En el principio era la palabra
 

 

45. EXODO
Liberación
1. La experiencia de fe implica un proceso de liberación personal y colectivo. Es experiencia de éxodo. La palabra de Dios no es droga ni opio del pueblo. Al contrario, denuncia la opresión y abre en la historia un camino de liberación. El éxodo, que significa salida, marca el nacimiento de Israel como pueblo de Dios. El pueblo experimenta lo que es marchar con su Dios. Es Dios mismo quien abre el camino. Sus huellas abundan, aunque pueden pasar desapercibidas: "Por el mar iba tu camino, por las inmensas aguas tu sendero, y no se descubrieron tus pisadas" (Sal 77).
2. Es una inmensa epopeya. Cuando nace Moisés, los israelitas están sometidos a dura opresión: "Les impusieron capataces para aplastarlos bajo el peso de duros trabajos, y así edificaron para el faraón las ciudades granero" (Ex 1,11). Además, el faraón (quizá Ramsés II, 1290-1224 a. C.) dio una orden brutal contra el crecimiento del pueblo: "Todo niño que nazca lo echaréis al río" (1,22). Abandonado a la orilla del Nilo, Moisés fue salvado por la hija del faraón, que lo adoptó como hijo, diciendo: "De las aguas lo he sacado" (2,10). En la imagen, Ramsés II cogiendo por los pelos a un enemigo extranjero (Atlas de la Biblia).
3. Las circunstancias llevaban a Moisés a olvidar sus raíces y a convertirse en un hombre de la clase dominante. Pero "siendo ya mayor, fue a visitar a sus hermanos y comprobó sus penosos trabajos" (Ex 2,11). En una tumba excavada en el Valle de los Reyes (Tebas) una antigua pintura muestra los trabajos de construcción promovidos por un alto dignatario. Los trabajos son forzados. “El palo está en mi mano, dice un capataz en escritura jeroglífica, ¡no seáis holgazanes!”. Un día Moisés mató a un egipcio que maltrataba a un hebreo. Entonces huyó: "se fue a vivir al país de Madián" (2,15). Sentado junto a un pozo, se encontró con las hijas del sacerdote Jetró, que iban a abrevar las ovejas. Molestadas por unos pastores, Moisés salió en su defensa. Jetró le ofreció trabajar como pastor y se casó con su hija Séfora (2,21).
4. Moisés "llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar al Horeb, el monte de Dios" (3,1). Allí tuvo la experiencia de fe que le cambia la vida: "Vio que una zarza ardía sin apagarse" (3,2). Le sirvió de señal. Era como su propio fuego interior, como la palabra de Dios que estaba escuchando: "He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído el clamor que le arrancan sus opresores y conozco sus angustias. Voy a bajar para librarlo del poder de los egipcios. Lo sacaré de este país y lo llevaré a una tierra nueva y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel. Yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto" (3,7-10). Es la experiencia profética: "Surgió el profeta Elías como fuego, su palabra quemaba como antorcha" (Eclo 48,1). Cuando Elías peregrina al monte de Dios (1 R 19, 8), lleva fuego en el corazón: "Ardo en celo por la gloria de Dios, porque los israelitas han abandonado tu alianza" (19, 14). Es la experiencia de Jeremías: "Había en mi corazón algo así como fuego ardiente" (Jr 20,9).
5. Ante la misión que se le encomienda, Moisés se defiende: "¿Quién soy yo para ir al faraón y sacar de Egipto a los israelitas?". El Señor le dice: "Yo estaré contigo y esta será la señal de que yo te envío. Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto daréis culto a Dios en este monte". Y también: "Así dirás a los israelitas: El Señor, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, por él seré invocado de generación en generación" (Ex 3,12-15). Se ha especulado mucho sobre el nombre de Dios. Es todo más sencillo. Lo que aquí está en juego es la fórmula ordinaria de la alianza: "yo estaré contigo", "en vuestros días voy a realizar una obra que no creeréis aunque os la cuenten" (Hch 13,41). La serie de las diez plagas (Ex 7,14-11,10) puede explicarse, en gran parte, como desastres naturales.
6. La liberación de Egipto y el paso del mar Rojo no aparecen en los documentos egipcios de la época. La primera mención de Israel aparece en una estela de basalto negro, que celebra la campaña bélica del faraón Menefta (1220 a.C.): "Canaán es saqueada por todos los males", "Israel está arrasado, su semilla ya no existe". Sin embargo, el éxodo se celebra de generación en generación y se convierte en la confesión de fe de Israel: "Éramos esclavos y el Señor nos sacó con mano fuerte" (Dt 6,21). Dijo el Señor a Moisés: "Di a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto" (14,15-16). En la imagen, estela de Menefta (Atlas de la Biblia).
7. Bajo la guía de Moisés pasan por el sitio justo en el momento justo. Cuando Napoleón se metió con su ejército en el extremo del mar Rojo, seco en parte a consecuencia del reflujo, la pleamar les sorprendió y las últimas secciones tuvieron que andar con agua hasta los sobacos. La diferencia de altura de las mareas en el Golfo de Suez (ahora está el canal) llegaba hasta 2’10 metros. Es posible que los israelitas escaparan, en el momento oportuno, por ahí. Habían acampado "entre Migdol y el mar" (14,2). Migdol significa torre, es la torre egipcia de vigilancia. Una densa nube facilitó la huida. Un fuerte viento del este, que sopló durante la noche, secó el lecho del mar que quedó a la vista. Los carros egipcios avanzaban con gran dificultad: "Al rayar el alba, volvió el mar a su lecho, de modo que los egipcios, al querer huir, se vieron frente a las aguas" (14,20-27).
8. Para llegar a la tierra prometida (Canaán, Palestina) la ruta de los filisteos, que bordeaba la costa mediterránea, era el camino más corto, pero también el más vigilado. La ruta de las minas, que bordeaba la costa occidental del mar Rojo, era el camino más largo, pero también el más seguro. Los israelitas dan un rodeo: "Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, aunque era más corto, pues se dijo Dios: No sea que, al verse atacado, se arrepienta el pueblo y se vuelva a Egipto. Hizo Dios dar un rodeo al pueblo por el camino del desierto del mar Rojo" (13, 17-18). El faraón había dicho de los israelitas: "Andan errantes por el país y el desierto les cierra el paso" (14,3).
9. La salida de Egipto es la primera etapa de un largo recorrido hasta el río Jordán (Nm 33,5-49; ver Dt 1,46). Una caravana formada por mucha gente con rebaños y vacas no puede ir deprisa (Ex 12,38). Bordean el desierto, acampan donde hay agua, vuelven a la vida nómada. Aprovechan recursos de la zona: las codornices y el maná (16,13-15). Cuando no hay agua, murmuran contra Moisés: "¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed?". Aquel lugar se llamó Massá y Meribá por la querella de los israelitas y por haber tentado a Dios diciendo: "¿Está el Señor entre nosotros o no?" (17, 1-7).
10. Al tercer mes de la salida de Egipto, llegan al desierto del Sinaí y acampan frente al monte (19,2). Allí celebran la alianza de Dios con su pueblo: "Ya habéis visto lo que he hecho con los egipcios y cómo a vosotros os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí. Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos". Los israelitas dijeron: "Haremos todo cuanto ha dicho el Señor" (19,4-8). El pueblo que Dios ha liberado no puede ser como los demás. Para su enseñanza (24,4-12), por medio de Moisés, recibe las tablas de la Ley.
11. El Decálogo es una catequesis fundamental, una orientación de la vida. Señala los límites fuera de los cuales no hay alianza ni con Dios ni con los hombres, es la posibilidad de participar en los caminos de Dios en su acción en el mundo, es la clave creyente de la aventura humana: "No tendrás otros dioses, no tomarás el nombre del Señor tu Dios en falso, recuerda el día del sábado para santificarlo, honra a tu padre y a tu madre, no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio contra tu prójimo, no codiciarás los bienes ajenos" (20,2-17). En la tienda del encuentro está la gloria de la presencia del Señor. Dios no está allí, sino que viene al encuentro de quienes van allí a buscarlo: "Todo el que tenía que consultar al Señor, salía hacia la tienda del encuentro" (33,7). Ante la escena del becerro de oro, ante la apostasía de Israel, Moisés rompe las tablas de la ley (32, 19), para volver a hacerlas después (34,1).
12. La celebración judía de la pascua proclama el sentido actual del éxodo liberador: "Aquel que esté oprimido, venga a celebrar la pascua". En el marco judío de la pascua, cada uno relata su historia. Y todos juntos celebran la historia común de Israel. Sobre un ritmo de letanía, cuyo estribillo es "dayenou" (que significa "nos habría bastado"), proclaman la liberación de Dios: "¡Con cuántos favores nos ha colmado!...Si hubiese dividido para nosotros el mar sin habérnosle hecho pasar a pie seco, eso nos habría bastado...Si nos hubiera dado la Ley sin hacernos entrar en el país de Israel, eso nos habría bastado. Si nos hubiera hecho entrar en el país de Israel sin levantar para nosotros la Casa de Elección (el Templo), eso nos habría bastado".
13. Juan el Bautista es la voz que clama: "En el desierto preparad el camino del Señor" (Mt 3,3). Hace falta un nuevo éxodo. Lo que debía ser tierra de libertad y de vida es tierra de opresión y de muerte. Incluso el templo corrompe su función y forma parte de un mundo injusto y opresor. Jesús, con la fuerza del Espíritu, comienza su misión en Galilea de los gentiles, cumpliéndose la palabra del profeta Isaías: "El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz" (Mt 4,16). Donde hay opresión, hay palabra de liberación, como aquel día, en la sinagoga de Nazaret (Lc 4,18), como hace 500 años en el sermón de Antonio de Montesinos, como hace 50 en la renovación del Concilio.
14. Con el Evangelio el Decálogo no sólo es cumplido (5,18), sino también superado: No sólo no tendrás otros dioses, sino que buscarás por encima de todo el reino de Dios y su justicia (6,33), no sólo no jurarás en falso, tampoco en modo alguno (5,33-34), no sólo guardarás el sábado, sino que serás alimentado con el pan de vida (Jn 6,35-51), no sólo honrarás a tu padre y a tu madre, sino que aquellos que escuchan la palabra de Dios serán tu familia (Mc 3,31-35), no sólo no matarás, sino que amarás a tu enemigo (Mt 5,43-46), no sólo no cometerás adulterio, sino que serás fiel con todo el corazón (5,27-30), no sólo no robarás, sino que compartirás tus bienes (Lc 19,8-10), no sólo no darás falso testimonio contra tu prójimo, sino que disculparás, perdonarás (Mt 18,21-22).
15. Se celebraba la fiesta de las tiendas. Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan y los lleva aparte, a un monte alto. Mientras estaban orando, "su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz". Las dos grandes figuras de Israel, Moisés y Elías, aparecen en gloria: "Conversaban con él, hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén" (Lc 9, 31). Jesús será entregado en manos de los hombres (Lc 9,44). Pedro se ofrece a cumplir la fiesta de las tiendas. Todavía estaba hablando, cuando una nube los cubrió con su sombra. De la nube salió una voz que decía: "Este es mi hijo amado, en quien me complazco; escuchadle". La nube, señal de la presencia de Dios (Ex 24,16), ahora aparece sobre Jesús. Se cumple la palabra anunciada por Moisés: "El Señor suscitará un profeta como yo, a quien escucharéis" (Dt 18, 15). Es la confirmación del bautismo y de la misión de Jesús (Mt 3,17):"Escuchadle".

* Para la reflexión personal o de grupo:
-    el Dios vivo abre en la historia un camino de liberación
-    de las aguas lo he sacado
-    he visto la opresión de mi pueblo
-    aquel que esté oprimido, venga a celebrar la pascua
-    el pueblo que Dios ha liberado no puede vivir como los demás
-    donde hay opresión, hay palabra de liberación
-    con el Evangelio el Decálogo no sólo es cumplido, sino superado
-    escuchadle
-    procesos de liberación personales, sociales, eclesiales
-    una inmensa epopeya
-    un camino donde no lo hay: en medio de la opresión, en medio del mar, en medio del desierto, en medio de la muerte.
- un camino donde no lo hay: en medio de la opresión, en medio del mar, en medio del desierto, en medio de la muerte.