En el principio era la palabra
 
- EL CANTAR DE LOS CANTARES
El amor soñado por Dios

1.- El Cantar de los Cantares es el mejor de los cantares. Ha sido atribuido a Salomón, pero el autor podría ser otro. Se encuentran paralelos en antiguos cantos egipcios. En el sínodo judío de Jamnia (a finales del siglo I d.C.) se discutió sobre la santidad del Cantar. El rabino Akiba zanjó la cuestión diciendo: “En Israel nadie lo ha puesto en tela de juicio, como si manchara las manos”, “todos los escritos sagrados son santos, pero el Cantar es sacrosanto”. La tradición cristiana lo ha asumido como inspirado. Canta el amor soñado por Dios.
2.- Durante siglos, se le ha dado al Cantar una interpretación alegórica, espiritual. Se ha aplicado a la relación entre Dios y su pueblo. Se dice en la Biblia: “Yo te desposaré conmigo para siempre” (Os 2,21). Se ha aplicado a Cristo, que se hace “una sola carne”con la Iglesia: “Gran misterio es éste, dice San Pablo, yo lo digo de Cristo y de la Iglesia” (Ef 5,32). "El que tiene a la esposa es el esposo", afirma Juan el Bautista (Jn 3,29). En una boda, en la boda de Caná, Jesús da comienzo a sus señales (Jn 2,11). El Apocalipsis  celebra "las bodas del Cordero" (Ap 19,7). Según los casos, la esposa es María, la Iglesia, la humanidad, el alma.
3.- El Cántico de San Juan de la Cruz se inspira en el Cantar: son "canciones entre el alma y el esposo", “el orden que llevan estas canciones es desde que un alma comienza a servir a Dios hasta que llega al último estado de perfección, que es matrimonio espiritual”, "los dichos de amor es mejor dejarlos en su anchura para que cada uno de ellos se aproveche según su modo y caudal de espíritu, que abreviarlos a un sentido a que no se acomoda todo paladar". La poesía del Cántico parece insuperable. Muchas estrofas las compuso fray Juan en la cárcel de Toledo, entre diciembre de 1577 y agosto de 1578. Tenía 35 años. Estando en la cárcel y comenzando a cantar aquella canción: "Adónde te escondiste, Amado” le pareció que le había hablado Dios y le había dicho: “Aquí estoy contigo. Yo te libraré de todo mal”. Esto le consoló tanto que “le parecía estaba en la gloria”. La víspera de su muerte, el prior del convento comenzó a leerle la recomendación del alma, pero le dijo fray Juan: “Dígame, padre, de los Cantares, que eso no es menester”. El Cántico no se publicó en Madrid hasta 1630.
4.- Son muchos los que dan al Cantar una interpretación literal. En este sentido, el Cantar celebra el amor humano tal cual Dios lo ha querido entre hombre y mujer: “Creó Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, hombre y mujer los creó” (Gn 1,27). Es absurdo pensar que Dios no tiene nada que ver con el amor humano: “Saetas de fuego sus saetas, una llama del Señor” (Cc 8,6). El proyecto original de Dios es hacer de marido y mujer "una sola carne" (Gn 2,24). El Cantar tiene un mensaje capaz de entusiasmar a los jóvenes: "A zaga de tu huella, / los jóvenes discurren el camino / al toque de centella, / al adobado vino, / emisiones de bálsamo divino" (Cántico, 25; segunda redacción, códice de Jaén).
5.- Obviamente, el Cantar es un conjunto de poemas de amor. Canta quizá algo que desborda, “el camino del hombre en la doncella” (Pr 30,19) o, mejor, el camino de ambos, las vicisitudes de su amor: el deseo, la atracción, la mirada, la figura, las dificultades, la búsqueda, encuentros y desencuentros,  interrogantes y dudas, la cita en secreto, la boda, la unión, el consentimiento, la fidelidad. ¿Quién es ella? Ella es la Sulamita (Cc 7,1), quizá de la ciudad palestina de Sunem, hoy Solem. ¿Quién es él? No se sabe bien: un pastor (1,7), un rey (7,6), Salomón (3,7-11). Los poemas se presentan sin orden aparente. Veamos algunas secuencias, estableciendo una comparación entre el Cantar y el Cántico. El orden de las estrofas del Cántico fue totalmente cambiado. Aquí las citamos siguiendo el códice de Jaén.
6.- El deseo, la atracción. En el Cantar: “Que me bese con besos de su boca! Mejores son que el vino tus amores, mejores al olfato tus perfumes, ungüento derramado es tu nombre, por eso te aman las doncellas. Llévame en pos de ti, corramos” (1,14), “ah, si tú fueras un hermano mío, amamantado a los pechos de mi madre. Podría besarte, al encontrarte fuera, sin que me despreciaran. Te llevaría, te introduciría en la casa de mi madre, y tú me enseñarías. Te daría a beber vino aromado, el licor de mis granadas” (8,1-2).
7.- En el Cántico: “¡Oh cristalina fuente, / si en esos tus semblantes plateados / formases de repente / los ojos deseados / que tengo en mis entrañas dibujados!” (12), “mil gracias derramando / pasó por estos sotos con presura / y, yéndolos mirando, con sola su figura / vestidos los dejó de su hermosura” (5). “Y todos cuantos vagan / de ti me van mil gracias refiriendo, / y todos más me llagan, / y déjame muriendo / un no sé qué que quedan balbuciendo” (7).
8.- La mirada, la figura. En el Cantar: “¡Qué bella eres, amada mía, qué bella eres! Palomas son tus ojos... Antes de que sople la brisa del día y se huyan las sombras, me iré al monte de la mirra, a la colina del incienso. ¡Toda hermosa eres, amada mía, no hay tacha en ti! Ven del Líbano, novia mía... Me robaste el corazón, hermana mía, me robaste el corazón con una mirada tuya" (4,1-9), “tu cuello como torre de marfil...y tu melena, como la púrpura, un rey en esas trenzas está preso” (7,5-6).
9.- En el Cántico: “Cuando tú me mirabas, / su gracia en mi tus ojos imprimían; / por eso me adamabas, / y en eso merecían / los míos adorar lo que en ti vían“ (32), “en solo aquel cabello / que en mi cuello volar consideraste; / mirástele en mi cuello/ y en él preso quedaste, / y en uno de mis ojos te llagaste” (31). “descubre tu presencia, / y máteme tu vista y hermosura. / Mira que la dolencia / de amor, que no se cura / sino con la presencia y la figura” (11).
10.- Dificultades, oposición familiar, búsqueda. En el Cantar: “Negra soy, pero graciosa, hijas de Jerusalén...No os fijéis en que estoy morena, es que el sol me ha quemado. Los hijos de mi madre se airaron contra mi, me pusieron a guardar viñas, ¡mi propia viña no guardé! Indícame, amor de mi alma, donde apacientas el rebaño, donde lo llevas a sestear a mediodía, para que no ande yo como errante tras los rebaños de tus compañeros”, “si no lo sabes, ¡oh, la más bella de las mujeres!, sigue las huellas de las ovejas, y lleva a pacer tus cabras junto al jacal de los pastores” (1,5-8). En cierto sentido, la amada es inaccesible: "Huerto eres cerrado, hermana mía", "fuente sellada“ (4,12).
11.- En el Cántico: “No quieras despreciarme, / que, si color moreno en mi hallaste, / ya bien puedes mirarme / después que me miraste, / que gracia y hermosura en mi dejaste” (33), “buscando mis amores iré por esos montes y riberas, / ni cogeré las flores, / ni temeré las fieras, / y pasaré los fuertes y fronteras” (3), “pastores los que fuerdes / allá por las majadas al otero, / si por ventura vierdes / a aquel que yo más quiero, / decidle que adolezco, peno y muero” (2), “¡oh bosques y espesuras / plantadas por la mano del amado! / ¡Oh prados de verduras / de flores esmaltado, / decid si por vosotros ha pasado!” (4).
12.- Encuentros y desencuentros. En el Cantar: “En mi lecho, por las noches, he buscado al amor de mi alma. Le busqué y no le hallé. Me levantaré, pues, y recorreré la ciudad. Por las calles y las plazas buscaré al amor de mi alma. Le busqué y no le hallé. Me encontraron los centinelas, los que hacen la ronda en la ciudad: ¿habéis visto al amor de mi alma? Apenas los había pasado, cuando encontré al amor de mi alma” (3,1-4), “cuando dormía, mi corazón velaba. La voz de mi amado oí. Abreme, hermana mía, ábreme paloma, que mi cabeza está cubierta de rocío y mis cabellos del relente de la noche...Metió la mano por el agujero de la cerradura, y toda entera me estremecí. Me levanté corriendo, y mis manos destilaron mirra, mirra fluida mis dedos, por el pestillo de la cerradura. Abrí a mi amado, pero no estaba, se había marchado. El alma se me escapó en su huída. Le busqué y no le hallé, le llamé y no me respondió. Me encontraron los centinelas, que hacen la ronda en la ciudad. Me golpearon...Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, si encontráis a mi amado, decidle que estoy enferma de amor” (5,2-8; 2,5).
13.- En el Cántico: “Mas ¿cómo perseveras, / ¡oh vida!, no viviendo donde vives, / y haciendo por que mueras / las flechas que recibes / de lo que del amado en ti concibes?” (8), “apaga mis enojos, / pues que ninguno basta a deshacellos, / y véante mis ojos, / pues eres lumbre de ellos / y sólo para ti quiero tenellos” (10), "¿adónde te escondiste, / amado, y me dejaste con gemido? / Como el ciervo huiste, / habiéndome herido, / salí tras ti clamando ¡y eras ido!” (1), “¡ay!, ¿quién podrá sanarme? / Acaba de entregarte ya de vero. / No quieras enviarme / de hoy más mensajero; ¡que no saben decirme lo que quiero!” (6), “¿por qué, pues has llagado / aqueste corazón, no le sanaste? / Y, pues me le has robado, / ¿por qué así le dejaste / y no tomas el robo que robaste?” (9).
14.- Interrogantes y dudas. ¿Qué tiene de especial?, ¿qué hace?, ¿dónde está? En el Cantar. “¿Qué distingue a tu amado de los otros?", “mi amado es fúlgido y rubio, distinguido entre diez mil” (5,9-10). “¿adónde se fue tu amado, oh la más bella de las mujeres? ¿Adónde tu amado se marchó para que contigo le busquemos?”, “mi amado ha bajado a su huerto, a las eras de las balsameras, a apacentar en los huertos, y recoger lirios. Yo soy para mi amado y mi amado es para mi, él pastorea entre los lirios” (6,1-3).
15.- En el Cántico: “Mi amado, las montañas, / los valles solitarios nemorosos, / las ínsulas extrañas, / los ríos sonorosos, / el silbo de los aires amorosos" (14), “¡detente, cierzo muerto! ¡Ven, austro, que recuerdas los amores, / aspira por mi huerto, / y corran sus olores, / y pacerá el amado entre las flores!” (17), “de flores y esmeraldas, / en las frescas mañanas escogidas, / haremos las guirnaldas, / en tu amor florecidas / y en un cabello mío entretejidas” (30).
16.- Cita en secreto. En el Cantar: “¡La voz de mi amado! Ya viene saltando por los montes, brincando por los collados. Semejante es mi amado a una gacela, a un joven ciervo. Vedle que ya se para detrás de nuestra cerca, mira por las ventanas, atisba por las rejas. Empieza a hablar mi amado y me dice: Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven. Porque mira, ha pasado el invierno, han cesado las lluvias y se han ido. Aparecen las flores en la tierra, el tiempo de las canciones ha llegado...Paloma mía, en las grietas de la roca, en escarpados escondrijos, muéstrame tu semblante, déjame oír tu voz” (2,8-16).
17.- En el Cántico: "Vuélvete, paloma, / que el ciervo vulnerado / por el otero asoma / al aire de tu vuelo, y fresco toma" (13), “gocémonos, amado, / y vámonos a ver en tu hermosura / al monte u al collado, / do mana el agua pura; / entremos más adentro en la espesura" (36), / "Y luego a las subidas / cavernas de la piedra nos iremos / que están bien escondidas, / y allí nos entraremos, / y el mosto de granadas gustaremos” (37), "cazadnos las raposas, / que está ya florecida nuestra viña, / en tanto que de rosas / hacemos una piña,/ y no parezca nadie en la montiña” (16), "la noche sosegada / en par de los levantes de la aurora, / la música callada, / la soledad sonora, / la cena que recrea y enamora" (15), “en la interior bodega / de mi amado bebí, y cuando salía / por toda aquesta vega / ya cosa no sabía, / y el ganado perdí que antes seguía” (26), “allí me dio su pecho; / allí me enseñó ciencia muy sabrosa, / y yo le di de hecho / a mí sin dejar cosa; / allí le prometí de ser su esposa” (27), “pues ya si en el ejido / de hoy más no fuere vista ni hallada, / diréis que me he perdido; / que andando enamorada, / me hice perdidiza, y fui ganada” (29), “la blanca palomica / al arca con el ramo se ha tornado, / y ya la tortolica / al socio deseado / en las riberas verdes  ha hallado” (34).
18.- Boda, unión. En el Cantar. El novio: "¿Qué es eso que sube del desierto cual columna de humo, sahumado de mirra y de incienso?... El rey Salomón se ha hecho una litera de madera del Líbano. Ha hecho de plata sus columnas, de oro su respaldo, de púrpura su asiento; su interior, tapizado de amor por las hijas de Jerusalén. Salid a contemplar, hijas de Sión, a Salomón el rey, con la diadema con que le coronó su madre el día de sus bodas, el día del gozo de su corazón" (3,6-11). La novia: "¿Quién es esa que sube del desierto, apoyada en su amado" (8,5), "¿Quién es esa que surge cual la aurora, bella como la luna, refulgente como el sol, imponente como batallones?” (6,10), "así soy a sus ojos, como quien ha hallado la paz" (8,10).
19.- En el Cántico: “Nuestro lecho florido, / de cuevas de leones enlazado, / en púrpura tendido, / de paz edificado, / de mil escudos de oro coronado” (24), “¡oh ninfas de Judea!, en tanto que en las flores y rosales / el ámbar perfumea, / morá en los arrabales, / y no queráis tocar nuestros umbrales” (18), “a las aves ligeras, / leones, ciervos, gamos saltadores, / montes, valles, riberas, / aguas, aires, ardores / y miedos de las noches veladores” (20), “por las amenas liras / y canto de sirenas, os conjuro, / que cesen vuestras iras / y no toquéis al muro, / por que la esposa duerma más seguro” (21), “en soledad vivía, / y en soledad ha puesto ya su nido / y en soledad la guía / a solas su querido, / también en soledad de amor herido” (35), “allí me mostrarías / aquello que mi alma pretendía / y luego me darías / allí tú, vida mía, aquello que me diste el otro día” (38).
20.- Consentimiento, fidelidad. En el Cantar: “Debajo del manzano te desperté, allí donde te concibió tu madre, donde concibió la que te dio a luz. Ponme cual sello sobre tu corazón, como un sello en tu brazo. Porque es fuerte el amor como la muerte, implacable como el seol la pasión. Saetas de fuego, sus saetas, una llama del Señor. Grandes aguas no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarlo. Si alguien ofreciera todos los haberes de su casa por el amor, se granjearía desprecio” (8,5-7).
21.- En el Cántico: “Entrado se ha la esposa / en el ameno huerto deseado, / y a su sabor reposa, / el cuello reclinado / sobre los dulces brazos del amado" (22), "debajo del manzano, / allí conmigo fuiste desposada, / allí te di la mano, / y fuiste reparada / donde tu madre fuera violada” (23), “el aspirar del aire, / el canto de la dulce filomena,/ el soto y su donaire / en la noche serena, / con llama que consume y no da pena” (39), “mi alma se ha empleado / y todo mi caudal en su servicio. /Ya no guardo ganado / ni ya tengo otro oficio, / que ya solo en amar es mi ejercicio” (28).
* Diálogo: El Cantar de los cantares
- interpretación alegórica, espiritual
- interpretación literal, poemas de amor
- el amor soñado por Dios, capaz de entusiasmar a los jóvenes
- comparación entre el Cantar y el Cántico