En el principio era la palabra
 

Desde hace tiempo, la Iglesia padece una ausencia alarmante de comunidades vivas. Es, por eso, la tienda de David que está caida y que hay que levantar (Hch 15,16), reconstruyendo su tejido comunitario. Sólo así se renueva profundamente la Iglesia. Sólo así llega a ser lo que está llamada a ser: luz de las gentes.

 


LEVANTARE, LEVANTARE,
LA TIENDA CAIDA DE DAVID,
LEVANTARE, LEVANTARE,
LA TIENDA CAIDA DE DAVID.

Ensancha el espacio de tu tienda,
afirma las clavijas y las sogas,
no te detengas,
extiende las cortinas y las lonas.

El pueblo de Israel anda diciendo
que todavía no llegó la hora,
es el momento,
comiencen los derribos y las obras.

Recuerda quizá alguno entre vosotros
la gloria de mi casa en sus comienzos,
y es como nada
lo que hoy contempla en ella el que está lejos.

Por causa de Sión no he de callar
y por Jerusalén no he de estar quedo,
hasta que brille
su luz como una antorcha entre los pueblos.

Alégrese la estéril que está sola
y nunca conoció dolor de parto,
pues muchos hijos
vendrán y no habrá sitio para tantos.