En el principio era la palabra
 

VUELVE EL ENIGMA ORLANDI

Abrid esa tumba

 

Se pensó que los huesos de Emanuela Orlandi podían estar en una dependencia de la nunciatura italiana de Roma. Sin embargo, a finales de noviembre no se volvió a hablar del asunto. Ahora vuelve el enigma Orlandi. El pasado 25 de febrero, los familiares de Emanuela han enviado una carta al Secretario de Estado Pietro Parolin, donde piden al Vaticano: “Abrid esa tumba en el cementerio teutónico”.

El cementerio teutónico se encuentra dentro del Vaticano, junto al Aula Pablo VI. Apoyada en una pared del cementerio se encuentra la estatua de un ángel que tiene abajo un folio con el lema latino: “Requiescat in pace”, “descanse en paz”. Llama la atención: el lema está en singular. En tierra hay una losa dedicada a la princesa Sofía y al príncipe Gustavo von Hohenlohe, que en 1857 fue nombrado arzobispo por el papa Pío IX.

El pasado verano, con la foto de la tumba, fue enviada a la abogada de la familia Orlandi, Laura Sgrò, una carta que decía: “Buscad donde indica el ángel”, es decir, abajo, en la tumba. “Enseguida nos movimos, dice la abogada, y constatamos que cotidianamente sobre aquella lápida se depositan flores y se encienden luces en señal de piedad hacia Emanuela Orlandi. ¿Es posible que una tumba de 1857 sea hoy objeto de devoción?” (La Stampa, 4-3-2019).

Se hicieron  indagaciones sobre el lugar y se descubrió que la tumba ha sido abierta al menos una vez y que la datación de la estatua es diversa de la de la losa. Sobre todo, se ha verificado que “algunas personas habían sido informadas de la posibilidad de que los restos de Emanuela Orlandi hubieran sido ocultados en el cementerio teutónico” y que “varias personas desde hace años suelen depositar flores en señal de piedad con Orlandi que estaría sepultada allí”. “En cualquier caso, escribe la abogada, se pide la apertura de la tumba con la presencia de la que suscribe, de un representante de la familia Orlandi y de nuestro consejero técnico, el doctor Giorgio Portera” (Corriere della Sera, 6-3-2019). 

Si son ciertas las indagaciones realizadas en el lugar, si la tumba ha sido abierta al menos una vez,  si la datación de la estatua es diversa de la de la losa, si el lema de la estatua está en singular: “descanse en paz”, ¿a quién va dirigido el lema funerario?, ¿a quién se refiere?, ¿acaso a los príncipes alemanes?, ¿a otra persona allí enterrada?, ¿por qué no aparece su nombre?

El director interino de la Sala de Prensa del Vaticano, Alessandro Gisotti, manifiesta al respecto: “Puedo confirmar que la carta de la familia de Emanuela Orlandi ha sido recibida por el cardenal Pietro Parolin y que ahora serán estudiadas las peticiones hechas en la carta”. “El papa Francisco, afirma la abogada de la familia Orlandi, debe hacer luz también sobre esta historia que tiene conos de sombra terribles. Creo que las cosas deben ser hechas también para excluirlas” (Il Messaggero, 4-3-2019).

En el caso de los huesos de la nunciatura, según el comunicado vaticano, los Superiores de la Santa Sede “informaron de inmediato a las autoridades italianas para las investigaciones apropiadas y la colaboración necesaria en el asunto” (Zenit, 30-10-2018). Sin embargo, la agencia italiana de noticias ANSA publicó un elemento que cuestiona la transparencia vaticana: “Los huesos, dicen dos fuentes distintas y cualificadas, no fueron encontrados en la jornada del lunes 29 de octubre en el sótano de la casa del guarda de la Nunciatura cuando por la tarde fue avisada la policía italiana, sino 72 horas antes, es decir, en la jornada del viernes 26 de octubre. Lo que haya sucedido en esos tres días sólo el Vaticano lo puede decir” (ANSA.it, 7-11-2018).

En esas circunstancias, ¿qué podían hacer las autoridades italianas?, ¿dónde queda la transparencia vaticana?, ¿para qué seguir hablando del asunto? Ahora, dice el portavoz vaticano, “serán estudiadas las peticiones hechas en la carta”. Sin embargo, vuelve a suceder lo mismo: si no se actúa “de inmediato” y con todas las garantías, lo que suceda después sólo el Vaticano lo puede decir.

Nuevos datos: “Aquella carta anónima que recibimos, dice Pietro Orlandi, no es más que la confirmación de otros informes que habíamos recibido en los meses precedentes”, “informes que nos han llegado de fuentes internas al Vaticano y sobre todo no anónimas, por esto enviamos instancia escrita a la Secretaría de Estado vaticana. Y no es la primera instancia que presentamos, es la tercera y hasta hoy no hemos recibido aún respuesta a ninguna de las tres. Todo esto confirma que el Vaticano no quiere colaborar en la búsqueda de la verdad. Nosotros sabemos hace tiempo de esta tumba en el cementerio teutónico donde podría estar mi hermana, por ello pedimos una investigación interna, una pequeña colaboración, también reservada, para entender por qué estas personas nos han informado qué Emanuela  está sepultada en ese camposanto. Obviamente, pedimos abrir la tumba”.

“En la última instancia también hemos reiterado la necesidad de oir a algunos cardenales que viven aún y saben qué fin ha tenido Emanuela. Entre ellos está monseñor Piero Vergari que, siendo rector de la basílica de San Apollinare, se ocupó de dar al ex boss de la Banda de la Magliana Enrico de Pedis la inusual sepultura en la cripta de la misma basílica. Pero mira qué extraña coincidencia, en ese cementerio, entre las diversas personas que pueden ser enterradas allí, están también aquellas de la confraternidad que tiene la sede en ese camposanto. ¿Y quién forma parte de esa confraternidad? Precisamente don Vergari que en el pasado fue también investigado por el secuestro de Emanuela”.

“Y quizá no sea casualidad, añade Pietro, que la historia de los huesos descubiertos en la Nunciatura Apostólica de Italia, haya salido después de que la abogada Sgrò hubiera anunciado al vaticano nuestra intención de presentar instancia escrita por la tumba en el cementerio teutónico. De hecho, la historia de la Nunciatura ha ralentizado todo en este otro frente. Está claro que tras la desaparición de Emanuela hay un fuerte entramado entre Estado, Iglesia y criminalidad”, “recuerdo que cerca de un mes después de la desaparición de mi hermana, hubo un claro acuerdo entre la Presidencia del Consejo y el Vaticano en relación a la desaparición de Emanuela en orden a ‘no abrir esa brecha que difícilmente se podrá cerrar’. Está claro que sabían lo que había pasado y era algo que había que proteger, mantener oculto para siempre” (affaritaliani.it, 8-3-2018).

En los diversos enigmas que marcan el pontificado de Wojtyla se constata la misma actitud, el intento de poner una losa sobre la búsqueda de la verdad: la extraña muerte de Juan Pablo I, el escándalo IOR-Ambrosiano, el atentado que sufrió el propio Juan Pablo II, el asesinato de Calvi, la desaparición de Emanuela, el triple crimen de la Guardia Suiza, el tráfico internacional de armas y de drogas cuyos principales imputados, según el juez Palermo, están implicados en los asuntos Calvi-Ambrosiano y en el atentado contra el papa Wojtyla (El día de la cuenta, 259).

11 de julio de 2019. La sorpresa es total. La tumba de Sofía von Hohenlohe (+1836) y de su marido Gustavo, el príncipe cardenal (+1896) está vacía. También está vacía la tumba adyacente de Carlota Federica (+1840), abierta por decisión del Promotor de Justicia vaticano Gian Piero Milano. ¿Acaso nadie sabe en el Vaticano lo que hay y lo que pasa en el cementerio teutónico? Según Laura Sgrò, abogada de la familia Orlandi, “debajo de una de las tumbas hay una construcción en cemento armado. Giorgio Portera, perito de la familia, añade que la construcción es “bastante reciente”, “incompatible con una sepultura del siglo XIX”.

Según Pietro Orlandi, “nos basábamos no sólo en las indicaciones de una carta anónima”, “desde 2017, tenemos indicaciones internas al Vaticano que nos señalaban allí como lugar de sepultura de Emanuela” (Blitz, 12-7-2019). Como afirma Giovanni Malerba, profesor de la Universidad de Verona, “las inspecciones tienen que ser por sorpresa y no anunciadas, porque si alguno ha querido que desaparecieran los rastros, tuvo todo el tiempo del mundo”.

Según la testigo Sabrina Minardi, que fue amante de Enrico de Pedis, Emanuela fue “asesinada y echada en una hormigonera” (Repubblica, 23-6-2008). ¿A nadie en el Vaticano se le ha ocurrido buscar en la construcción de cemento armado? El magistrado Giancarlo Capaldo afirma lo siguiente: “Algunos de la Banda de la Magliana saben lo que sucedió. Creo que De Pedis y los otros personajes indicados por Sabrina Minardi han tenido un papel en el asunto Orlandi”, (MeteoWeb, 12-7-2019).

El sábado día 13 de julio, el portavoz vaticano Alessandro Gisotti informó que “se habían identificado dos osarios situados bajo el pavimento de una zona en el interior del Pontificio Colegio Teutónico cubierta por una boca de tormenta”, es decir, por un desagüe. Agregó que “inmediatamente se selló la zona y se la abrirá el 20 de julio en presencia de los peritos forenses”.  Con fecha 20 de julio han comenzado los análisis de los dos osarios: “No esperábamos tantos huesos. Se han encontrado miles de huesos, así que imaginamos que corresponden a docenas de personas”, dice Giorgio Portera, perito de la familia Orlandi (La Nación/El Mundo, 20-7-2019).

Jesús López Sáez

Marzo-julio 2019.