En el principio era la palabra
 

- DESAFIO FRONTAL
Persecución bestial


1. Juan ve en el cielo lo que está pasando en la tierra: desafío frontal, persecución bestial. "Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz" (Ap 12,1-2). La mujer es “bella como la luna, refulgente como el sol” (Cc 6,10), el sol, la luna y doce estrellas la rodean (Gn 37,9), es enemiga del mal: “Enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje, él te aplastará la cabeza, mientras tú acechas su calcañar” (Gn 3,15). La mujer está dando a luz (Jn 16,21) con “dolores de parto” (Mt 24,8; Mi 4,10), es la “Jerusalén de arriba”, “nuestra madre” (Ga 4,26). En la foto, moneda de Nerón.
2. "Y apareció otra señal en el cielo: un gran dragón rojo”. Enemigo de Dios y de su pueblo (Is 27,1), tiene “siete cabezas” (las siete colinas de Roma, también siete emperadores) y “diez cuernos”, diez reyes. Con su cola “arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo” y las precipita sobre la tierra (Dn 8,10). Un tercio de obispos o dirigentes abandona la fe. “El dragón se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto le diera a luz. La mujer dio a luz un hijo varón (Is 66,7), el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro (Sal 2,9) y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono”. El dragón creyó haberlo aniquilado, pero el hijo está con Dios y en su trono. La mujer huye al desierto (Ap 12,3-6) mientras dura la persecución (años 64-67). Dice el historiador romano Tácito: “Con el fin de extirpar el rumor (de que el incendio de Roma había sido mandado), Nerón se inventó unos culpables, y ejecutó con refinadísimos tormentos a los que…llamaba el vulgo cristianos”, “una gran muchedumbre” (Anales, XLIV).  
3. La figura de Miguel, que significa: ¿Quién como Dios?, encarna en la historia el desafío frontal lanzado a los poderes del mal. Entonces se entabló una batalla en el cielo: “Miguel y sus ángeles combatieron con el dragón (Dn 10,13; 12,1). También el dragón y sus ángeles combatieron, pero no prevalecieron...Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua, el llamado diablo y satanás, el seductor del mundo entero: fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él” (Ap 12,7-9; Jn 12,31; Gn 3,1-4). Juan oye entonces una fuerte voz: “Ahora ya ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Señor y la potestad de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos… Ellos lo vencieron gracias a la sangre del cordero y a la palabra del testimonio que dieron...Por eso, regocijaos, cielos y los que en ellos habitáis. ¡Ay de la tierra y del mar!, porque el diablo ha bajado donde vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo" (Ap 12,10-12; Za 3,1), el tiempo que dure la persecución, el  adversario, el anticristo. En medio de un golpe de estado, Nerón se suicida el 9 de junio del 68.
4. En situación de éxodo, "se le dieron a la mujer las dos alas del águila grande para volar al desierto (Ex 19,4), a su lugar, lejos del dragón, donde tiene que ser alimentada un tiempo, dos tiempos y medio tiempo” (Dn 7,25), es decir, tres años y medio. Persiguiendo a la mujer, el dragón vomita “un río de agua” para arrastrarla con su corriente. Pero “la tierra vino en auxilio de la mujer: abrió la tierra su boca y tragó el río” (Nm 16,30-34). Entonces “despechado contra la mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús" (Ap. 12,13-17).
5. Nerón visita Grecia en el 67, quizá también Asia Menor. Juan está en pie sobre la arena del mar y ve salir del mar a la bestia que persigue a los santos. Es la bestia política: "Y vi surgir del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas”, “el dragón le dio su poder y su trono" (Ap 13,1-2). La bestia, “cocodrilo en los mares” (Ez 32,2), supera una conspiración en el 65 (“su herida mortal se curó”), reúne la ferocidad de las bestias anteriores (Dn 7,2-7). La tierra entera se postra ante ella diciendo: “¿Quién como la bestia?" (Ap 13,3-4). La persecución es bestial: “El que a la cárcel, a la cárcel ha de ir; el que ha de morir a espada, a espada ha de morir. Aquí se requiere la resistencia y la fe de los santos” (Ap 13,10; Jr 15,2).  
6. La bestia religiosa se pone al servicio de la bestia política: "Vi luego otra bestia que surgía de la tierra y tenía dos cuernos como de cordero (Mt 7,15), pero hablaba como una serpiente (Gn 3,1-5). Ejerce todo el poder de la primera bestia en servicio de ésta, haciendo que la tierra y sus habitantes adoren a la primera bestia...Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se hagan una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la bestia o con la cifra de su nombre. ¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la bestia, pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666" (Ap 13,11-18). En hebreo las letras nrwn qsr (Nerón César) dan esa cifra: n50 + r200 + w6 + n50 + q100 +s60 + r200 = 666. Según Clemente Romano, “por envidia y emulación” fueron martirizados Pedro y Pablo, a ellos se agregó “una gran muchedumbre” (Carta a los Corintios, V-VI). En abril de 1984 se establece entre EEUU y el Vaticano, entre Reagan y Wojtyla, “una de las más grandes alianzas secretas de todos los tiempos”, dice Richard Allen, que fue consejero de seguridad del presidente Reagan (El día de la cuenta, 376). ¿Es esto lo que debe hacer un Papa? ¿Debe ser amigo de fieros dictadores?
7. Frente a los que siguen a la bestia están los que siguen al cordero: “Seguí mirando, y había un cordero, que estaba en pie, sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que llevaban escrito en la frente el nombre del cordero y el nombre de su padre” (Ap 14,1). ¿Son muchos o pocos? Cuando Elías, desanimado, se queja ante Dios de que “han dado a muerte a tus profetas” y de “quedarse solo”, le dice el Señor: “Me he reservado siete mil hombres que no han doblado la rodilla ante Baal” (1 R 19,18). También Juan recibe la palabra de que habrá un resto: el resto que se salve (2 R 19,30-31). En el monte Sión Dios reina por medio de Cristo (Sal 2).
8. Juan oyó un ruido que venía del cielo, cantaban un cántico nuevo, el cántico del cordero: “Nadie podía aprender el cántico fuera de los ciento cuarenta y cuatro mil rescatados de la tierra”. Los rescatados son “vírgenes”, no han fornicado con la prostituta (Ap 18,3), “siguen al cordero”, son “como primicias” para Dios y para Cristo, “en su boca no se encuentra mentira, no tienen tacha” (14,2-5). Luego Juan ve a otro ángel que volaba por el cielo y tenía una buena nueva que anunciar a los que están en la tierra. Decía con fuerte voz: “Temed a Dios y dadle gloria porque ha llegado la hora de su juicio”. Y un segundo ángel le seguía diciendo: “Cayó, cayó la gran Babilonia, la que dio a beber a todas las naciones el vino del furor”. Un tercer ángel decía con fuerte voz: “Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o en su mano, tendrá que beber también del vino del furor de Dios”. Luego Juan oye una voz que dice: “Escribe: Dichosos los muertos que mueren en el Señor. Desde ahora, sí –dice el Espíritu-, que descansen de sus trabajos, porque sus obras los acompañan" (14,2-13; 15,1; Is 57,1-2).
9. La siega es el juicio de los elegidos. Juan ve “una nube blanca, y sobre la nube sentado uno como hijo de hombre, que llevaba en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz afilada. Luego salió otro ángel gritando con fuerte voz al que estaba sentado en la nube: Mete tu hoz y siega, porque ha llegado la hora de segar” (Ap 14,14-16). El hijo del hombre juzga a las naciones y separa a los unos de los otros (Mt 25,31-32). La vendimia es el juicio de los malvados. Otro ángel, que tenía también una hoz afilada, recibe esta orden del ángel que tiene poder sobre el “fuego”, símbolo del juicio: “Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra”, “el ángel metió su hoz en la tierra y vendimió la viña de la tierra y lo echó todo en el gran lagar del furor de Dios. Y el lagar fue pisado fuera de la ciudad y brotó sangre del lagar hasta la altura de los frenos de los caballos en una extensión de mil seiscientos estadios” (Ap 14,17-20; Is 63,1-6).
10. Siete plagas con las siete copas (Ap 15,1 y 7) desestabilizan al poder opresor (Sb 16,17 y 24). Primera copa: úlcera mala y fea (Ex 9,8-11). Segunda copa: contaminación del mar. Tercera copa: contaminación de las aguas (Ex 7,14-24). Cuarta copa: un sol abrasador. Quinta copa: el reino de la bestia queda en tinieblas (Ex 10,21-23). Sexta copa: el río Eufrates se seca, facilitando el camino a los ejércitos persas. El dragón, la bestia y el falso profeta echan por la boca "sapos" (Ex 8,2-4) y convocan a los reyes de la tierra a la gran batalla en Armaguedón, el lugar del desastre (2 R 23,29). Cada imperio tiene el suyo. Séptima copa: "relámpagos, fragor, truenos y un violento terremoto", la gran ciudad se parte en tres, los malvados blasfeman (Ap 16,1-21; Ex 9,22-25). El “terremoto” (quizá el incendio) destruye la ciudad (Ap 11,13; 18,8).

* Diálogo: ¿Se da hoy desafío frontal y persecución bestial? ¿La bestia religiosa se pone al servicio de la bestia política? ¿Recibimos como buena noticia el juicio de Dios?