En el principio era la palabra
 

- HEMOS VISTO SU ESTRELLA

De señal en señal

  1. Ante el relato de los magos (Mt 2,2-11) surgen diversos interrogantes: ¿es una leyenda?, ¿es una imagen, según la cual Jesús sería la estrella de Jacob?, ¿estamos ante algo que realmente aconteció y que resulta significativo?, ¿hay que recuperar el fondo histórico del evangelio de la infancia?, ¿es una catequesis?, ¿hemos visto su estrella?, ¿vamos de señal en señal y preguntando?
  2. Del fenómeno de la estrella se dan diversas interpretaciones: un cometa, una nueva estrella, un astro milagroso, una conjunción triple. Conviene aclarar: aquí no nos interesa la astrología, sino la astronomía. Astrología es el tratado de los astros, que en otro tiempo se creyó que servía para pronosticar sucesos por la situación y aspecto de los planetas. Astronomía es la ciencia de los astros, principalmente en lo que se refiere a las leyes de sus movimientos. Aquí hablamos de astronomía y, también, de las señales que acompañan el nacimiento de Jesús.
  3. El astrónomo alemán Johannes Kepler (1571-1630) hizo una hipótesis sobre el verdadero año del nacimiento de Cristo (De Iesu Christi servatoris nostri vero anno natalitatis, Frankfurt, 1606; también, De vero anno quo aeternus Dei filius humanam naturam in utero benedictae virginis Mariae assumpsit, 1614; ver R. Hennig, Grandes enigmas del universo, Plaza y Janés, Esplugues de Llobregat, 1971, 154-164). Cristo habría nacido unos años antes de nuestra era, coincidiendo con una triple conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis. Hoy es un hecho constatado: una conjunción semejante se dio el año 7 antes de Cristo. El calendario cristiano contiene un error de cálculo (7 años). En un planetario se puede reproducir el fenómeno astronómico. El planetario de Madrid lo hizo en el programa titulado En torno a una estrella (Ya, 12-4-1987). Las conjunciones planetarias son el resultado del acercamiento aparente de varios planetas en el cielo. Dos planetas están en conjunción cuando, observados desde la Tierra, se hallan en la misma longitud celeste. Es algo que se puede contemplar a simple vista.
  4. El relato de los magos se entiende mejor si se tiene en cuenta este texto bíblico al que se alude: "Tres veces al año se presentarán todos tus varones ante el Señor tu Dios, en el lugar elegido por él: en la fiesta de los Ázimos, en la fiesta de las Semanas, y en la fiesta de las Tiendas. Nadie se presentará al Señor con las manos vacías; sino que cada cual ofrecerá el don de su mano" (Dt 16,16-17). El fenómeno de la estrella coincide con las principales fiestas judías, las tres fiestas de peregrinación a Jerusalén: Pascua, Pentecostés y Tiendas. Es de suponer que los magos (sabios, astrónomos) fueran, como el profeta Daniel (Dn 4,6), judíos de la diáspora, no gentiles. Sólo unos creyentes judíos podían percibir la señal que les ponía camino de Jerusalén. Para los demás no dejaba de ser un fenómeno más. Sólo unos creyentes judíos podían verse aludidos por el texto bíblico de las tres fiestas de peregrinación.
  5. La aparición de Júpiter y Saturno en Piscis el año 7 antes de Cristo tuvo lugar el 12 de abril. La conjunción se repitió tres veces con puntos de culminación el 29 de mayo, el 3 de octubre y el 4 de diciembre, coincidiendo con fiestas judías de peregrinación: Pascua (aparición de Júpiter y Saturno en Piscis, 12 de abril), Pentecostés (primera conjunción, 29 de mayo), fiesta de las Tiendas (segunda conjunción, 3 de octubre), camino de Belén (tercera conjunción, 4 de diciembre). El relato habla de forma sencilla y popular de “estrella”. Con la segunda conjunción, los magos se ponen en camino. El viaje podía durar mes y medio en aquella época, siguiendo las rutas comerciales, la del Éufrates o la del desierto.
  6. Según el relato, los magos llegan a Jerusalén preguntando: "¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Hemos visto salir su estrella y venimos a rendirle homenaje". La actitud de los magos es un gesto de reconocimiento (Is 60,1-6; Sal 72). La pregunta de los magos sobresaltó a Herodes, el rey extranjero (y usurpador) puesto por los romanos. Menudo problema: el rey de los judíos no ha nacido en su casa, sino en otra parte. Herodes "convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Mesías. Ellos le dijeron: En Belén de Judá, porque así está escrito por medio del profeta (Miq 5,1). Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: “Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo para ir yo también a rendirle homenaje" (Mt 2,4-6).
  7. Los magos se ponen camino de Belén y aparece de nuevo la señal: "Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría" (Mt 2,10). Se produce la tercera conjunción. Jesús pudo nacer en torno al 4 de diciembre del año 7 a.C. El astrónomo vienés Konradin Ferrari d’Occhieppo (1907-2007) propone el 15 de septiembre. Algunos afirman que Jesús no pudo nacer en diciembre, porque los pastores “dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño” (Lc 2,8). Sin embargo, la traducción no es buena. El original griego dice que los pastores “estaban vigilando y guardando las vigilias de la noche sobre su rebaño”. No dice “al raso”, “al aire libre”. Como Belén está al sur de Jerusalén (8 kilómetros), la nueva conjunción se encuentra delante y encima de ellos. "Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le rindieron homenaje; abrieron luego los cofres y le ofrecieron regalos” (Mt 2,11) En su viaje de peregrinación, como dice el texto bíblico, no van “con las manos vacías” (Dt 16,16), “le ofrecieron regalos”. Además, “avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, volvieron a su país por otro camino" (Mt 2,12).
  8. Los magos van de señal en señal y preguntando. Acogen las señales y, también, la información que, por diversos caminos, les llega. Por supuesto, siempre con discernimiento. Un detalle importante: “le rindieron homenaje”. Desde una posición dogmática posterior, muchos traducen: “Lo adoraron”. Sin embargo, al “rey de los judíos”, al Mesías, al Cristo, se le rinde homenaje, se le reconoce como tal, no se le adora. Lo dice Jesús: “Al Señor, tu Dios adorarás, y a él solo darás culto” (Mt 4,10).
  9. Los magos perciben en su trabajo una señal, una señal dada en lo alto del cielo: “Gloria a Dios en las alturas” (Lc 2,14). Dios pone el universo al servicio de la manifestación de Jesús. Una tablilla en caracteres cuneiformes, que fue dada a conocer por P. Schnabel en 1925 (Zeitschr.f.Assyriologie, vol.2 n.F., 66) y que se encuentra en el museo estatal de Berlín, revela que la conjunción fue observada en la escuela de astronomía de Sippar, antigua ciudad de Babilonia. En tiempo de Jesús había en Mesopotamia una importante colonia judía.  Por lo que se refiere al censo (Lc 2,1-2), según el Monumentum Ancyranum (de Ancyra, hoy Ancara), Augusto ordenó hacer tres veces el censo de ciudadanos romanos.
  10. A finales del siglo I, el historiador judío Josefo habla de un movimiento mesiánico muy vivo el año 6 a.C., indicando que Herodes castigaba con medidas drásticas a todos aquellos que expresaban su esperanza en la liberación del pueblo judío de la dominación romana (Antigüedades judías, XVII,44ss). Habla también del rumor popular de que Dios había decidido acabar con el dominio de Herodes, pues una señal divina había anunciado la venida de un caudillo nacional judío (Guerra judía, I,17; ver Is 9,1-6; M.J. Lagrange, L'Evangile selon S. Mathieu, Paris, 1927). El escritor pagano Macrobio, hacia el 400 d.C., recoge una alusión de Augusto a su contemporáneo Herodes, que había ordenado matar a todos los niños de dos años para abajo (Saturnalia, V,2).
  11. La celebración del nacimiento de Cristo el 25 de diciembre (desde el siglo IV) parece responder a una cristianización de la fiesta romana del Sol, que se celebraba en el solsticio de invierno. Asimismo, el calendario cristiano fijado por el monje Dionisio 500 años después (hacia el 525) contiene un error de cálculo (7 años). El rey Herodes el Grande murió el año 4 a.C.
  12. El sabio judío Maimónides escribió hacia el año 1170 d.C. que los judíos tenían el convencimiento de que el Mesías surgiría cuando se produjera una conjunción de los planetas Saturno y Júpiter en el signo de Piscis. La misma tradición recoge el rabino Isaac Abarbanel (1437-1508). Simeón, jefe del levantamiento judío contra la dominación romana en los años 132-135 d.C., fue llamado "bar kochba" (hijo de la estrella), en referencia al pasaje: "Avanza la estrella de Jacob" (Nm 24,17).
  13. San Lucas relata el mismo acontecimiento de otro modo. No habla de magos: la palabra tenía (y tiene) connotaciones negativas (Dt 18,11-12). Habla de ángeles, mensajeros de Dios, y de pastores, que en la comarca vigilaban y guardaban por la noche su rebaño: Se les presentó el ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz...El ángel les dijo: No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: Gloria a Dios en las alturas" (Lc 2,8-14; ver Sal 19; Ez 1; Hb 1,6). Los pastores "dieron a conocer lo que les habían dicho de aquel niño" (2,17). Se cumple el salmo 110: "Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré como rocío, antes de la aurora".
  14. Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor. Movido por el espíritu, Simeón fue al templo. Aunque el misterio de Jesús le desbordara, tuvo conciencia de estar delante del Mesías: "Ahora, Señor, según tu palabra, puedes dejar que tu siervo se vaya en paz, porque mis ojos han visto tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos" (Lc 2,29-32). Sus padres "estaban admirados de lo que se decía de él" (2,33; ver 2,19). Simeón dijo a María: "Será una bandera discutida, y a ti una espada te atravesará el alma" (2,34-35).
  15. Benedicto XVI, en su libro La infancia de Jesús (Planeta, Barcelona, 2012), tomó posición sobre el fenómeno de la estrella. A propósito de la pregunta: ¿Qué tipo de estrella era?, dice el Papa, "exégetas de renombre, como Rudolf Pesch, opinan que esta cuestión tiene poco sentido", "se trataría sólo de un relato teológico, que no debería mezclarse con la astronomía". Sin embargo, "sería un error rechazar a priori esta pregunta remitiéndose a la naturaleza teológica de la historia", "Johannes Kepler (+1630) adelantó una solución que sustancialmente proponen también los astrónomos de hoy", "la gran conjunción de Júpiter y Saturno en el signo de Piscis en los años 7-6 a.C. parece un hecho constatado" (pp. 103-104), "el mismo (Jean) Daniélou llega a la convicción de que se trata de acontecimientos históricos, cuyo significado ha sido teológicamente interpretado por la comunidad judeocristiana y por Mateo. Por decirlo de manera sencilla: ésta es también mi convicción" (p. 123).

           * Diálogo: ¿Hay que recuperar el fondo histórico del evangelio de la infancia?, ¿acogemos las señales que acompañan el nacimiento de Jesús?, ¿hemos visto su estrella?, ¿vamos de señal en señal y preguntando?