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Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres (Hch 5, 27-41). Cambiaste mi luto en danza (Sal 30). Al que se sienta en el trono y al cordero (Ap 5, 11-14). Arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres (Jn 21, 1-19)