El término hermafroditismo “es el más antiguo que encontramos para referir la anatomía sexual atípica y el primero que empezó a utilizar la biomedicina (Dreger, 1998; Reis, 2009). Exótico, monstruoso, temido o incluso deseado, el cuerpo hermafrodita alerta de una existencia sexuada más allá de los márgenes previstos. Una existencia peligrosa que debería ser controlada para no poner en peligro el orden moral de la época” (Utopías dicotómicas sobre los cuerpos sexuales, Arbor 189, 763, 2013).
  19. El andrógino o hermafrodita es mezcla de hombre y mujer, de Hermes y Afrodita, Una de las aspiraciones más antiguas del hombre ha sido alcanzar un estado de perfección total que lo acercara a la divinidad. En el mundo clásico se llegó a concebir esta posibilidad en un ser que reuniera los caracteres de ambos sexos. Así leemos en El Banquete de Platón en boca de Aristófanes, comediógrafo griego: “Es preciso que conozcáis la naturaleza humana y las modificaciones que ha sufrido, ya que nuestra antigua naturaleza no era la misma de ahora, sino diferente. En primer lugar, tres eran los sexos de las personas, no dos, como ahora, masculino y femenino, sino que había, además, un tercero que participaba de estos dos, cuyo nombre sobrevive todavía, aunque él mismo ha desaparecido. El andrógino, en efecto, era entonces una cosa sola en cuanto a forma y nombre, que participaba de uno y de otro, de lo masculino y de lo femenino, pero que ahora no es sino un nombre que yace en la ignominia” (189d-e-190). El mito clásico aparece, por ejemplo, en El hermafrodita desnudo, una escultura del siglo II a.C (Museo del Louvre). En 1679 Bernini esculpió el colchón en el que se asienta el hermafrodita.
  20. Arquetipo universal. Superar las barreras entre ambos sexos es una antigua aspiración contenida en el mito del andrógino, tal como nos lo transmite Platón y, más tarde, Ovidio (Metamorfosis, IV, 271-415). El mito se refiere no sólo al pasado, a una edad dorada en la que las diferencias entre los sexos se diluyen, sino también al presente en forma de aspiración humana, de relato que cubre un vacío, una carencia actual del ser humano. El fundador de la psicología profunda Carlos Gustavo Jung (1875-1961) formuló la hipótesis de las representaciones colectivas inconscientes que denomina “arquetipos”. El andrógino es un arquetipo universal. La androginia aparece como sublimación de la sexualidad. En el mito platónico cada mitad de esos seres mutilados por Zeus se esfuerzan en vano por encontrar su otra mitad. La unión sexual proporcionaría al hombre su máxima aspiración, es decir, su original estado andrógino (humanidades.blog).
  21. La Congregación para la Doctrina de la Fe en su Declaración sobre ciertas cuestiones relativas a la ética sexual (1975) afirma lo siguiente: “En el terreno pastoral es preciso tratar a estos homosexuales con comprensión y animarlos con la esperanza de superar sus dificultades personales y su incapacidad para integrarse en la sociedad. Su culpabilidad habrá de ser juzgada con prudencia. Pero no es posible aplicar ningún método pastoral que pudiera justificar moralmente tales actos sobre la base de que serían concordes con la condición de estas personas” (n.8; ver Proyecto Catecumenal, 39. Matrimonio y Divorcio, La relación homosexual). Cuando salió este texto, lo incorporamos al Manual del Educador del Catecismo Con vosotros está (1976). Suponía un profundo cambio de actitud en medio de una vieja cristiandad, donde se perseguía el “pecado nefando” (el “crimen contra natura”), y en medio del franquismo, donde regía la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social (1970) que incluía entre los supuestos de peligrosidad social “el de aquellos que realicen actos de homosexualidad”.
  22. Doctrina tomista. Según Tomás de Aquino (1225-1274), la masturbación, el coito con animales, la relación homosexual y la relación heterosexual no abierta a la generación son vicios contra natura: ”Entre los vicios contra natura ocupa el ínfimo lugar el pecado de inmundicia, que consiste en la sola omisión de concúbito con otro. Sin embargo, gravísimo es el pecado de bestialidad, donde no se observa la debida especie. Después de éste está el vicio sodomítico, donde no se observa el debido sexo. Después está el pecado donde no se observa el debido modo de ayuntamiento. Pero más si no es el debido vaso que si hay desorden según otras cosas pertinentes al modo de concúbito” (Suma Teológica, 2-2, q. 154, 12). El principio fundamental es éste: “En cuanto se impide la generación de la prole, es vicio contra natura, que se da en todo acto sexual del que no se puede seguir la generación” (2-2, q. 154, 1). Siguiendo la doctrina tomista, los viejos catecismos cambiaron el Decálogo en lo que al sexto mandamiento se refiere: “No cometerás actos impuros”. Sin embargo, el Decálogo dice: “No cometerás adulterio” (Ex 20,14). Durante el preconcilio, la doctrina tomista estaba a la orden del día. Cada acto sexual debía quedar abierto a la fecundación y, si no, “culpa grave” (Pío XI, Casti connubii, 1930, DS 3717).
  23. Biología obsoleta. En el fondo, la doctrina tomista remite a la vieja biología aristotélica, según la cual en el semen masculino está contenido todo un hombre en potencia, mientras la mujer permanece pasiva en la generación. Dice el filósofo griego Aristóteles (384-322) en su libro sobre La generación de los animales: “El macho es capaz de engendrar en otro, mientras que la hembra engendra en sí misma aquello que ya existía en el engendrador” (716a). Si esto fuera así, cada acto sexual cerrado a la fecundación sería semejante al aborto. Lo mismo dice el filósofo griego Platón (427-347 a.C.) en el diálogo Las leyes, cuando habla de “esa ley de que tengan relaciones sexuales naturales con el fin de tener hijos, manteniéndose apartados, por un lado, de los varones, sin aniquilar intencionalmente la especie humana ni sembrar en rocas y piedras donde su simiente nunca echará raíces ni se reproducirá, y separándose, por otro, de toda tierra femenina en la que no querrías que te creciera lo que has plantado” (839a). En 1694 el físico holandés Nicolás Hartsoeker creyó descubrir “animalúnculos” en el esperma de humanos y de otros animales. La escasa resolución de aquellos microscopios le llevó a creer que la cabeza del espermatozoide era un hombre completo en miniatura (“homúnculo”). Hoy sabemos que el nuevo ser humano comienza con la fecundación del óvulo femenino: en 1876 el zoólogo alemán Oskar Hertwig descubrió que la fecundación humana incluye la penetración del espermatozoide en el óvulo.
  24. El Catecismo de la Iglesia Católica (1992) afirma lo siguiente: “La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y de las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves, la Tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (n. 2357), "un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales instintivas. No eligen su condición homosexual; ésta constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición" (n. 2358), "las personas homosexuales están llamadas a la castidad" (n.2359). El Catecismo rechaza “todo signo de discriminación injusta”, pero supone ingenuamente que todas “las personas homosexuales están llamadas a la castidad”.
  25. Bien ¿y qué dice la Biblia? En la Biblia se dice: "Hombre y mujer los creó" (Gn 1,27). La diferencia sexual del hombre y de la mujer aparece vinculada a dos funciones fundamentales. En primer lugar, la ayuda mutua, ordenada a redimir la soledad humana: "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a darle una ayuda adecuada" (Gn 2,18). En segundo lugar, la fecundidad, ordenada a la transmisión de la vida: "Creced y multiplicaos" (1,28). En la Biblia aparece el pecado de Sodoma, pero se trata de un delito particular, la violación homosexual que los habitantes de la ciudad cometen contra los huéspedes de Lot (Gn 19,4-5). Como el incesto y el adulterio, la relación homosexual es un caso de “porneia”, unión ilegal prohibida en el Levítico: "No te acostarás con varón como con mujer; es abominación" (Lv 18,20); se castiga con la muerte (20,13). Este bárbaro castigo no aparece en el Evangelio. En el Evangelio no se aborda directamente el tema. Sin embargo, varios pasajes aluden de forma global, implícita, a los casos de “porneia” prohibidos en el Levítico (Mt 19,9; 5,32; ver Hch 15,20.29).
  26. En el Evangelio, Jesús remite al proyecto original de Dios: "Dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne", lo que supone comunión, no dominación, "si uno se divorcia de su mujer - no hablo de unión ilegal (porneia)- y se casa con otra, comete adulterio" (Mt 19,5-9), “si uno repudia a su mujer -no hablo de unión ilegal- y se casa con otra, comete adulterio” (5,32), “todo el que repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio” (Lc 16,18). Los discípulos perciben perfectamente la posición de Jesús. Le replican: “Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse” (Mt 19,10). Jesús les dice que entender esto es don de Dios (19,11). Y hay cosas más difíciles, hay quienes por el Evangelio renuncian a una vida conyugal: “Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda” (19,12). Aunque manifiesta cuál es su posición personal y su preferencia, dice Pablo: “En cuanto al celibato, no tengo palabra del Señor” (1 Co 7,25). Jesús dice también: “Misericordia quiero y no sacrificios”, “no he venido a llamar a justos sino a pecadores” (Mt 9,13), “no ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal” (Jn 17,15).. Dios es amor: “Cual la ternura de un padre para con su hijo” (Sal 103).
  27. Algunas traducciones. A los no especialistas, las traducciones de las listas de pecadores (de 1 Cor 6, 9-10 y 1 Tm 1,9-10) “les parecen versiones precisas y concretas de términos griegos específicos”, comenta John Boswell, profesor de Historia Medieval en la Universidad de Yale (Estados Unidos) en su libro Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad (Barcelona, 1993), “¡cuidado con las traducciones!”. La traducción de “pornoi” por “fornicarios” o “impuros” no es buena. Es mejor traducir por “inmorales”, en el sentido de que se trata de una unión ilegal prohibida en Levítico. De suyo, ser “afeminado” no es pecado. Añade el profesor norteamericano: “Fue en el siglo IV cuando las versiones latinas de la Biblia que circulaban en Occidente comenzaron a ser reemplazadas por la edición normalizada, que san Jerónimo reunió y tradujo del hebreo y el griego” (Boswell, 360 y 373).
  28. En el ambiente de corrupción del puerto de Corinto, Pablo denuncia la actitud de quienes dicen: “Todo me es lícito” (1 Co 6,12). Denuncia especialmente la prostitución: “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Y voy a tomar los miembros de Cristo para hacerlos miembros de una prostituta? De ningún modo” (6,15). En la comunidad hay “un caso de inmoralidad tal que no se da ni entre los gentiles: uno tiene la mujer de su padre. ¡Y vosotros andáis tan engreídos!” (5,1; Lv 18,8), "no os llaméis a engaño: los inmorales (en griego, “pornoi”), idólatras, adúlteros, laxos, prostitutos, ladrones, usureros, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios" (1 Co 6, 9-10; Lv 18,20). Hay cosas que no caben dentro de la comunidad. Otra cosa es fuera de la comunidad: “Al escribiros en mi carta que no os relacionarais con los inmorales, no me refería a los inmorales de este mundo en general”, “de ser así, tendrías que salir del mundo”, “a los de fuera, Dios los juzgará. Echad de entre vosotros al malvado” (1 Co 5,9-13). En la primera carta a Timoteo dice Pablo: “La ley no ha sido dada para el justo”, “está para los injustos y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los desalmados y malhechores, parricidas, matricidas, homicidas, inmorales, prostitutos, secuestradores, embusteros, perjuros” (1 Tm 1,9-10).
  29. En la carta a los romanos Pablo denuncia lo que sucede a un mundo que se aparta de Dios: "Abandonándolos a sus deseos, los entregó Dios a la inmoralidad, con la que degradan ellos mismos sus propios cuerpos, por haber sustituido ellos al Dios verdadero por uno falso”, “los entregó Dios a pasiones degradantes: sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por otras innaturales, y los hombres lo mismo: dejando las relaciones naturales con la mujer, se consumieron de deseos unos por otros; cometen infamias con otros hombres, recibiendo en su persona el pago inevitable de su extravío" (Rm 1,24-27).
  30. En medio de una cristiandad que se desmorona y en medio de una nueva cultura dominante, la identidad “trans” suscita reacciones diversas. El problema es complejo. Las situaciones son diversas. Hemos recogido una serie de datos y de criterios aplicables (o no) en cada caso. La comunidad cristiana ha de acoger, acompañar, discernir. Además, nos encontramos ante la ideología de género. Como Iglesia que se renueva, procuramos establecer una nueva relación con el mundo, abandonamos la vieja identificación entre cristianismo y sociedad, salimos de la situación de cristiandad, optamos por vivir como comunidad en medio de la sociedad, respetamos la autonomía de lo temporal, reconocemos el legítimo pluralismo social, anunciamos el Evangelio sin imponerlo por la fuerza, respetando la libertad.

* Diálogo: Sobre la relación homosexual

-en la homosexualidad pueden concurrir diversos factores: físicos, psíquicos, familiares, sociales, culturales, ambientales.

-si la homosexualidad puede superarse, debe superarse.

-la persona homosexual no debe ser discriminada legalmente, debe ser acogida con comprensión, su responsabilidad moral debe ser juzgada con prudencia.

-cada uno puede elegir el sexo,

-no todo vale, no todo me es lícito

-la identidad de género tiene componentes biológicos y sociales

-los hizo varón y hembra, serán los dos una sola carne, comunión, no dominación

-el celibato es una opción libre

-no ruego que los retires del mundo, sino que los preserves del mal

-tendríais que salir del mundo; a los de fuera, Dios los juzgará

-Dios es amor, cual la ternura de un padre con su hijo

-la comunidad cristiana ha de acoger, acompañar, discernir.