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El templo convertido en cueva de bandidos (Mc 11,15-19). Cantaré eternamente las misericordias del Señor (Sal 89).
Dicen: Dios no lo ve, el Dios de Jacob no se entera. El que formó los ojos ¿no ha de ver? (Sal 94).
El necio no halla gusto en la prudencia, sino en manifestar su corazón (Pr 18,2). Encomienda tu camino al Señor, confía en él, y él actuará (Sal 37). Lo que sale del corazón (Mc 7,14-24). Manifiesto dignidad para Valdemingómez (La Cañada). El secreto utilizado. Lamentación por la ruina del templo (Sal 74).
Como árbol plantado junto a la fuente, en año de sequía no deja de dar fruto (Jr 17,5-8). Dichoso el hombre que pone su confianza en el Señor (Sal 1). Los muertos resucitan (1 Co 15,12-20). Dichosos los pobres porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos vosotros cuando os odien, os excluyan y proscriban vuestro nombre como infame por causa del hijo del hombre. ¡Ay de vosotros los ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo! ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas (Lc 6,17-26).